«L.A. Noire», una oda al cine negro
Desde la aparición del cine negro, éste a sido considerado uno de los géneros por excelencia de la cinematografía norteamericana así como un fenómeno a nivel mundial. Siendo un género de naturaleza muy progresista, su origen vendrá dado por las adaptaciones de las novelas negras francesas de los años 20 – série noir – y pensamientos de autores americanos del momento como Hemingway o Cain que representarán unos ideales pesimistas de la inminente destrucción de la sociedad de su país. En consecuencia a la nueva crisis socio-económica derivados de La Gran Depresión de 1929, la imposición de la Ley Seca, las dos posguerras mundiales, la publicidad excesiva del crimen en la prensa y la situación de angustia, miedo y inseguridad general producidos por un futuro incierto; los “crímenes locales” y la adulteración del sistema empezó a formar parte del día a día de la población estadounidense. El cine negro se tiene que leer, pues, como la representación del deterioro de los estados corruptos y la búsqueda de la identidad nacional o, en el caso europeo, (re)estimuladas por las potencias influyentes y la ocupación política (antifascismo); así como un síntoma de la modernización cultural.
*Para conocer más acerca de esta última apreciación recomendamos el libro «Film Noir. Hard-Boiled Modernity and the Culture of Globalitation» (J.Fray/J.Nieland, 2010)
Durante mucho tiempo el film noir, con su énfasis en la corrupción y la desesperación, fue considerada una aberración del comportamiento americano, pero acabará siendo su mejor representación. Con las influencias formales y temáticas de movimientos cinematográficos europeos como el Expresionismo Alemán (F.Lang/R.Siodmask), el Realismo Poético Francés (La Bête Humaine, J.Renoir) y el Neorrelismo Italiano (Ossessione, L.Visconti), el concepto de “hard-boiled fiction” se convertirá en uno de los más populares de la cinematografía hollywoodense. Solitarios private-eyes antiheróicos, femme fatales insaciables y un país en desintegración azotado por el crimen violento y mitificado por el glamour de Hollywood serán las constantes del cine negro que nos ha dejado auténticas joyas cinematográficas entre la década de los 40-50 como Double Indemnity (1944), The Maltese Falcon (1941), Touch of Evil (1958), The Big Sleep (1947), Lady in the Lake (1947), Gun Crazy (1950), Detour (1945), Gilda (1946), Laura (1944) o Sunset Boulevard (1950); y otras producciones neo-noirs – Agent Carter (ABC, 2014-2015), Chinatown (1974), The Postman Always Ring Twice (1981) o L.A. Confidential (1993) – y tech-noirs – Blade Runner (1982), Dark City (2001) o Ghost in the Shell (1995).
Dentro de este contexto enmarcamos el videojuego que analizamos hoy. La relación entre la compañía Rockstar Games y el cine siempre ha sido muy estrecha, más de lo que pueda parecer a simple vista. Empezando por su producción de 2005, The Warriors, juego directamente basado en la película homónima de Walter Hill de 1979; continuando por Bully (2006), con dos de las cintas cumbre con temática de adolescencia/rebeldía/violencia, Rebel Without a Cause (Nicholas Ray, 1955) y Scum (Alan Clarke, 1979) como inspiraciones más próximas; y, culminando con uno de sus mayores éxitos comerciales, Red Dead Redemption (2010), un perfecto homenaje al cine del salvaje oeste con las referencias de cuatro grandes del género: Sergio Leone, Clint Eastwood, John Ford y Sam Peckinpah. Si con RDR el estudio comenzaba sus andanzas adentrándose en el fascinante mundo del western, en su próximo proyecto, L.A. Noire, tomará otro de los géneros puramente cinematográficos por excelencia: el cine negro.
Juntamente con el estudio australiano Team Bondi y escrita y dirigida por Brendan McNamara, en la primavera de 2011 se lanzará esta aventura en tercera persona situado en un mundo abierto que seguirá la historia del veterano de la Segunda Guerra Mundial reconvertido en oficial de policía, Cole Phelps, a la oscura y glamurosa metrópoli de Los Ángeles en 1947, donde tendrá que enfrentarse a una serie de macabros casos – inspirados en sucesos reales que aparecieron en los medios de ese mismo año – que destaparán la cara oculta de la ciudad. El jugador acompañará a Phelps a través de los diferentes Departamentos a los que será asignado durante el desarrollo del juego – Patrulla, Tráfico, Homicidios, Incendios y Antivicio – y que corresponderán a cada una de las lacras sociales que azotarán a EEUU en tiempo de posguerra: robos, asesinatos, crímenes pasionales, carreras ilegales, vendettas personales, el precio de la fama, corrupción policial, y, sobretodo, una extrema violencia en las calles.
La premisa de L.A. Noire es bastante sencilla: el jugador deberá resolver el caso lo más completamente posible. El jugador tendrá que inspeccionar la escena del crimen en busca del mayor número de pistas relevantes para el caso que pueda encontrar, interrogar a los testigos y posibles sospechosos y realizar alguna que otra misión de campo como persecuciones a pie o en coche por la ciudad. Siendo de ritmo pausado, L.A. Noire demandará al jugador una atención y una precisión a la hora de resolver el crimen con mayor/menor exactitud realmente nunca vista antes en los videojuegos más convencionales. Así, como si una especie de Cluedo se tratara, el jugador tendrá que decidir qué pruebas son las importantes y, dependiendo de cómo reaccionarán los interrogados – sean testigos o sospechosos -, si éstos dicen la verdad o mienten. La banda sonora compuesta por los hermanos Andrew y Simon Hale formará un parte importantísima del gameplay donde la música orientará al jugador si va en la dirección correcta durante su investigación.
Si bien la estructura de L.A. Noire puede llegar a resultar algo repetitiva – como suele pasar con narrativas de mundo abierto – el juego presenta todas las constantes del film noir prototípico: Cole Phelps, nuestro protagonista será un héroe de guerra condecorado por su servicio en Japón durante la Segunda Guerra Mundial que querrá olvidar su oscuro pasado y hacer lo que más le satisface: hacer cumplir la ley; aparecerán un amplio abanico de personajes perfectamente reconocibles entre los que destacan Elsa Litchman (cantante en un club de jazz de la que Phelps se enamorará perdidamente), Jack Kelso (exmarine con Cole en combate y con el que está enfrentado), Harlan Fontaine (influyent doctor que se rodeará de malas compañías) y los múltiples compañeros de Phelps con sus propias filosofías de vida (Stefan Benkowsky, Finbarr Galloway, Ray Earle y Herschel Biggs); y, sobretodo, se mostrarán una gran variedad de casos y diálogos donde se expondrán las consecuencias de la guerra, la obsesión por la inminente aparición del comunismo, la importancia de la prensa en la creación de un interés social morboso por el crimen, la doble moral americana y la corrupción del sistema.
«Una cuidad al borde de la grandeza. Un nuevo tipo de cuidad, basada en el automóvil y no en el hombre. El coche, símbolo de libertad y de vitalidad. Donde cada hombre tendrá su hogar y dispondrá de espacio para respirar lejos de miradas de sus vecinos. Una ciudad en la que el hogar de un hombre es su castillo, un sueño cumplidos gracias a la victoria. De oportunistas. La ciudad de los sueños donde Hollywood forjará las ideas y deseos de todo el mundo. Una urbe de pioneros. De soñadores. Una ciudad encubierta, donde no todo es lo que parece. Una ciudad del siglo XX que se convertirá en un modelo para el mundo. Una ciudad sin fronteras que llegará donde alcanza la vista.» – Prólogo de L.A. Noire.
Con una ambientación cuidada hasta al más mínimo detalle con una recreación casi perfecta de Los Ángeles y la zona del Hollywoodland de la época pasando por lugares emblemáticos de la cuidad que demuestran la documentación exhaustiva realizada por el equipo de Team Bondi, L.A. Noire es un ejercicio técnico impresionante con una performance capture estupenda y que cuenta con la colaboración de un gran número de actores catódicos, 75 de ellos – entre ellos el mismo Cole Phelps, interpretado por Aaron Stanton – sacados de una de las series referentes de la cultura pop actual y también enfrascada dentro de una época muy concreta de la historia EEUU, Mad Men. A pesar de su estética en color, en contraposición al blanco y negro típico del género, el juego contará con varios homenajes directos a películas y referentes del cine negro: cinemáticas con una puesta en escena moderna con el sello de Team Bondi; la obtención de coleccionables que corresponderán a los títulos de varios films icónicos como Double Indemnity o Sunset Boulevard; la incorporación de una voz off; y la introducción de los rótulos de los casos al más puro estilo film noir con títulos tan llamativos como The Red Lipstick Murder, The Black Caesar, The Fallen Idol, A Polite Invitation o Armed & Dangerous para dar un ejemplo de cada episodios.
En definitiva, L.A.Noire presenta un fórmula novedosa donde las dotes de observación del jugador serán claves para el desarrollo del juego y que siguirá todos los cánones del mejor cine negro siendo un perfecto ejemplo de la simbiosis – literal – entre la literatura, el cine y los videojuegos que fascinará a todos aquellos fans de los misterios.
Amante del terror y de las series británicas. Ferviente seguidora de Yoko Taro. Graduada en cine y audiovisuales por la Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya (ESCAC-UB). Especializada en dirección artística/diseño de producción. Máster de especialización en Estudios Literarios y Culturales (Universitat de les Illes Balears). Profesora en el grado de Comunicación Audiovisual en CESAG-Universidad de Comillas. Colaboradora en el proyecto «Ludomitologías» liderado por el Tecnocampus de Mataró (UPF). Interesada en la investigación en game studies y TV studies.