Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

«Dilema/What if» de Netflix (2019): el atractivo negocio de la moralidad de Anne Montgomery

“Si quieres una vida con propósito, comienza a cambiar la noción de que todo sucede por algo”: esta es la supuesta enseñanza que nos aporta el personaje de Anne Montgomery (Renée Zellweger) en el primer capítulo de la serie. Anne parece tener ciertos ecos literarios de la retorcida madrastra de Blancanieves y, también, a la ¿psicópata? Glenn Close en Atracción fatal (1987) en tanto que dedica su vida, según su postura, a causas que le puedan dar éxito aunque sea a costa de dañar a los demás. La serie – avisamos de posibles spoilers – empieza con una proposición de la multimillonaria Anne al matrimonio en quiebra formado por Lisa (Jean Levy) y Sean Donovan (Blake Jenner). Ésta radica en un intercambio: salvar la empresa biomédica de Lisa por la que ha estado luchando muchos años a cambio de poder pasar una noche con su marido. La premisa no está exenta, como el título ya indica, de dilema(s), de situaciones controvertidas y de complejas disquisiciones morales con las que tiene que lidiar gente aparentemente corriente.

El atractivo para la misteriosa Anne recae, precisamente, en un objetivo que sorprende a los inversores más potentes a nivel internacional pues la oferta se lanza a una joven emprendedora y jefa de Emigen, una empresa start-up sustentada, en gran parte, por crowfunding y cuya viabilidad en el mercado no está tampoco exenta de altos riesgos por sus ideales: Lisa, como bióloga, desea curar enfermedades inmunológicas a nivel mundial – pues perdió a su hermana y se prometió hacer de este hecho, su fuerza por la que luchar pese a las consecuencias – que no dejaría de resultar un hallazgo “incómodo” para las farmacéuticas que tantos millones mueven a escala mundial.

Lisa Donovan y Sean Donovan

Podemos plantear que una de las bases de pensamiento de Anne (cuyo labrado éxito ha sido recopilado en sus reconocidos libros) se centra en la búsqueda de las debilidades de los demás para beneficio propio que, en realidad, Montgomery asocia a que estas debilidades son, en suma, responsabilidad por la ignorancia o las flaquezas de las personas que las ejecutan. Se ponen a prueba a diferentes protagonistas que envuelven el matrimonio de San Francisco mediante su exposición a cómo ellos, personas aparentemente corrientes, nobles y de buen corazón pueden llevar a cabo acciones poco éticas, inapropiadas o incluso deleznables.  De ese modo, las acciones que lleven a cabo los demás – sean o no influenciadas directa o indirectamente por ella – no son, en ningún caso, motivo de culpa, responsabilidad o remordimiento de Anne.

Los dilemas a los que indirectamente se ven sometidos los personajes radican, en gran parte, en el juego del adulterio (especialmente en dos parejas distintas) y en la culpa por los hechos acontecidos en el pasado (el supuesto homicidio de un hombre borracho; el supuesto homicidio de los padres de tu hermanastra…todos ellos explicados de un modo en que pueden incluso verse explicados si acudimos a sus causas o a las circunstancias accidentales en las que transcurrieron).

Sin duda, uno de los grandes aciertos y atractivos de la serie de Netflix es su capacidad para poner a la audiencia en situaciones incómodas – pero posibles – a las que se pueden enfrentar a lo largo de su vida y cómo las acciones y las decisiones que uno toma ante estas situaciones puede cambiar completamente la trayectoria de su vida. Se juega, por tanto, con la idea del Destino y cómo éste parece ser simplemente fruto de una concatenación de decisiones tomadas, más allá de justificar nuestras acciones, eximiendo nuestra responsabilidad en aquello que se hace llamar destino o fatum y ésta es precisamente la idea de su lema: “Fate is a lie. There is only choice”. El pasado puede retornar siempre a pasar cuentas por aquello que hicimos mal y es precisamente lo que sucede en el caso de Sean (el marido de Lisa); Sean (el hermano de Lisa) y de Anne. Pero también el presente puede tendernos trampas y ponernos en encrucijadas de las que no podemos escapar: es el caso de Angela (quien tendrá que decidir qué rumbo emprender en su vida sentimental y familiar, una vez descubre su estado de embarazo) y de Anne (en tanto que, pese que actúa por causas de un pasado traumático, está obrando en el presente para supuestamente hacer justicia de aquello que vivió en el pasado).

En este sentido, la frialdad morbosa de Anne deja paso a una versión más humana de sí misma en los últimos dos capítulos en cuanto se indaga en las causas de su máscara de hierro: asistimos a la humanización de la villana y a la deshumanización de la heroína a lo largo de la serie, narrativamente hablando. En definitiva, este thriller social con ciertas dosis de telenovela del creador de Revenge (2011-2015) pretende ofrecernos posibles entregas de una serie antológica en la que tanto dilemas como controversias serán el caldo de cultivo para permitirnos cuestionar si nuestras acciones como audiencia también son fruto de nuestras propias decisiones y, por tanto, son responsabilidad nuestra o si, por el contrario, deseamos aferrarnos a que aquello negativo que nos pasa se debe a una especie de destino que juega en nuestra contra. Una de las lecciones presentes y futuras que nos aporta la serie para, supuestamente, conseguir el éxito está en una de sus frases que deseamos destacar: “Debes estar dispuesto a tomar decisiones difíciles, a hacer cosas desagradables, a arriesgar lo más valioso. No se logra nada que valga la pena sin sacrificio”.

 

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