Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

‘Más allá del jardín’: cómo crear una obra maestra de dos horas

Si hay una serie de animación reciente que merezca todos los premios habidos y por haber, ésa es Over the Garden Wall (Más allá del jardín), obra de Patrick McHale y emitida por Cartoon Network. De hecho, ganó el premio Emmy a la Mejor Animación en 2015. Y ese galardón se queda corto para todo lo que ofrece esta serie.

Pat McHale, que había trabajado como guionista y director creativo en Hora de aventuras, tenía este proyecto en mente desde 2004. En 2006 presentó la idea a Cartoon Network, que para entonces era un especial de Halloween con una temática más adulta. En 2014 su proyecto vio luz verde para poner en marcha una miniserie de diez capítulos que suman aproximadamente 110 minutos en total. Uniendo en una combinación maravillosa todo tipo de influencias (blues del delta, las animaciones Disney de los años 30, las fábulas de Esopo, los números musicales y diversas influencias literarias, desde Dante a Dickens), Más allá del jardín se convierte en una serie para todos los públicos con diferentes niveles de lectura que gustará tanto a los más pequeños como a los adultos. El propio McHale ha declarado en entrevista que, entre sus referencias, figuran los cuentos de Andersen, los grabados de Doré, o el cancionero folk americano más tradicional.

[Es preferible no leer a partir de aquí si no se ha visto la serie entera. Puedes saltar hasta el último párrafo]

Más allá del jardín empieza desde la más salvaje in media res, presentándonos a unos personajes, Wirt y Greg, que yerran por un bosque y no sabemos muy bien por qué, ni de dónde vienen ni quiénes son. Poco a poco irán conociendo a diversos personajes en su camino que nos irán dando pistas, hasta el desenlace final donde se unirán dos planos de realidad que hasta entonces desconocíamos. Sólo hay una constante en ese misterio que envuelve a los personajes: la certeza de una Bestia que ronda el bosque, que los persigue y que todo el mundo teme.

Cada capítulo es una pequeña delicia que explora mundos diferentes, algunos más tenebrosos que otros. En el segundo episodio, por ejemplo, nos encontramos con un ambiente de folk horror en el pueblo de calabazas de Pottsfield que crea una gran tensión que luego se aligera de forma humorística. En el tercer capítulo es inevitable ver referencias a la literatura de Jane Austen o de Charles Dickens, con una escuela de niños y una profesora enamorada de un prometido ausente. En el cuarto episodio, la serie nos sorprende con una metarreflexión sobre los papeles de los propios personajes: cada uno se sabe encasillado en un rol. Casi siguiendo la Morfología del cuento de Propp, los personajes acaban preguntándole a Wirt qué papel tiene él en la obra, qué estereotipo cumple. En el sexto episodio, Wirt y Greg van a bordo de un vapor que viaja por un río en un paisaje que se nos antoja el Mississippi de finales del XIX y el de los libros de Mark Twain, para derivar en una onírica persecución de los personajes.

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La serie va aumentando en intensidad, humor y fantasía para frenar en seco un epílogo final, que le da una vuelta de calcetín a la serie para dotarla de sentido auténtico. Ahí es donde vemos la grandeza de lo que McHale nos ha ido contando desde el principio.

[Continúa la lectura en modo seguro]

El tono cambiante de la serie, la delicadeza con la que están tratados los personajes, el carisma que despliega la ambientación de cada uno de los capítulos, el esfuerzo puesto en los números musicales de cada episodio que hacen que el conjunto tenga una banda sonora deslumbrante (dos palabras tan sólo: patatas y melaza), el límite en el que camina la trama entre lo onírico y lo pesadillesco, lo bien que conjuga las temáticas para que tanto adultos y pequeños reconozcan en la serie un buen producto… Todo ello contribuye para crear una pequeña joya de orfebrería, una serie que supera cualquier intención básica inicial. Más allá del jardín va más allá, valga la redundancia, de ser una simple serie de animación: es literatura viva, es música animada, es un viaje de autodescubrimiento, una serie que superará la prueba del tiempo para convertirse en cinta de culto con los años. Ya lo veréis.

 

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