Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Un amor prohibido: «Carol» de Todd Haynes (2015)

Antes de entrar en materia, he de confesar una cosa: desde que se anunció el rodaje de Carol hace ya más de un año, ya sabía que la película me iba a fascinar. En primer lugar, Todd Haynes es un director al que personalmente le tengo un cariño especial, no solo porque es uno de mis directores preferidos, sino por que su película Far From Heaven, siendo todavía una adolescente, me hipnotizó tanto que me hizo descubrir la magia del cine y me insipiró para decidirme por encaminar mi carrera hacía el oficio de hacer cine y, más concretamente, hacía la dirección artística. Y, segundo, la idea de que sus protagonistas fuesen Cate Blanchett y Rooney Mara y las apariciones de Sarah Paulson y Kyle Chandler, acabaron de rematar la faena. Así que, en este sentido, estaba bastante condicionada a la hora de la verdad cuando las luces de la sala se apagaron y, por fin, mis expectativas se confirmaron. Pero, vayamos por partes.

Carol, estrenada el pasado viernes en España – aunque ya se había estrenado hacía casi 3 meses en EE.UU. – es una adaptación de la novela de la escritora estadounidense Patricia Highsmith, The Price of Salt publicada en 1952. La trama se centra en el romance entre dos mujeres con diferentes extractos sociales, Therese Belivet (Rooney Mara) y Carol Aird (Cate Blanchett), que experimentan un intenso amor desafiando las convenciones de su momento. Siguiendo la estela de sus anteriores trabajos, Far From Heaven (2002) y la miniserie para la HBO Mildred Pierce (2011) el cineasta americano Todd Haynes vuelve a recuperar uno de los géneros estrella de la época dorada de Hollywood en los 50, el melodrama, para reinventarlo una vez más. Utilizando todos los elementos característicos del melodrama más clásico: el resorte pasional que motiva a los personajes, el efecto lacrimógeno de la trama (en su mayor medida), la lucha contra las convenciones sociales y contra las habladurías, y, sobretodo, con un subtexto muy potente donde se cuestiona la integridad conservadora de los EE.UU. de la época y la doble moral de la clase burguesa americana; Haynes nos volverá a situar a la mujer como centro de la trama y nos mostrará la historia de un amor prohibido. Nos encontramos frente a un melodrama moderno que será un perfecto reflejo de la sociedad patriarcal e hipócrita estadounidende después de la Segunda Guerra Mundial.

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Cate Blanchett es Carol Aird

En Carol, su guionista Phyllis Nagy se toma la libertad de (re)adaptar la novela original, alejándose de alguna que otra premisa procedimental de la narración. Si en la novela se adopta el punto de vista exclusivo de Therese con una visión (casi) platónica hacia Carol y su repugnancia/desinterés hacia el mundo que le rodea; en la película aportarán muchísimo más protagonismo al personaje de Carol asistiendo a sus conflictos personales en primera persona, cuando en la historia original ésta se limita a ser el objeto de deseo de Therese y solo aparece en sus encuentros fortuitos. Más allá de si el film es fiel a la novela o no en algunos aspectos, la reformulación de la historia está al servicio de la temática que plantea: la conexión entre dos personas diferentes a simple vista, pero iguales en su naturaleza que intentarán afrontar su soledad apoyándose una con la otra. Mientras la soledad de Therese vendrá dada por la inexperiencia absoluta debido a su juventud y experimentará el deseo por primera vez; la soledad de Carol vendrá marcada por su exceso de experiencias vitales y por sus presiones personales que le estarán llevando al divorcio de su marido. Porque Carol no es solo una película sobre el lesbianismo, como algunos se han referido a ella. Es una historia de amor y deseo que, en este caso, resulta ser entre dos mujeres.

Con una estructura narrativa a modo de flashback, que tanto nos puede recordar a otra película de un amor imposible como es Brief Encounter (David Lean, 1945), Haynes volverá a hacer su particular homenaje a artístas americanos de la década de los 50 para mostrarnos su película más onírica e hipnótica de su filmografía. Más allá de las claras referencias al estilo colorista de los melodramas clásicos de Douglas Sirk – que ya vimos de manera más evidente y más abrupta en Far From Heaven – la estética de Carol se nutre del trabajo de fotografos como Saul Leiter y Vivian Maier o el pintor Edward Hopper (pero, sobretodo del primero) para crear la melancolía y la soledad de la sociedad neoyorquina de su época. La banda sonora de Carter Burwell que tanto nos transporta al mundo melancólico que también crea Phillip Glass en The Hours (2002) hará el resto.

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Carol, un mundo tras el cristal

La atmósfera la cinta consigue reflejar perfectamente ese deseo y atracción (ya sea platónica o no) entre ambas mujeres. Haynes apuesta por una aproximación intimista e introspectiva de contar la historia donde cada mirada, cada gesto y cada silencio dice muchísimo más de lo que se percibe a simple vista. Carol es la historia de un amor que se desarrollará sin estridencias ni nerviosismos. El ritmo pausado de la cinta se complementará con una planificación que parece estar detenida en el tiempo y una puesta en escena sugestiva, donde aquello que los personajes no se atreven a decir lo transmiten las imágenes. Esas imágenes representadas tras cristales que donde nada ni nadie importa, solo existen ellas dos y el amor que las une.

Pero, por supuesto, es evidente que no podemos hablar de Carol sin alabar el espectacular trabajo de sus dos actrices protagonistas. Me parece que nadie puede negar que tanto Cate Blanchett como Rooney Mara hacen unas de las mejores intepretaciones del año, y probablemente, las mejores de su carrera hasta el momento, al menos la de Mara. Y, hay que admitir, que sin sus indudable química, la película no hubiera gozado del éxito que ha tenido. Ambas realizan un trabajo gestual y corporal muy sutil y minucioso, donde, incluso el timbre de voz de ambas se modula para hablar como en la época. Empezando por Blanchett en la piel de Carol Aird, que no solo es la elegancia personificada en esta película (y, al verdad, no me extraña que Therese se «cuelgue» de ella…) sino que se nutre de esa mezcla entre vulnerabilidad emocional, y una especie de belleza andrógina – en el sentido más amplio de la palabra – que tanto nos recuerda a esa Katharine Hepburn que ya interpretó en The Aviator (2004) y nos demuestra que Blanchett es una de las mejores actrices actuales.

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Rooney Mara y Cate Blanchett en una escena de la película

Pero, la que se lleva todos lo elogios en esta ocasión – y con razón – es Rooney Mara. Tal vez, sea porque en Therese Belivet nada queda de la imagen que todos tenemos de Mara en The Girl with the Dragon Tattoo (2011) donde interpretaba a la oscura y retorcida Lisbeth Salander. Realmente, la frase que sale de la boca de Carol nada más conocerla es la descripción perfecta para su personaje: «What a strange girl you are. Flung out of space» («Flotando en el espacio») Una interpretación muy contenida donde veremos a una Rooney Mara frágil y tierna pero, a la vez, segura y contundente. Como en la novela original, Therese será la verdadera protagonista del film y su evolución dará un vuelco de 360º que la actriz sabrá controlar de manera magistral. Porque, al fin y al cabo, todo el peso y significado de la película se acabrá concentrando en los ojos verdes, inocentes e intensos de Rooney Mara.

Carol continuará con una de las grandes temáticas de las producciones de la filmografía de Todd Haynes: la aceptación de la naturaleza y la indentidad propia más allá de las convenciones marcadas por el contexto social en el que se enmarcan sus historias; como también veremos en Safe (1995), Velvet Goldmine (1998) y I’m Not There (2007) (a las aprovecho el paréntesis para recomendar con fervor). Tal vez, escriba desde el punto de vista completamente egoísta (y seguramente discutible) y guiada por mi especial cariño hacia Haynes – o, tal vez, sea porque en el fondo soy una romántica empedernida y no lo he descubierto hasta ahora -; pero, sinceramente y en mi modesta opinión, Carol es una de las mejores películas del año (porque, decir la mejor me suena demasiado pretencioso por mi parte) Carol es una combinación de todo: el guión, la puesta en escena, las actrices, la fotografía, la dirección artística, la música… Y, sobretodo, es la perfecta simbiosis entre todos estos ellos. Ante films como este, es un auténtico placer ir al cine.

 

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