Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

5 razones para no ver «Dos hombres y medio»

Entre los años 2003 y 2015 el canal estadounidense CBS emitió la serie Two and a Half Men (Dos hombres y medio). A pesar de su cancelación, es un producto muy visible en cadenas generalistas aún a día de hoy, y continúa estando disponible en varias páginas de internet. Estas son mis razones para no verla por primera vez y/o no revisitarla ahora que ya forma parte del pasado televisivo reciente:

  1. Charlie Sheen: La figura de Sheen (Charlie Harper en la serie) era el alma de Dos hombres y medio, y la popularidad de la serie decayó cuando éste fue sustituido por Ashton Kutcher (Walden Schmidt). Tal cual ésta se proyecta en los medios de comunicación, es realmente difícil distinguir entre la ‘persona’ pública de Sheen y el personaje de Charlie. Actor de registro limitado, Sheen era incapaz de librarse de sí mismo en esta telecomedia. Supongo que ese era parte del atractivo para sus fans, pero a mí como espectadora esa especie de confusión pseudo-brechtiana me resultaba problemática.
  1. Su humor: Del bolsillo, la cabeza o la pluma de Chuck Lorre han salido sitcoms de muy distinto signo, como la ya clásica Roseanne o la actual The Big Bang Theory. En este caso Lorre y su equipo optan repetidamente (muy, muy repetidamente) por un humor escatológico y machista que pasa por la comedia física y el chiste fácil, llegando en muchos casos (en muchos, muchos casos) al insulto. En suma: episodios breves, pero de muy mala digestión.Walden
  1. Sus tramas: En línea con el punto anterior, al menos hasta el cambio de protagonista en la temporada nueve Dos hombres y medio no fue más que una reiteración, entrega tras entrega, de la misma historia: rico seductor con casa en Malibú se acuesta con y se ríe de una mujer espectacularmente bella pero sin pizca de inteligencia, mientras su hermano feo y pobre (Jon Cryer como Alan Harper), le envidia en la habitación de invitados. Quizá la cosa se complicó un poco con las subtramas lideradas por Kutcher (aventuras empresariales, deseo de paternidad, etc.), pero no hubo grandes cambios en lo que a la premisa básica se refiere. Es telecomedia, pero ¿hace falta que sea tan plana?
  1. La estereotipia: Es cierto que la comedia tiende al exceso. No es menos verdad que la corta duración de cada episodio de una sitcom exige cierta simplificación. Pero… ¿de verdad es necesario explotar hasta el cansancio las imágenes más anticuadas y retrógradas de hombres, mujeres, adolescentes y personas homosexuales? Dos hombres y medio no parecía agotar nunca su sexismo, su homofobia y sus chistes sobre jóvenes tontos llenos de hormonas. Durante la época de Sheen esto era explícito y hardcore semana tras semana. En la fase Kutcher se convirtió en una burla menos agresiva pero continuada, especialmente en la historia del “matrimonio” y “paternidad” de Alan y Walden.
  1. Su contexto: En un momento en el que la ficción televisiva, como demuestra este blog y como prueban las personas expertas que la vienen analizando en publicaciones especializadas, se ha convertido en un espacio de originalidad, experimentación y retos para creadores/as y público, Dos hombres y medio no encaja. Estancada en las formas del siglo pasado, no ofrece nada nuevo ni estimulante. Su vida más allá de la pantalla es limitadísima, sin capacidad transmediática alguna ni resonancia en su entorno de producción o recepción. Cuando algunos autores/as están comparando las series con la mejor literatura, esta propuesta no puede leerse más que como una máquina de hacer dinero que afortunadamente dejó de funcionar.
 

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