Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

5 compactas razones para ver «Hill Street Blues»

En 1981 la cadena NBC emitía la que se convertiría en la serie emblemática de la ficción televisiva contemporánea, Hill Street Blues. Resulta del todo imperdonable no dedicarle  un post a esta serie que supuso una auténtica revolución en la narrativa televisiva y a la que todos los estudiosos, docentes e investigadores mencionamos y tenemos como referente esencial. Ahí van mis cinco razones que resultan muy difíciles de separar de manera que hoy, si me lo permitís, variaré el formato de esta sección.

El creador de la serie, Steven Bochco (primera razón) nacido en Nueva York en 1943 debe ser considerado como el primer showrunner de la televisión, un término desconocido en la década de los ochenta y que ahora se ha puesto tan de moda y anda en boca de todos. Licenciado  en playwriting y teatro por el Carnegie Institute of Technology de Pittsburgh y también con un máster en Teatro, Bochco trabajó en sus comienzos, en la década de los setenta,  en la Universal Pictures con series como Ironside, Columbo, McMillan and Wife así  como  algunas adaptaciones a la televisión de películas emblemáticas del cine negro como Double Indemnity. Aunque su primera serie para la CBS, el drama policial semi-documental Paris protagonizado por James Earl Jones que encarnaba a un veterano policía que adiestraba a jóvenes cadetes, tan solo estuvo una temporada en emisión, le sirvió a Bochco para dos cosas: para tomar todo el control de una producción y para sentar las bases narrativas de lo que sería su gran éxito y por el que sería -y es- reconocido como uno de los grandes nombres de la televisión, Hill Street Blues.

Let’s be careful out there

La serie nos va a contar el día a día en la vida de la comisaría del barrio de Hill Street , una fórmula que repetirá posteriormente en otra serie emblemática , NYPD Blue (1993-2005), en la que encontraremos no solo una gran cantidad de personajes centrales y secundarios que protagonizarán los argumentos sino también una  narrativa novedosa (segunda razón) : la reunión matutina que mantenían los miembros de la comisaría en la que se distribuían las tareas era seguida cámara en mano y con planos en close-in, los episodios no eran procedimentales sino que presentaban varias y numerosas líneas temáticas que se extendían a través de los episodios de la temporada e incluso de otras temporadas, se escuchaban diálogos fuera de cámara y, de manera especial, combinaba los asuntos policiales con las vidas privadas de los personajes que intervenían en ella. Un esquema que la alejaba estrepitosamente de las narrativas criminales de la época y que ahora se han convertido en usuales y casi imprescindibles en las narrativas contemporáneas. La franquicia Law & Order es una buena muestra de ello.

En definitiva, Hill Street Blues de había convertido, en la primera serie con memoria de la televisión (tercera razón) exigiendo de las audiencias un trabajo de memorización pero también proponiendo un trabajo intelectual de (re)construcción de los intersticios presentados en ella. Así, esta práctica habitual en la actualidad en la que el papel del fandom y de las redes sociales es esencial para la construcción del storyworld de una serie, también será iniciada por Hill Street Blues aunque, como es lógico pensar, de una manera mucho más primitiva. Pero la serie también empezaba a marcar lo que serían posteriormente los cánones de cualquier ficción televisiva: un prólogo (teaser), una división en actos claramente delimitados y marcados por la cámara y un cierre del capítulo pero no de la historia ya que el cliffhanger final será una marca de la casa, una marca de Steven Bochco. A estos elementos se añadirá otra novedad: la incorporación de una fórmula inusual, los «previously on». Y también se añadiría otra novedad importante, la del tratamiento de los personajes.

Frank Furillo (Daniel J. Travanti) y Joyce Davenport (Veronica Hamel)

Frente a los personajes más o menos monolíticos y estereotipados de algunas ficciones televisivas y especialmente las del género de la ficción criminal, Steven Bochco nos presentará personajes en conflicto constante personal y profesionalmente hablando (cuarta razón). Personajes perdedores, violentos y con problemas semejantes a los de cualquier ser humano no mitificado en un guión cinematográfico o televisivo y con los que las audiencias empatizan rápidamente. Entre todos ellos, ya que la nómina de personajes es, como hemos dicho, inmensa, sobresaldrán dos: el capitán Frank Furillo (Daniel J. Travanti) y la abogada Joyce Davenport (Veronica Hamel). Ambos vivirán una relación plagada de altibajos en la que incidirá la esposa del policía de la que se está separando y la personalidad fluctuante de éste que se debatirá entre sus obligaciones como padre -y Bochco ya incorporará el gran tema de la ficción televisiva contemporánea-  y el futuro de una relación marcada por un trabajo que impide una cierta estabilidad. Nada nuevo pues cuando vemos, por ejemplo, a Olivia Benson y Elliot Stabler en L&O: Special Victims Unit.

Los personajes de Hill Street Blues, pues, se alejarán de los esquemas establecidos hasta el momento rompiendo los modelos existentes y creando, como la propia narrativa de la serie, personajes extraordinariamente complejos; algunos de ellos casi como experimentos o esbozos de lo que son considerados grandes personajes de la televisión. Y  no podemos dejar de referirnos en este caso al detective Sal Benedetto (Dennis Franz), conflictivo, pendenciero y depresivo que acabará suicidándose, algo totalmente impensable  en televisión y mucho menos en un representante de la ley. Unas características que serán ampliamente desarrolladas en el personaje de Andy Sipowicz, el alcohólico y violento policía de NYPD Blue, también creada por Bochco e interpretada también por Dennis Franz.

Frank Furillo se enfrenta al conflictivo detective Sal Benedetto. Y Steven Bochco esboza a Andy Sipowicz

Todos estos elementos convierten a Hill Street Blues en la iniciadora de la llamada Segunda Edad de Oro de la televisión (quinta razón) comenzada en la década de los años ochenta y de la que se nutren todas las series que ahora admiramos y de las que somos más que seguidores. Este post solo menciona algunos ejemplos relacionados con la ficción criminal, seguro que al lector se le ocurrirán muchos otros que respondan a cada una de las razones por las cuales Hill Street Blues merece un sitio destacado en la historia de la ficción televisiva. Y un (re)visionado, por supuesto.

 

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