Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

5 razones para ver «Lilting» (2014)

Lilting (2014) relata la historia de Richard, un joven británico homosexual que acaba de perder a su pareja, y su madre de origen asiática, que desconocía la orientación sexual de su hijo. Este filme británico mantiene determinadas concomitancias con la reciente película americana ganadora de un Óscar de la academia Moonlight (2016) y varias son las razones por las que no debes perderte este largometraje:

1.- Articula una posición edulcorada en torno al patriotismo británico, la libertad sexual, la in/diferencia, al igual que trata cuestiones relativas a la necropolítica homosexual. En un contexto social pre-Brexit, la película operan dentro de las estructuras de poder social, particularmente en parámetros de heteronormatividad y homonormatividad atendiendo a cuestiones como el racismo, el sexismo y el clasismo. Heteronormatividad y homonormatividad transitan en la configuración del sentimiento nacional británico en el actual panorama audiovisual británico, teniendo en cuenta conceptos como homonacionalismo (Puar, 2007) y necropolítica. Un aspecto ampliamente tratado ya en estudios sobre la telerrealidad británica (Lovelock, 2016), el papel de eurovisión y el capital cultural homosexual (Carniel, 2015), o incluso en la la pornografía homosexual británica (Kobena 1991, 170; Hunter 2014, 152).

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Jedward en Eurovisión

2.- La estrecha relación entre representación, regulación y legitimación de la identidad sexual británica y la racialización en cine y televisión ha sido particularmente intensa desde los años ochenta. En esta línea, Stuart Hall ya identificó una nueva fase significativa en la representación de diversas comunidades en Gran Bretaña (1996, 163), en la que películas como My Beautiful Laundrette (1987) o Carry On Up the Khyber (1968) (Cull, 2015) visibilizaron la necesidad de redefinir al sujeto teniendo en cuenta las dimensiones de clase, género, sexualidad y etnicidad (167), especialmente candentes durante el Thatcherismo (1975-1990), cambiando para siempre la noción misma de la identidad británica. Con la caída del gobierno Tory en 1997 y la llegada del nuevo Laborismo, la presión sobre los medios aumentó para que proporcionasen representaciones más realistas y variadas de las minorías gay y étnicas en la televisión generalista (Bradley 2013, 36). Desde este momento, la necesidad de articular nacionalismo, sexualidad, y masculinidad se traduce en la aparición de la serie Queer as Folk (1999), quizás el epítome más claro de esta tendencia (Peters, 2006; Mowlabocus, 2012). Lilting se enmarca en el final de esta última tendencia, que desaparece en la creciente ola conservadora pre-Brexit y homonacionalista.

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3.- La película ofrece un interesante debate sobre el tránsito entre local y lo global, por tanto, en la definición de identidad nacional británica y masculinidad, dado que la representación del multiculturalismo supuestamente abarca y celebra la pluralidad de diversas identidades culturales dentro de una nación, pero usualmente opera para excluir cualquier diferencia que desafíe los valores supuestamente universales sobre los que se basa dicha cultura (Ahmed 2000, 106-110).

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4.- Lilting rezuma intimismo. La narración construye un puente de unión entre la madre china-camboyana que lamenta la muerte inesperada de su hijo y su última pareja –Ben Whishaw–. Sin un idioma común, y con la ayuda de un traductor, sendos personajes reconstruyen juntos los recuerdos de un hombre al que ambos amaron, con un único motor común, el dolor. Conceptos como la memoria y la percepción se articulan en un viaje que analiza cuestiones propias de la necropolítica.

5.- Por último, la interpretación de Ben Whishaw, más conocido por su interpretación en El Perfume (2006), resulta creíble, incluso magnífica, en uno de los papeles más interesantes de su carrera profesional. En un mundo en el que la posverdad lo reduce todo a blanco o negro, los matices que Whishaw aporta con su interpretación no te dejarán indiferente.

 

 

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