Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Carrie Bradshaw, la primera it girl

Carrie Bradshaw es uno de esos personajes que no dejan indiferente a nadie, capaz de despertar sentimientos polarizados que van del amor al odio. Bradshaw era quien conducía al resto de protagonistas en esa obra coral que fue Sex and the City (Darren Star, HBO, 1989-2004) y ha sido quizá la primera it girl en el sentido contemporáneo del término. Escritora, columnista y apasionada por la moda, a lo largo de las seis temporadas de la serie –y más tarde en las dos secuelas cinematográficas– va asumiendo cada vez más el rol de prescriptora de tendencias, hasta el punto de colaborar con la biblia de la moda –la revista Vogue– o de desfilar en una pasarela. El personaje interpretado por Sarah Jessica Parker se construye mediante su relación con la ropa y los complementos y, por ello, los guiones establecen analogías entre moda y cualquier otra cuestión: el amor, el sexo o la vida. Esta identidad aparece con frecuencia en las frases con las que se define al personaje, como su reflexión sobre los sueños: «son una muy buena forma de experimentar. Son como como comprar un vestido y dejarle las etiquetas puestas» o la revelación sobre sus preferencias: «Cuando acababa de mudarme a Nueva York y estaba totalmente en quiebra, a veces prefería comprarme la revista Vogue, en vez de la cena. Sentía que eso me alimentaba más».

Parker se convirtió en el icono del fashionismo y la estilista, Patricia Field, en un auténtico mito. El icono de la moda que fue Bradshaw en los años noventa sigue vigente hoy, en parte porque la actriz que le daba vida también es una prescriptora de tendencias en la vida real. Los arriesgados estilismos de Patricia Field junto a los prohibitivos zapatos de Manolo Blahnik, convertidos en anillo de compromiso en una de las versiones cinematográficas, y también los locales de ocio de Manhattan que salían en la ficción han sido tan importantes para la trascendencia de la serie como las propias intérpretes. De hecho, se asume que la moda es una de las seis protagonistas de Sex and the City, junto a las cuatro amigas –Charlotte, Miranda, Samantha y Carrie– y la propia ciudad de Nueva York. En este sentido, era inevitable que algunos complementos que lucía la actriz se hayan convertido en todo un símbolo. Tal es el caso del mítico collar con su nombre que lucía en muchos episodios y que, en la última temporada, sirve para recordar al personaje –que entonces vive en París, la meca de la moda– su origen neoyorquino y la añorada vida que llevaba allí. El papel otorgado a la moda en Sex and the City, especialmente a través del personaje de Carrie Bradshaw, dio un impulso al vestuario en las series contemporáneas que, desde entonces, empezaron a considerar el estilismo en el mismo plano que el guion o los diálogos.

Para saber más: MENÉNDEZ MENÉNDEZ, M. ISABEL. “¿Cayó el feminismo con las torres gemelas? Sexo en Nueva York antes y después del 11-S”. Marta Fernández Morales (ed.). La década del miedo. Dramaturgias audiovisuales post-11 de septiembre. Peter Lang AG, Spanish Perspectives on English and American Literature Colection, Berna, 2013 (ISBN 978-3-0343-1311-7), pp. 207-239.

 

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