Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Christian Troy, la mitad de Nip Tuck

Dedicamos esta sección a Christian Troy, la mitad de la dupla McNamara & Troy, o lo que es lo mismo, la mitad de Nip Tuck (Ryan Murphy, FX, 2003-2010) el autodenominado “show más superficial” de la televisión seriada, en el que, a lo largo de seis temporadas y cien capítulos, nos colamos en la consulta y el quirófano de dos cirujanos plásticos de éxito, primero en Miami y más tarde en Los Ángeles.

“Dígame qué es lo que no le gusta de usted” es la frase con la que Troy, junto a su compañero McNamara, abre la conversación con los pacientes que acuden a su consulta. La mayoría de personas que visitan la clínica quieren cambiar algo de sí mismas porque creen que así serán más felices. Troy no desea cambiar nada de sí mismo. Se adora. Probablemente él mismo es lo que más quiere en el mundo, mucho más que a su Ferrari o su yate. Como audiencia, lo sabemos desde el momento en que se nos ofrece la primera sonrisa y con ella ilumina toda la pantalla. Porque Christian Troy, interpretado por el actor australiano Julian McMahon, posee uno de los rostros masculinos más atractivos de la televisión reciente. Es muy difícil no rendirse a semejante magnetismo, muy bien explotado en Nip Tuck mediante un fantástico vestuario y una puesta en escena que enfatiza la belleza y el atractivo del protagonista. La belleza siempre ha sido una gran carta de presentación y Troy la tiene.

Troy, el cirujano plástico, se acerca al abismo de la cuarentena, la década que promete la madurez, mientras apura hasta la última gota una vida caracterizada por el placer y el lujo. Se rodea de objetos exclusivos, ropa de marca, coches extravagantes, comida exótica o decoración prohibitiva. Por eso necesita mucha clientela. Y la busca incluso con métodos poco ortodoxos. Mucho dinero y mucho consumo.

Troy, el seductor, es un hombre muy guapo y sexy, adicto al sexo, quien no duda en utilizar sus encantos para beneficiarse a sí mismo o a su negocio. No se cansa de las mujeres, solas o en grupo, jóvenes o mayores, de cualquier color, religión o condición. No conoce los límites ni el control para disfrutar de relaciones sexuales más o menos arriesgadas. El compromiso no es lo suyo, pero (casi) nunca engaña al respecto. Mucho encanto y mucho placer.

5317a3def14cc839840b3db93695b483Troy, el amigo y compañero de McNamara, puede ser egoísta, manipulador, irresponsable… y también puede ser el hombro en el que llorar, el amigo siempre disponible, el colega que entenderá cualquier transgresión en la vida mucho más convencional de su amigo. La relación más potente que encontramos en Nip Tuck es, sin duda, la que existe entre Christian y Sean. Mucha fraternidad y mucho cariño.

Troy, el padre imprevisto, puede ser protector, amable, cariñoso, responsable, una fiera que protege a su prole. También puede ser la voz de la responsabilidad, quien pone los límites, el que dice basta cuando el resto sigue concediendo. Se puede contar con Christian como padre… siempre que él desee asumir esa paternidad. Mucha responsabilidad y mucho amor.

Y como público no queda más remedio que aceptar a Troy tal y como se nos ofrece: imperfecto, hedonista hasta la náusea, manipulador, superficial. A veces puede ser un auténtico monstruo, pero también es divertido, inteligente, sexy y desmitificador. Troy no engaña a nadie. No necesita cambiar nada. Y ese fue el cierre que Ryan Murphy decidió para él cuando dio carpetazo a la serie, en el capítulo 100. Que todo cambie, excepto Christian Troy.

 

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