Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

«And the woman clothed with the sun» y el desborde poético

En la recta final de la temporada y también de nuestro repaso a los últimos episodios de Hannibal, Jesús Diamantino nos ofrece su visión sobre el décimo capítulo: «And the woman clothed with the sun». ¡Comenzamos!

Du Maurier, en el primer capítulo de la actual temporada, increpó a Hannibal diciéndole que él “prefería la estética ante la ética”. Dicha consigna pareciera ser la tesis que ha sostenido hasta ahora la obra de Bryan Fuller, y tal vez su abuso ha sido su talón de Aquiles. Más allá del preciosismo visual, en determinadas ocasiones, la exacerbación de la “estética” -la visualización de la elegancia y el refinamiento de la imagen- entorpece el desarrollo narrativo de la historia, generando un escenario complejo y difícil de digerir. En ese sentido, se justificaría la creciente displicencia de los televidentes, que por desgracia llevó a la cancelación de la serie.

And the woman clothed with the sun, es probablemente uno de los episodios más fluidos y asertivos de la temporada, sin perder, por supuesto, el sofisticado discurso poético. El capítulo nos entrega mayores indicios de la personalidad del Dragón Rojo y su progresiva metamorfosis, revitalizando el sustrato pictórico de Blake. Es así como se hace más patente la estampa narrativa de la obra de Thomas Harris, otorgándole una acertada preponderancia al personaje interpretado por Richard Armitage (más monstruoso y fascinante que Ralph Fiennes). De esta forma, la fusión entre el afán romántico –refiriéndonos al movimiento artístico- del poeta inglés y la motivación trascendente de Francis Dolarhyde otorgan un trazo esencial a la gran obra pictórica de Fuller.

And the Woman Clothed with the Sun…

Desde un punto de vista cromático -y por qué no, filosófico- se manifiesta un interesante contraste entre lo apolíneo y lo dionisiaco: Reba McClane es capaz de percibir la soterrada humanidad del asesino; mientras que el “hada de los dientes” se alimenta de William Blake para completar su transformación. La unificación de ambos conceptos nietzscheanos se presenta a través del acto sexual dando vida al dibujo primigenio.

En uno de sus versos, el poeta británico invita a los lectores a sostener el universo en la palma de la mano, al igual que Hannibal invita a sus comensales a contemplar la existencia a través del misterio de la carne; un acto que emula desde un principio la liturgia cristiana, es decir, un acto que conlleva a la trascendencia, y que justifica la admiración que siente Dolarhyde por el Dr. Lecter. De la misma forma, tanto Will Graham, como Bedelia Du Maurier son dependiente de esta dinámica mística: un vínculo indisoluble que cargan tormentosamente, pues ambos han experimentado su propio ritual de sangre que implicó, en un respectivo momento, un renacer.

Wikipedia: The Great Red Dragon and the Woman Clothed with the Sun

En este sentido, lo que diferenciaría a Graham de su antagonista, extrapolado también en El Dragón Rojo, es la inclinación hacia la ética, las barreras morales y todo aquello que simboliza el concepto de lo “apolíneo”. Por otro lado, Hannibal y su encarcelamiento voluntario, simbolizan los trillados deseos inconscientes que necesariamente deben reprimirse, pero que de una u otra forma salen a la luz para trastocar el universo convencional carente de poesía.

Lo mejor del episodio: el encuentro entre Will Graham y Francis Dolarhyde en el ascensor. Y por supuesto, la aparición de Zachary Quinto como actor invitado.

Lo inmejorable: la poesía visual.

Lo peor: la poesía visual, a veces, hiperbólica.

Lo que está por venir: el renacer del Dragón Rojo y, tristemente, el episodio final de esta magnífica obra.

 

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