Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

«El joven Sheldon»: episodio 17, temporada 3

En el decimoséptimo episodio de la serie, titulado «An Academic Crime and a More Romantic Taco Bell», muchos profesores universitarios pueden verse reflejados (y no pienso en nadie en particular, ejem, ejem…). Si se tratara de otro niño, resultaría raro este comentario que acabo de hacer, ya que en esta trama de estudios superiores, donde, lógicamente, solo suelen participar adultos, se encuentra involucrado nuestro protagonista, que no llega en edad ni a adolescente. Y es que, dadas sus dotes intelectuales, los profesores universitarios -en este caso concreto, el Dr. Sturgis- cuentan con él para revisar sus trabajos de investigación antes de enviarlos a publicar. De hecho, se demuestra que pueden confiar en el pequeño Sheldon como revisor, dado que descubre un fallo importante -relacionado con la masa de neutrinos-  en el ensayo de su hasta ahora amigo y casi colega, el Dr. Sturgis.

Pero su espíritu infantil se deja notar en el hecho de que da por hecho que, por esa “detección” de error, va a aparecer en los créditos de la futura publicación del profesor. Éste, sorprendido por esta inferencia automática y rotunda del pequeño, le explica que no tiene derecho a ello -aunque incluso accede en reconocer su contribución en una nota al pie del trabajo-, ya que el trabajo al completo ha sido desarrollado por él, mientras que la única contribución de Sheldon ha sido al detectar un error. Pero para el protagonista de la serie, su colaboración ha sido fundamental para que el trabajo sea correcto, de modo que insiste en su coautoría. Para ello, no duda en contactar incluso a diferentes personalidades universitarias -entre ellos el Dr. Linkletter-, acusando al Profesor Sturgis de fraude académico, concretamente, de plagio. (sorprendido su reacción después de haber ido viendo cuánto valoraba su amistad a lo largo de tantos episodios…) Éste, responde a su traición prohibiéndole que siga asistiendo a sus clases en la Universidad.

Por otra parte, Mary, encargada de comprar los trofeos que habrán de entregarse a los jugadores de béisbol al final de la temporada, se sorprende y se molesta al descubrir que todos tienen un niño jugador de béisbol y ninguno muestra a una chica. De ello se queja al borde vendedor de trofeos, Ralph, interpretado por Louie Anderson. A mí, como espectadora, lo que me ha extrañado es la reacción de Mary, dado que, según muestra la serie, en aquella época realmente no era tan frecuente que las chicas practicaran este deporte como para que existieran incluso trofeos representándolas. De hecho, como hemos comentado en entradas anteriores, Missy tuvo muchas dificultades para ser admitida en el equipo, por lo poco habitual que parece ser que esto era todavía. El caso es que Mary, que se muestra en este episodio muy concienciada con la igual entre sexos, decidida a que su niña tenga un trofeo femenino, como ella cree que merece, fabrica uno a su medida. Su intención era la mejor, la de satisfacer a su niña, pero se equivocó, según le hace saber la propia Missy -después de agradecerle el detalle, eso sí- al decirle que prefería un trofeo convencional -y más evidente lo hace cuando lo hace explotar. La verdad es que el resultado mueve a la risa: la pobre madre decapitó una de las Barbies de su hija, así como al niño del trofeo para intercambiar sus cabezas. Aunque cubrió de dorado debidamente a su particular monstruo de Frankenstein, el resultado no puede sino movernos a la risa.

Mientras tanto, Georgie, que presenta nueva novia, Jana (interpretada por Ava Allan), demuestra no poder olvidarse de su anterior amor, Verónica (interpretada por Isabel May). Aunque parezca mentira, dado lo bruto que se muestra frecuentemente en la serie -por ejemplo por su poca sensibilidad con la que ahora es su novieta- las escenas en que intenta ser solo amigo de Verónica están cargadas de ternura, a la vez que demuestran que su platónico amor por ella podría ser correspondido. Ya veremos qué pasa en futuros episodios…    

 

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