5 razones para ver Las crónicas de Frankenstein
El actor Sean Bean vuelve a la vida en Las crónicas de Frankenstein, ya disponible en Netflix, una serie de 6 capítulos que zambulle al espectador en el Londres victoriano para esclarecer unos espeluznantes asesinatos. Sean Bean da vida al inspector John Marlott, el encargado de dar solución al misterio que rodea el asesinato y desaparición de varios niños. Ciencia y monstruosidad se dan la mano en una serie atractiva, pero no del todo bien resuelta.
Aquí van 5 razones para darle una oportunidad y dejarse llevar por un Sean Bean atormentado.
1. Mary Shelley se convierte en uno de los personajes activos de la serie. Aquí la escritora no es solo una referencia perdida en medio de una serie gótica, su personaje es importante para la trama y uno de los reclamos que hacen que estas crónicas merezcan ser vistas. Su capacidad para resolver los crímenes y ligarlo con unos hechos reales que le atormentarían para dar vida a su monstruo son los mejores motivos para verla en acción. ¿Y entonces qué ocurre con Lord Byron?
2. El planteamiento inicial engancha: El descubrimiento del cuerpo de una niña que presenta síntomas de haber sido asesinada y reconstruida con partes de otros cuerpos es el punto de inicio de esta serie que pretende servir como reinvención del clásico. Londres del siglo XIX es el escenario ideal para ello, apoyado por un grupo de personajes tan misteriosos y macabros como se puede esperar de una serie de este estilo.
3. Solo 6 capítulos: La producción de ITV Encore se puede disfrutar vía Netflix, aunque ya cuenta con dos temporadas y la plataforma, por ahora, solo cuenta con su primera entrega. Cada capítulo funciona, pero en conjunto, a veces se hace difícil su disfrute a pleno rendimiento. Episodios lentos y otros con un ritmo frenético que no terminan de funcionar como un todo son el principal punto en contra de Las crónicas de Frankenstein. Así y todo bien vale la pena darle una oportunidad, pues el apartado artístico así como la trama consiguen enganchar, siempre y cuando aceptemos ese ambiente y una temática que ya hemos visto en otros productos.
4. Londres, siempre Londres: La ciudad británica vuelve a ser el centro de atención de una serie que destila sombras por todas partes. Asesinatos y ese tono lóbrego impregnan cada fotograma. El gótico le pertenece y fluye con toda normalidad. Perfectamente podrían cruzarse aquí Mary Shelley y el inspector John Marlott con Vanessa Ives o Sir Malcolm de Penny Dreadful.
5. Sean Bean como protagonista: El eterno Boromir o Ned Stark nos da su interpretación más sombría y oscura. Un personaje atormentado, del cual poco sabemos, pero cuyas expresiones faciales denotan un profundos sufrimiento. El papel es arriesgado y no consigue empatizar cien por cien con el espectador, pero nunca está de más ver a Sean Bean fuera de lugar y sobrevivir a tanta locura gótica. El último capítulo es esperado, pero no por ello impide dejarnos con la boca abierta. La segunda temporada espera a la vuelta de la esquina ser descubierta.
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Dudas de las cinco razones: por qué se habla de gótico cuando la serie esta ambientada en la Edad Contemporánea; lo primero es medieval y llama la atención, que se diga «Londres victoriano» siendo que el programa se desarrolla en 1.827 y el reinado de la reina Victoria comienza diez años más tarde.
¡Hola Gabriel! Gracias por interesarte en un post que ya tiene su tiempo ?Efectivamente, el período comienza según indicas, pero las menciones a las que se hacen referencia, en relación a lo «gótico» y a lo «victoriano», se colocaron con la intención de hacerlo dentro del ámbito de la estética, algo conceptual, de la ambientación y no tanto en lo referido a las fechas exactas. La idea venía más por asociación a ciertas criaturas y monstruos o eso se pretendía. Pese a la fecha de su publicación, muchos entienden la historia de Frankenstein como una obra adelantada y la suelen proponer como parte del período victoriano. Estrictamente hablamos de una novela del Romanticismo, pero con características también del gótico. En la literatura, esos márgenes no están tan delimitados y de ahí la interpretación. ¡Un saludo!