Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

El drama disfrazado de sitcom: las series de Chuck Lorre

Imagínate un día cualquiera. Llegas agotad@ de trabajar, te tiras en el sofá y enciendes la televisión. Lo único que quieres es desconectar y no pensar. Y haciendo zapping, entre telediarios y documentales de La 2, te encuentras una serie como The Big Bang Theory: de corta duración y que te hace reír. Y, no dudas en dejarlo puesto.

Pero, más allá de las fórmulas y premisas que ya conocemos sobre el género de comedia – situaciones enredosas y cotidianas; personajes extremos y reconocibles; espacios domésticos, siempre localizados en el hogar de los protagonistas o en lugares emblemáticos, como el Central Perk (Friends), el Pub MacLaren’s (How I Met Your Mother) o la tienda de cómics (The Big Bang Theory); diálogos plagados de chistes relacionados con la cultura popular del momento, etc. – se esconden los mundos personales de sus creadores. En este post, me voy a referir a uno de los grandes renovadores del concepto de sitcom propiamente dicho y uno de mis showrunners favoritos: Chuck Lorre. Así que, la elección de The Big Bang Theory en nuestro zapping ficticio, definitivamente, no es casual.

Nativo de Long Island (Nueva York), Charles Michael Levine no tuvo una infancia fácil. El negocio familiar quebraría cuando él tenía solamente 8 años de edad, forzando a sus padres – sobretodo a su madre – a buscar trabajo y dejarlo la mayor parte del tiempo solo en casa. El profundo odio hacia la familia de su padre y el «abandono» de su madre por cuestiones laborales, hizo que a los 26 años cambiara su apellido por Lorre y tuviera varios problemas con la bebida a temprana edad.

Por tanto, analizando más atentamente sus creaciones, se observa y se intuye un mundo (semi) autobiográfico donde Lorre refleja sus obsesiones y «traumas«, por llamarlo de alguna manera. Las series creadas – o escritas – por Chuck Lorre se identifican por un estilo, temática y unas técnicas narrativas complejas y muy sutiles, que es lo que hace que sean auténticos dramas disfrazados de comedia.

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Los éxitos de Lorre en la década de los 90s: Frannie’s Turn, Grace Under Fire, Cybill, Dharma & Greg y Roseanne.

Desde sus comienzos como guionista en Roseanne (ABC, 1988-1997), que mostraba el día a día de una familia obrera americana donde los dos personajes principales están obligados a trabajar a tiempo completo para poder mantener a su modesta familia; pasando por Cybill (CBS, 1995-1997) – protagonizada por Cybill Shepherd e inspirada en ella misma – donde una actriz de mediana edad que ve su carrera truncada, tendrá que mantenerse a flote como pueda en la dura industria hollywoodense; hasta su última creación en antena, la serie Mom (la que aprovecho el paréntesis para recomendar fervientemente) donde su protagonista Christy, una madre soltera, tendrá que lidiar con su madre Bonnie, a la que no ve desde que la abandonó cuando era pequeña y ambas, tendrán que enfrentarse juntas a su adicción a la bebida, mientras conviven en el mismo techo con Violet, la hija adolescente embarazada de Christy. Esta premisa también la utilizará en su primera producción para televisión Grace Under Fire (ABC, 1993-1998) donde Grace Kelly una madre soltera recién divorciada en fase de rehabilitación de su alcoholismo necesitará el apoyo de su familia para volver a recuperar su vida.

El nivel de sofisticación que despliega Lorre a la hora de transcribir este tipo de situaciones y temáticas – que podrían ser perfectamente las premisas para cualquier serie dramática – en clave cómica se muestra de manera orgánica y sutil. El concepto del personajes antiheróico que intentará con todos sus medios volver a encauzar su vida será una rasgo definitorio de sus historias.  Adictos (a la bebida, a la comida, a las drogas, al sexo…) y fracasados, tanto personalmente como profesionalmente, serán los protagonistas absolutos. Auténticos outsiders como: nuestros queridos geeks – y sus respectivas novias – en The Big Bang Theory; los hermanos Charlie y Alan Harper, el primero un mujeriego y borracho empedernido y, el segundo, un fracasado en la vida en Two and a Half Men; Mike Biggs y Molly Flynn, un policía y una maestra que se enamoran en una reunión para personas con sobrepeso en Mike & Molly; Christy, Bonnie y Violet, tres generaciones maternas en Mom; y los personajes de Roseanne Conners, Grace Kelly y Cybill Shepherd, como ya he comentado anteriormente, tres mujeres que intentan rehacer sus vidas, son claros ejemplos de ello.

El concepto de la familia es otra de sus claves esenciales. La creación de familias desestructuradas y disfuncionales se desarrollarán como uno de los ejes centrales de las tramas y de las relaciones entre personajes y se articulan como engranajes perfectos para las situaciones y chistes más cómicos. De ahí tenemos familias puramente masculinas como en Two and a Half Men y, otras, puramente femeninas como en Mom; la formación de una especie de familia artificial en The Big Bang Theory; o la utilización del núcleo familiar y su entorno más cercano como el sustento de el/la protagonista en circunstancias adversas. La clásica norma de la oposición entre un dúo de personajes será el tándem perfecto para rematar los gags.

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Las sitcoms de Lorre en emisión: The Big Bang Theory, Mike & Molly, Two and a Half Men y Mom.

Pero, para acabar de comprender y analizar el universo Chuck Lorre, no puedo dejar de lado su «obsesión» más latente y, que también se a explotado en todas las comedias, habidas y por haber, de la historia del género: la madres. La figura materna es el personaje más recurrente en todas y cada una de las series alguna vez escritas o creadas por Lorre – y que, probablemente, sea la confesión más personal que añada en sus guiones. Parecer ser que el hecho de que su verdadera madre dejase el cuidado de la casa para buscar trabajo, que realmente le dejó huella. Por tanto, no es de extrañar que en sus sitcoms aparezcan personajes como Evelyn Harper o Bonnie, madres que no se hicieron cargo de sus hijos cuando eran niños y a las que culpan de sus fracasos en la vida; o, en casos especiales de «abandono» como los de las ya famosas Mary Cooper, Beverly Hofstatder, Mrs. Wolowitz y Mrs. Koothrapali en The Big Bang Theory. Y, por supuesto, las series que exploran el tema de lleno: Mom, donde tres generaciones de madres conviven bajo el mismo techo; y Roseanne, una de las primeras madres trabajadoras televisivas.

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Las madres más conocidas del universo Chuck Lorre

Y, como no podía ser de otra manera, el microcosmos que crea Chuck Lorre no puede estar completo sin la retroalimentación de sus productos. Los crossovers entre series y la colaboración con el mismo equipo, sobretodo los actores, es un clásico entre los producciones con el mismo showrunner. Chritine Baranksi es una de sus actrices fetiche, apareciendo en Cybill y como la madre de Leonard en TBBT – de hecho, tanto Johnny Galecki, Sarah Gilbert y Laurie Metcallf eran personajes recurrentes en Roseanne y, ahora lo son de TBBT. También aparecen guiños y referencias entre las series en episodios concretos, como la serie de animación favorita de Sheldon Cooper es Oshikuru: Demon Samurai una en la que Charlie Harper compone la canción de cabecera, entre mucho otros.

Todas estas características son las que hacen de las producciones de Chuck Lorre se hayan convertido en un referente para el nuevo modelo de comedia en televisión – y sobretodo, un nuevo modelo de sitcom – que son la clave de su éxito. Lorre nos deja, casi de manera altruista, entrar en su cabeza y nos confiesa, de manera muy indirecta, sus traumas más profundos. Y, todo ello, sin olvidarse de las fórmulas que requieren este tipo de producciones.  Por eso, me atrevo a decir que Chuck Lorre es uno de los mejores showrunners que podemos encontrar dentro del panorama televisivo actual. Porque, al fin y al cabo, la comedia no deja de ser la otra cara de la tragedia.

 

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