Doctor en Alaska veinticinco años después
5 razones para ver (o volver a ver) Doctor en Alaska (Northern Exposure, CBS, 1990-1995), veinticinco años después de su estreno.
1. Serie de culto: para conocer la historia y evolución de las series de televisión contemporáneas es importante conocer de dónde vienen y de quienes son herederas. Doctor en Alaska junto a otras series contemporáneas como Urgencias (ER) o Twin Peaks fue la inspiración de lo que hoy se denomina «era del drama» que habría comenzado en 2000. Estas ficciones también se utilizan para explicar el difícil concepto de «serie de calidad». Doctor en Alaska es un referente de la calidad televisiva, incluyendo su banda sonora, sus títulos de crédito o lo pintoresco de sus personajes. Creada como un producto experimental de ocho capítulos, su éxito hizo que alcanzara los 110. Con ella se demuestra que la calidad puede (y debe) ser entretenida. Su exquisita originalidad la ha convertido en un producto único.
2. Filosofía: Doctor en Alaska destila pensamientos profundos en cada uno de sus episodios. Tremendamente inteligente, habla de la vida, del amor, de la muerte, del orden y el caos, de la amistad, del egoísmo, de la solidaridad… temas atemporales y, sobre todo, profundamente humanos. En ocasiones es surrealista, en otras divertida, en todas original. La serie se construye alrededor de sus personajes y sus diálogos casi siempre trascendentes y plantea reflexiones que van mucho más allá del simple entretenimiento. No obstante, es profundamente divertida y sus creadores Joshua Brand y John Falsey la definen como comedia.
3. El debate naturaleza vs. razón: el personaje principal es el doctor Joel Fleischman, neoyorquino que debe acudir a Cicely, un pueblo de Alaska, contra su voluntad (aunque el rodaje se llevó a cabo en Roslyn, Washington, donde todavía existen algunos decorados, como el bar Brick, la consulta del médico o el estudio de radio). Joel es tremendamente racional, urbanita, escéptico, pragmático e individualista. Los guiones enfrentan esa forma de entender la vida y el mundo a lo natural, lo rural, lo subversivo, lo comunitario y en ocasiones lo sobrenatural. Al mismo tiempo se desliza un reconocimiento al sentir y el saber de la población india y al respeto por la naturaleza. Según algunas críticas, es un punto de encuentro entra la civilización y lo salvaje, entre la cultura indígena y la sociedad industrial.
4. El empoderamiento femenino: muchos personajes femeninos rompen con los estereotipos patriarcales por diversas razones (por ejemplo, las fundadoras del pueblo habían sido una pareja de mujeres) pero quizá Maggie O’Connell (interpretada por Janine Turner) sea uno de los primeros y más potentes personajes femeninos auténticamente feministas en las series de ficción. Piloto de avión, es independiente y decidida, inteligente y brillante, hábil con cualquier actividad manual. Nunca se achica ante los comportamientos machistas. Es, además, el contrapunto a Fleischman.
5. La radio: el medio de comunicación más afectivo es recreado en Doctor en Alaska mediante uno de sus personajes, Chris Stevens (interpretado por John Corbett), que con frecuencia adopta el rol de narrador. Desde el micrófono, el inteligente Chris filosofa sobre la vida a partir de acontecimientos ordinarios, lee poesía y filosofía o, incluso, realiza performances artísticas. Es un personaje único en la ficción: creador y libre. Su voz en las ondas hertzianas es la red que teje el sentimiento de comunidad que existe en Cicely.