Crítica de «Concussion», el David y Goliat de Landesman
Peter Landesman nos presenta su thriller dramático inspirado en la historia real del doctor Bennet Omalu publicada en el artículo “Game Brain” (GQ, 2009). ¿El protagonista? El Dr. Bennet Omalu, encarnado por Will Smith es un neuropatólogo forense que descubrió la encefalopatía traumática crónica (ETC) reflejado en pantalla como el “hombre que hablaba a los muertos” y que se involucraba en saber cómo habían vivido preguntándoles mientras les diseccionaba para diagnosticar cómo habían podido morir. Si bien su modus operandi incordiaba a sus superiores que consideraban que se extralimitaba en sus funciones, el doctor encontró síntomas que podían relacionar las recientes muertes y suicidios con el estilo de vida de los ex jugadores de fútbol americano, considerados leyendas de la ciudad.
Es por ello que emprende una investigación pagando las pruebas de sus propios fondos a sabiendas de la advertencia de su jefe quien le indica que si se trata de un juego para hacerse el héroe, le conviene que ambas partes salgan bien paradas. Con un marcado tono conservador, el discurso de la película se enmarca en la dinámica siguiente: “Dios es el número uno y el fútbol es el número dos” lo cual se plasma en la práctica religiosa del Dr. Omalu y su deseo de casarse y formar una familia rápidamente con la enfermera nigeriana inmigrante a la que acogió en su casa, de acuerdo con la petición del sacerdote.
¿Los síntomas compartidos? Dolores de cabeza, pérdida de memoria (que achacan a un alzhéimer precoz), cuadros de violencia y de ira descontrolada, indicios de demencia, adicción a fármacos y un estilo de vida que pasa del éxito a la vida a la decadencia entre las puertas de una vieja furgoneta (en el primer caso), un trato injusto e irrespetuoso de un ex jugador a su mujer e hijos (escuchando voces que le incitaban a matarles) pero lo esencial: suicidio como consecuencia de una trayectoria vital como ex jugadores profesionales de fútbol americano. Todos ellos, considerados como antiguas estrellas de la NFL (como Dave Duerson y Junior Seau) recibieron durante su carrera profesional y según las tesis del Dr. Bennet Omalu, alrededor de 70.000 fuertes golpes en la cabeza que provocarían incidentes neurológicos que asfixiarían el cerebro de éstos dando como resultado un patrón de conducta irreconocible incluso para ellos mismos.
La enfermedad se convierte en el “hombre del saco”, en la debilidad y en el miedo de la institución de la liga de fútbol NFL (que no es más que un macronegocio del que no quieren privarse), al hacerse eco de la publicación del artículo por parte del doctor el cual no tiene la intención de parar de investigar a fondo en su hallazgo. El propio sistema intentará silenciarlo (en el juicio) alegando que sus pruebas no son concluyentes e, incluso, en su intento de minimizar o infravalorar el trabajo del doctor, le ofrecerán una entrevista personal al que no le dejarán hablar directamente con la única intención de que públicamente se ofrezca la imagen de que la NFL es una institución abierta al diálogo cuando es, en realidad, una farsa mediática para hundir las pretensiones del doctor por seguir indagando en las causas de una enfermedad aparentemente incontrolable y que se está llevando vidas de ex jugadores de fútbol. ¿El final? Sin pretensión de ofrecer más spoilers, invitamos a los lectores a que lo vean por sus propios ojos. Tan sólo una pista: la verdad es la que prevalece.
Se palpa en el ambiente el carácter moralista y que podría responder al esquema siguiente: un hombre, tan sólo un hombre enfrentado a estructuras de poder (¿corrupto?) estadounidense (en el caso que nos ocupa, la NFL) en las que quiere, encajar para ensalzar su papel como ciudadano americano que pertenece a la comunidad de los EE.UU. Es inevitable retroceder al papel de la película En busca de la felicidad (2006) de Will Smith donde él mismo lucha por superarse y autoafirmarse dentro de la misma comunidad estadounidense y donde recuperamos la lección de vida que le da a su propio hijo para enfrentarse a la adversidad del mundo adulto y que entronca con la misma idea de ser valiente y comprometido al luchar por los propios sueños, a pesar de las adversidades o de quienes deseen tu fracaso.
“Nunca dejes que nadie diga que eres incapaz de hacer algo, ni siquiera yo, ¿ok? Si tienes un sueño, debes conservarlo. Si quieres algo, sal a buscarlo y punto. ¿Sabes?, la gente que no no logra conseguir sus sueños suele decirle a los demás que tampoco cumplirán los suyos”.
No podemos finalizar el post sin señalar que el film no ha estado exento de cierta repercusión mediática que responde precisamente a la necesidad de hacer un ejercicio de reflexión por parte de la Academia y la concesión de los Óscars. Cabría repensar las propias actuaciones por parte de esta industria (de poder) y poner en tela de juicio la desigualdad racial en Hollywood.
Doctora en Filología por la Universitat de les Illes Balears (2022) y, anteriormente, becaria predoctoral con una tesis centrada en personajes infantiles creepies, discursos de maternidad contemporánea, New Horror y narrativa transmedia. Máster en Lenguas y Literaturas Modernas (especialización en estudios literarios y culturales, UIB); Máster en Formación del Profesorado (Lengua y literatura, UIB) y Posgrado en el uso del cine como recurso educativo (UNED). Interesada en las representaciones audiovisuales infantiles y las maternidades contemporáneas, además de la aplicación del audiovisual y la narrativa transmedia como recurso educativo.