5 razones para no ver «Rabia» (Cuatro, 2015), o sí.
Rabia se estrenaba como una de las apuestas de otoño de Mediaset y aunque se planteó estrenarla en Telecinco, acabó emitiéndose en la cadena Cuatro. En nuestras “cinco razones” ofrecemos una reflexión posible de los motivos (justificados).
1. La premisa: ¿Infectados o bombas de relojería? Los protagonistas fueron conejitos de indias (¿de una reprochable actuación del gobierno?) para luchar contra sus enfermedades terminales y nadie les informó de los posibles efectos secundarios de la medicación (terapia génica) que les salvó. Ahora están infectados con un peculiar virus de la rabia que se puede manifestar en cualquier momento, perdiendo todo el control y queriendo asesinar a toda persona que tengan a su alrededor (y sin posibilidad de volver a la normalidad, según parece). El desarrollo de la mutación en los infectados es sólo cuestión de tiempo y, refugiándose en el albergue pueden esconderse y permanecer alejados de sus seres queridos y del resto de personas no infectadas, evitando contagiarles.
2.Comparaciones odiosas: Ecos a series zombies como The Walking Dead. En este punto quizá nos preguntemos si eso es indicador de garantía aunque consideramos que la respuesta es negativa. Tampoco estamos ante una copia de TWD en la ficción nacional ya que nuestros protagonistas son, en realidad, unos infectados por un virus incontrolable que recibe el nombre de “rabia” como resultado de la mutación provocada por una medicación experimental para intentar controlar su enfermedad (cuyos efectos físicos nos aproximan a la idea de la rabia canina).
3.Cuestionable puesta en escena y apuesta por el ¿género postapocalíptico? De una idea de proyecto que podría encajar dentro de la ciencia ficción o incluso el terror, rozando el “gore” con mejores resultados acaba siendo un intento fallido también por su cuestionable (y, si nos atrevemos, “ridícula”) puesta en escena y un diálogo forzado que nos recuerda casi, inevitablemente, al “cartón piedra” y que transmite poca credibilidad. Peca, también, de intentar ofrecerla a todos los públicos con la inclusión de personajes de todo rango de edad (como sucede en otras series a nivel nacional) lo cual resulta ineficaz.
4.“Houston, tenemos un problema”: actores a la fuga que ya se han comprometido con proyectos en otras cadenas y un final de temporada en picado que provoca el cambio de horario al late night debido a sus bajos índices de audiencia.
5.¿Punto positivo? Si tuviéramos que salvar esta serie, sin duda, nos apoyaríamos en su “punto fuerte” que es el del duro trabajo de caracterización y maquillaje, ¿de terror? llevado a cabo por David Ambit que intenta crear efectos especiales transformando los humanos en infectados agresivos e impredecibles.
Doctora en Filología por la Universitat de les Illes Balears (2022) y, anteriormente, becaria predoctoral con una tesis centrada en personajes infantiles creepies, discursos de maternidad contemporánea, New Horror y narrativa transmedia. Máster en Lenguas y Literaturas Modernas (especialización en estudios literarios y culturales, UIB); Máster en Formación del Profesorado (Lengua y literatura, UIB) y Posgrado en el uso del cine como recurso educativo (UNED). Interesada en las representaciones audiovisuales infantiles y las maternidades contemporáneas, además de la aplicación del audiovisual y la narrativa transmedia como recurso educativo.