Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

«American Horror Story,1984»: la apropiación del slasher ochentero ¿y orwelliano?

Supongo que a todos los seguidores de American Horror Story nos da un vuelco el corazón cuando se acerca la fecha de estreno de una nueva temporada de la antología creada por Ryan Murphy y Brad Falchuk. Bueno, en realidad lo hace mucho antes gracias al cuidadoso hype que el showrunner crea en las redes donde se nos avanza el título, los posibles actores que se incorporan o dejan la antología, las imágenes de rodaje, los actores que harán cameos en la temporada y así sucesivamente. Todo este proceso culminará con el lanzamiento de los títulos de crédito que, como bien se sabe, son microrrelatos en los que se nos ofrecen las posibles coordenadas por las que discurrirán los acontecimientos. Y decimos posibles porque con Ryan Murphy jamás sabemos hacia dónde irán los derroteros de cada una de las temporadas de American Horror Story, y nos atreveríamos a decir que jamás sabemos qué puede pasar en cada uno de los episodios. Esto es lo que sucede en 1984, la novena entrega que se estrenó el 20 de septiembre y de la que hemos podido ver los cuatro primeros episodios.

Si seguimos las indicaciones de los títulos de crédito, la historia va a desarrollarse en 1984. Un año de la historia estadounidense marcada por la abrumadora reelección de Ronald Reagan como presidente de los Estados Unidos —bajo cuyo mandato tendrá lugar la serie The Americans—, por la celebración de los XXIII Juegos Olímpicos en Los Ángeles —en los que, dicho sea de paso, tuvo lugar la final de baloncesto entre Estados Unidos y España—  y por las acciones de uno de los asesinos en serie urbanos más importantes que aterrorizó a la ciudad de los Ángeles entre 1984 y 1985, Richard Ramírez conocido como «The Night Stalker». Por otra parte 1984 tendrá un trasfondo y una estética ochentera, revalorizado en muchas de las producciones televisivas contemporáneas (de las que destacaremos una, GLOW) en la que, además de visualizar hombreras imposibles como elemento identificativo de la época asistiremos a las clases de aerobic de las Gorgeous Ladies of Wrestling. Y señalamos esta serie porque es la perfecta muestra del punto de partida de 1984 en la que el gimnasio —mallas y calentadores incluidos— será el lugar social sexualizado de moda; como también lo fuera en la década de los 80. Y es que no en vano, la película Fame de Alan Parker es de 1980 y el programa «Puesta a punto» conducido por Eva Nasarre se estrenó en TVE en 1983 como imitación de los videos «Workout» comercializados por Jane Fonda. Todo ello aparece como marco cronológico en la nueva propuesta del tándem Murphy-Falchuk como muestran los créditos de la temporada.

Billie Lourd como la monitora aeróbica Montana Duke

AHS 1984 sitúa su argumento en el campamento de verano Redwood que reinicia sus actividades tras permanecer cerrado por los asesinatos de todos sus jóvenes huéspedes catorce años antes a manos de Benjamin Richter, «Mr. Jingles» (John Carroll Lynch) que cumple condena en un psiquiátrico del que se ha escapado recientemente. Su directora y superviviente de la matanza Margaret Booth (Leslie Grossman) contrata como monitores para los niños del summer camp a Brooke Thompson (Emma Roberts), una joven que ha sido atacada por el «Night Stalker» (Zach Villa) del que huye y que también aparecerá en el campamento; a la agresiva y felina monitora de aerobic Montana Duke (Billie Lourd); al frustrado atleta que no ha sido seleccionado para los Juegos Olímpicos Chet Clancy (Gus Kenworthy) y a su amigo Ray (DeRon Horton);y al monitor de aerobic-gigolo Xavier Plympton (Cody Fern). Todos ellos asisten al mismo gimnasio aunque su relación personal sea, en apariencia, escasa. En el campamento coincidirán con Trevor Kirchner (Matthew Morrison) conocido por haber participado en el video «Workout» de Jane Fonda y por sus atributos sexuales, y con la enfermera Rita (Angelica Ross). A pesar de que son advertidos del peligro que corren, los jóvenes deciden ir a Redwood, llegan al anochecer. O dicho de otro modo: un campamento, una advertencia, noche cerrada, un asesinato masivo que puede repetirse, un maníaco que corta las orejas a sus víctimas como trofeos, una directora superviviente de la matanza, unos jóvenes que aparentemente solo se conocen de las clases de aerobic, dos extraños de muy distintas características con los que coincidirán en el campamento y un nuevo asesino serial que se unirá a los acontecimientos de la serie.

Todos estos elementos nos ofrecen una primera aproximación a AHS 1984 como slasher movie. Un género al que no son ajenos Murphy y Falchuk que ya nos ofrecieron este formato en Scream Queens cuya primera temporada sucede en un campus y la segunda cambiará la idea inicial de situar las andanzas de las Channel en un summer camp a un hospital de medicina estética. No creemos descabellado pensar que este es el punto de partida de AHS 1984 al que debemos añadir el hecho de que, como buen neobarroco que es Murphy, se una la citación a los productos de este género que tuvo su auge a finales de los 70 y la década de los 80 con las sagas estadounidenses Friday the 13th o Halloween y films como Maniac, A Nightmare on Elm Street o Sleepaway Camp a las que debemos añadir un gran número de producciones italianas. Una moda que se revitalizó a finales de los 90 con las distintas entregas de I know what you did last summer, solo por poner el ejemplo más emblemático.

John Carroll Lynch es Mr. Jingles

De hecho, los cuatro primeros episodios van a seguir las pautas del género que se concentra en un bloque de acciones concretas: Mr. Jingles ha escapado del psiquiátrico y aparece en el campamento intentando asesinar a los recién llegados, estos van a intentar escapar de la muerte pero para ello deben salir de sus cabañas e ir a buscar ayuda o vehículos para huir, para poder conseguirlo deben separarse en grupos, cada uno de estos grupos tendrá una mayor o menor fortuna en el intento, cada uno de los personajes tendrá motivos ocultos que aflorarán a lo largo de las acciones creándose amistades u odios profundos que ayudarán u obstaculizarán la huida. Estos elementos previsibles están presentes en 1984 pero tratándose de Murphy-Falchuk parece claro que no va a ser así exactamente.  Así, el juego del gato y el ratón, sostenido al máximo en una slasher movie, va a resolverse de manera muy rápida en AHS 1984. Las muertes de los personajes o su enfrentamiento más o menos letal con el asesino van a producirse de manera muy rápida y en los primeros episodios de modo que todos ellos son candidatos a llevar la red shirt del género sucumbiendo —o casi—  de las formas más atroces imaginables porque AHS 1984 no escatimará la truculencia. Contraviniendo también la dosificación informativa de las slasher movies, ya en los cuatro primeros episodios se nos descubren los secretos de todos los personajes: Xavier huye de su «chulo» que le quiere obligar a seguir haciendo películas porno, Mr. Jingles no será el verdadero asesino del campamento, Rita no es Rita sino la psicóloga Donna Chambers que está realizando  un experimento de asesinos en su hábitat de caza y, finalmente —por ahora— Montana está (a)liada con Richard Ramírez —el crossover por el momento con AHS Hotel— para acabar con Brooke por motivos personales. Casi todas las piezas están al descubierto y todavía no estamos en el midpoint de esta novena entrega. Y a pesar de ello, estamos más que enganchados la temporada y a un argumento que parece que va a desarrollarse en una única noche.

Angelica Ross en su papel de Rita-Donna Chambers

Y decimos que «parece» porque las narraciones de American Horror Story jamás son simples, como no lo es la dramaturgia murphyana. Lo cierto es que estos episodios con las informaciones dadas dejan muchos interrogantes en el aire: ¿cómo reaccionará Mr. Jingles tras saber que él no es el verdadero asesino del campamento?, ¿qué hará ahora Richard Rodríguez tras su resurrección?, ¿cuál es la verdadera historia que esconde la cándida Brooke?, ¿cuál será el destino de Chat y Xavier?, ¿cumplirá realmente su vendetta personal Montana?, ¿qué personaje interpretará Margaret con los monitores que no saben cuál es su verdadera personalidad? y así sucesivamente. Aunque la verdadera cuestión bien pudiera ser si todo lo que nos han explicado los personajes y si lo que hemos visto es cierto o es otra invención de las mentes «perversas» de Murphy y Falchuck.

Emma Roberts y Cody Fern, dos actores habituales en las producciones de Muphy

Porque la fecha de 1984 va ligado, en el imaginario colectivo, a un nombre – el de George Orwell y su Gran Hermano – y una fecha que ha servido también para que Patty Jenkins y Ryan Murphy crucen tweets simpáticos y punzantes, ya que la segunda entrega de Wonder Woman también lo incorpora en su título. A pesar de que Orwell no asome para nada en la historia del campamento Redwood, no olvidemos que se han anunciado cameos de actores y actrices de la «familia Murphy» —Connie Britton o Lily Rabe— algo que supone la incorporación de personajes externos al argumento. Tampoco olvidemos que Rita-Donna Chambers está llevando a cabo un experimento psicosociológico en Redwood. Tampoco podemos obviar los giros espectaculares de las temporadas más recientes de American Horror Story ni de la estructura mediática de Roanoke. Y tampoco olvidemos una película que combina el slasher movie con el control social, The cabin in the woods (Drew Goddard, 2012). Quizá los siguientes episodios vayan por ahí… o todo lo contrario. Esperaremos a ver cómo se desarrollan las andanzas de las nuevas criaturas ideadas por la factoría Murphy.

 

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