Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

5 razones por las cuales La trilogía de la Oscuridad es mejor que The Strain

La última temporada de The Strain sirvió para confirmar que las novelas fueron un producto muchísima más redondo, mejor concebido y con un final y un trasfondo más completo. Es una lástima porque cuando vimos el primer episodio dirigido por Guillermo del Toro el panorama parecía ser otro muy diferente.

  1. Los personajes: Sin lugar a dudas el único personaje que se salva de la criba será Abraham Setrakian, genial en su concepción literaria y muy bien trasladado a la pequeña pantalla. El cazador de vampiros mantiene el atractivo que su homólogo en las novelas y, pese a que su final es significativamente diferente, su rivalidad con El Maestro y Eichhorst es lo mejor que ha tenido la serie de televisión. En cuanto dejamos de lado a Abraham Setrakian la serie pierde el interés.
  2. El Maestro: El misterio que rodea el origen del rey vampiro en el libro intenta trasladarse a su versión televisiva, pero falla en el intento. Lo que parecía un inicio prometedor en la primera temporada se ha diluido como un azucarillo y la última versión de El Maestro, que posee el cuerpo de Eldritch Palmer, es su confirmación. Pese a que intenta hacer algún guiño al aspecto clásico de Nosferatu, no mete ningún miedo. Nada se acerca a esa primera  y muy original versión gigantesca de El Maestro. Por cierto, Quinlan, el nacido, no tiene nada que ver con su versión literaria. Aquí estamos en presencia de un vampiro híbrido un poco plano y carente de carisma para lo que se esperaba de esta versión casera de Blade.
  3. El contenido religioso: Enlazado con el apunte anterior, uno de los temas que mejor supo tocar La Trilogía de la Oscuridad fue el contenido religioso. La vinculación de los vampiros con Dios fue una de las grandes sorpresas y en la serie la han pasado por alto. Imagino que el principal motivo se ha debido a no querer complicar la trama, un error, y van varios, que les ha costado que el argumento pierda coherencia narrativa.
  4. El final: La serie no termina mal, pero el impacto es muchísimo menor que el que provoca el último libro. El ambiente oscuro está presente, pero simbólicamente funciona mejor desde la literatura. En ningún momento la serie transmite esa emotividad que vimos en las páginas finales.
  5. El tema: El amor como transmisor de la plaga, pero también como salvación de la humanidad, así de dual se nos presentaba en ambos formatos el tema central de la obra, brillantemente plasmado en el primer episodio de la serie y siempre presente en La Trilogía de la Oscuridad. Pues bien, otra vez, la cuarta temporada solo dedica los minutos finales para tocar el asunto. Otro error de los grandes, imperdonable este ya, que termina por restar la poca coherencia que le quedaba a la serie para no ser un clásico humanos vs vampiros. Si la primera temporada y la segunda supieron mantener el tipo, la tercera y, especialmente, la cuarta se perdieron en sí mismas con demasiados cambios y soluciones poco complacientes para los que disfrutamos con los libros de Guillermo del Toro y Chuck Hogan.

Como recomendación les diría que lean La Trilogía de la Oscuridad y vean el primer capítulo de la primera temporada. Un episodio que reúne la dosis necesaria de terror, misterio, el fondo epidémico-zombi, así como unos vampiros muy originales; el motivo principal para darle una oportunidad a los chupasangre del director mexicano.

 

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