5 razones para ver «Raising Hope»
Del 21 de septiembre de 2010 al 4 de abril de 2014 la cadena Fox emitiría la sitcom Raising Hope (traducida como sólamente Hope en la versión española). Hoy, dos años y cuatro meses después de su cancelación tras estar 4 temporadas en antena, retomamos la serie para daros nuestras 5 razones para volver a ver una serie que a mí, personalmente, me encanta. Aquí los porqués:
1. Greg García: Con 88 episodios en su haber, la serie cuenta con la creación y producción de un showrunner con muy mala suerte dentro de la industria especialicado en sitcoms: Greg García. A pesar de su desigual trayectoria en la televisión, donde empezaría en el equipo de guionistas de series como Family Matters y Family Guy, García contará con varias creaciones que, desgraciadamente, contarán con unas bajas cifras de audiencia y popularidad que obligarán a las cadenas la cancelación de sus series; entre ellas, la propia Raising Hope, Yes, Dear (2000-2006) y The Millers (2013-2014). Aunque su mayor éxito le vino de la mano de su serie más laureada hasta el momento (y, seguro, muy reconocida por los espectadores españoles debido a la contínua emisión de la misma en Neox hace una temporada): My Name is Earl (2005-2009).
2. La familia disfuncional: No es ningún secreto que la mayor fuente de las sitcoms americanas siempre ha sido la familia y su entorno más cercano. Es una fórmula que siempre funciona, incluso con la reiteración de los clichés y alguna que otra situación constante en cualquier sitcom que se nos venga a la cabeza. Desde comedias antológicas como Father Knows Best (1954-1960) o The Brady Bunch (1969-1974), pasando por Family Matters (1989-1998) y Roseanne (1988-1997), hasta series más recientes como Transparent (2014-) o Togetherness (2015-2016). Sin embargo, es a partir de series como Married With Children (1987-1997), Full House (1987-1995), Malcom in the Middle (2000-2006) o Arrested Development (2003-) que los guionistas encontraron un nuevo filón argumental que era incluso mejor que la familia normal y corriente: la familia disfuncional. Hogares desestructurados y caóticos donde los juegos de extremos entre los personajes y las situaciones más enredosas que de costumbre enmarcan las tramas de cada episodio. En este contexto nace Raising Hope: de la fiebre que en su momento surgió por «el nuevo concepto familiar» por excelencia, Modern Family (2009-). Así, Raising Hope contará la historia de los Chance, una familia con pocos recursos cuya vida se verá truncada por la aparición de un nuevo miembro, Hope, fruto de la «corta pero intensa» relación entre nuestro protagonista, Jimmy, y una joven que resulta ser una asesina en serie y que, por supuesto, supondrá un enorme cambio en sus planes. Una premisa procedimental con risas aseguradas.
3. Los personajes: Tratándose de una sitcom de una familia disfuncional, está clarísimo que la serie se va a focalizar en unos personajes excéntricos cuyas personalidades chocarán constantemente. Así, la familia Chance estará compuesta por: Jimmy (Lucas Neff), un veinteañero con muy pocas luces sin ningún tipo de plan de futuro más allá de hacer el vago en casa de sus padres; Virginia (Martha Plimpton) y Burt (Garret Dillahunt), un matrimonio joven que tuvieron a su hijo Jimmy de adolescentes y que mantienen a la familia con sus trabajos de limpiadores de casas y de piscinas (respectivamente); Maw-Maw (Cloris Leachman), abuela octogenaria de Virginia, la que sufre una severa demencia senil y de la que el resto de la familia se aprovechará para vivir en su casa de gratis; y, por supuesto, Hope (Baylie/Rylie Cregut), la que asistirá perpleja al circo en el que se puede convertir su entorno en determinadas ocasiones. Además de contar con Sabrina (Shannon Woodward), amiga y compañera de Jimmy en el trabajo, la que tendrá su propia filosofía de vida muy particular; Barney (Greg Binkley), el jefe un tanto panoli de Jimmy y Sabrina; y Shelley (Kate Micucci), prima raruna de Sabrina, que nos brindará los momentos más memorables de la serie con sus canciones improvisadas con su ukelele. Una perfecta combinación de personajes alocados que se ganarán el corazón de las audiencias desde el primer episodio
4. Entre locura sana y lecciones morales: Con un formato de 25-30 minutos por episodio, Raising Hope es una serie fresca y divertida con una mezcla del mejor humor negro, gamberro y absurdo. Los diálogos ágiles e hilarantes que, sobretodo, jugarán con las referencias de la cultura popular americana y las situaciones rocambolescas utlizando los clichés del género de la comedia de enredos serán el eje central de la serie. Sin embargo, a pesar de su naturaleza extravagante y desvergonzada, la serie tiene un trasfondo reflexivo con mensajes y lecciones morales, la gran mayoría entorno a los valores familiares y/o a la madurez individual de los personajes, haciendo a la trama y a sus protagonistas más empatizables.
5. El reparto: Por supuesto, es inavitable recomendar Raising Hope sin hablar del divertidísimos reparto y el enorme número de invitados especiales que desfilaron por varios episodios de la serie. Empezando por sus protagonistas, donde todos ellos desplieguan su lado más gamberro e irreverente: desde la pareja formada por Martha Plimpton y Garret Dillahunt, ambos desconocidos en el terreno de la comedia; pasando por una mordaz Shannon Woodward y un primerizo Lucas Neff; y, terminando por la veterana del grupo, una desmelenada Cloris Leachman que hace, básicamente, lo que le da la gana. A estos tremendos actores se les suman special guests como Kate Micucci (y su inseparable ukelele), Greg Binkley, Amy Sedaris, JK Simmons, Mary Lynn Rajksub, Ashley Tisdale, Hilary Duff, Jeffrey Tambor, Molly Shannon, Melanie Griffith o una irreconocible Katy Perry. Así como la aparición de varios miembros del reparto de My Name is Earl como Jason Lee, Eddie Steeples o Jaime Pressly.
Amante del terror y de las series británicas. Ferviente seguidora de Yoko Taro. Graduada en cine y audiovisuales por la Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya (ESCAC-UB). Especializada en dirección artística/diseño de producción. Máster de especialización en Estudios Literarios y Culturales (Universitat de les Illes Balears). Profesora en el grado de Comunicación Audiovisual en CESAG-Universidad de Comillas. Colaboradora en el proyecto «Ludomitologías» liderado por el Tecnocampus de Mataró (UPF). Interesada en la investigación en game studies y TV studies.