“Crazy Eyes”, la ¿loca? de la cárcel
Como se ha comentado ya en múltiples reseñas y foros durante los últimos tres años, la serie de Netflix Orange Is the New Black, creada por Jenji Kohan a partir de un libro autobiográfico de Piper Kerman sobre su experiencia en una prisión estadounidense, es una producción coral en la que un grupo cada vez más grande y variado de mujeres comparte protagonismo. Más allá del foco inicial en el personaje de Piper Chapman (alter ego ficcional de Kerman), los guiones nos ofrecen diferentes tramas con distintas internas en el centro, así como flashbacks que en cada episodio nos revelan detalles sobre el pasado de las presas que ayudan a comprender su situación presente.
De entre las muchas creaciones soberbias de Kohan para la pequeña pantalla, quiero fijarme hoy en el personaje de Suzanne “Crazy Eyes” Warren, interpretado por la actriz americana de origen nigeriano Uzo Aduba (Boston, 1981), que es uno de mis favoritos y parece que también uno de los más apreciados por el público espectador en general. Gracias a él Aduba ha ganado, entre otros, dos premios Emmy, y ha conseguido una proyección que le permite tener en cartelera dos películas listas para su estreno en 2016.
Desde la primera temporada de Orange Is the New Black “Crazy Eyes” se nos presenta como una mujer joven con dificultades para mantenerse estable en el entorno carcelario y con arrebatos de ira que a veces la llevan a autolesionarse o a atacar a otras internas, pero también como un ser humano tierno, inteligente en su oscuridad y muy necesitado de atención y de cariño. Entre los barrotes de Litchfield Suzanne es “la otra” dentro de su “tribu” de compañeras afroamericanas y “la loca” para guardias y consejeros/as. Su función es la de ser una figura casi Foucaultiana que nos hace preguntarnos quién define la cordura y cómo debe tratarse a la mentes “diferentes” (o sea, las que no entran en la norma dominante de la época).
En la primera entrega de la serie el momento más destacado de “Crazy Eyes” es el episodio tercero, en el que pasa del amor entregado por Piper a una venganza escatológica que es divertida para la audiencia y perturbadora para la recién llegada. Más adelante, en la temporada dos, gana presencia e importancia en relación con la perversa Yvonne “Vee” Parker, que se convierte en una líder para las presas negras, en una rival peligrosa para la matriarca blanca Galina “Red” Reznikov y en una figura maternal para Suzanne. Tanto la presencia como la ausencia de “Vee” tendrán serias consecuencias para “Crazy Eyes”, que parece buscar en ella un tipo de relación materno-filial que no consiguió cultivar con su propia madre adoptiva, una mujer blanca que quizá se esforzaba demasiado por evitar que Suzanne notara que era distinta en su entorno social.
La historia de vida de “Crazy Eyes” se nos ofrece en el episodio 2.3, en el que la vemos evolucionar desde su adopción como niña hasta su perturbado yo adulto en la cárcel. En él, además de las complicaciones de una familia interracial y de las pistas sobre sus posibles problemas mentales, también descubrimos una Suzanne cuentista, narradora hábil de tramas a menudo inapropiadas. Esta faceta suya será la más desarrollada en la temporada tercera, que nos regala momentos hilarantes derivados de su actividad como escritora de seudo-porno de ciencia ficción y un hilo argumental (poco desarrollado en comparación con otros) sobre un posible amor que nos muestra su lado más vulnerable e inexperto.
Hasta la fecha el personaje de Uzo Aduba nos ha deleitado con algunas de las escenas más tragicómicas y algunas de las líneas más inteligentes del guión de Orange Is the New Black. No sé ustedes, pero yo le he cogido cariño al personaje, lo echo de menos cuando Kohan parece olvidarse de él y espero que la cuarta temporada nos lo devuelva con más fuerza, complejidad, humor y ternura si caben.