“El joven Sheldon”: episodio 10, temporada 3
La “sopa adolescente” a la que hace referencia este décimo episodio -“Teenager Soup and A Little Ball of Fib”- es una metáfora para referirse al modo en que el joven Sheldon percibe la piscina de su colegio. Como esta sugiere, para él es un temible caldo de gérmenes al que no quiere ni acercarse, concepción que no nos sorprende cociendo sus muchas aprensiones (recordemos, por ejemplo, que usa guantes para evitar el contacto humano a la hora de bendecir la mesa). Su terror da lugar a varias escenas de fantasía que a veces incluye la serie. En esta ocasión, veremos a Petersen, el director del colegio, a quien Sheldon se dirige para pedirle que le evite este trauma, convertido en un demonio de ojos rojos con el sonido de truenos de fondo; y, en la reproducción de una pesadilla, veremos a una piscina traidora que habla –con la voz de Penny de Big Bang, es decir, de Kaley Cuoco. Una vez despierto, para evitar tener que meterse en ella, se mete, en cambio, en un lío de conciencia, al seguir el consejo de sus hermanos de fingir que se encuentra enfermo.
Aunque al principio se alegra de sus consejos y de sentirse aceptado como parte de este pequeño club de filibusteros, el gran amor que siente por su madre, que se entrega –como siempre- a sus cuidados, le lleva a replantearse la situación. Entre sus atenciones, está el cantarle la canción del “Dulce gatito”, que esta vez Sheldon oye con la letra cargada de acusaciones de mentiroso por su remordimiento, y que seguirá calmando a Sheldon en su versión adulta en Big Bang en momentos de dolor y enfermedad. A pesar de que el termómetro delata la ausencia de enfermedad y de que George le advierte de las muchas probabilidades existentes de que Sheldon esté fingiendo, en la cabeza de Mary no cabe la posibilidad de que su pequeño Shelly le mienta. Este, se hace consciente de la decepción que su mentira puede generar en su progenitora, de nuevo, gracias a una escena fantasiosa en la que el Batman del comic que está leyendo le hace recapacitar sobre su actitud –con la voz de Diedrich Bader, que pone también voz a Batman en la serie «Harley Quinn». Sheldon decide ir a visitar a su vecino Billy, que sí que está enfermo de verdad, para procurar el contagio que le evitara sentirse tan mal por embustero. Sheldon consigue, efectivamente, contagiarse, pero después de haber tenido que enfrentarse a su miedo a la piscina, que ahora sí que se transforma en una sopa de gérmenes que acaban contagiando a prácticamente todo el colegio y su familia.
Pero, aunque no haya referencia en el título a otra sección importante del argumento de este episodio, como suele ocurrir normalmente, en este, hay que prestar atención a lo que ocurre a otros personajes. Como podéis sospechar, nos referimos al triángulo amoroso formado entre Connie, su exnovio -John Sturgis- y su nuevo novio, Dale. En el noveno episodio vimos el renovado interés del profesor por la abuela, y la correspondencia de esta al ir a verle a casa de su hija, donde este se encontraba viendo un partido de fútbol con su yerno. Pues bien, en este décimo episodio, Sturgis, decide investigar al nuevo pretendiente de su querida Connie en la tienda de deportes donde trabaja. Allí se produce una escena muy graciosa que pone de nuevo de relieve el desconocimiento deportivo por parte del inteligente –en otros campos- Sturgis. Así, cuando Dale le descubre merodeando, está tratando de averiguar qué es una especie de cápsula que resultará ser –como le explica el entrenador- un protector de las partes íntimas. Tratando de entender su “funcionamiento”, le veremos colocarla en su lugar y darse con una raqueta de ping-pong para comprobar su eficacia. No obstante, al final del episodio se hará más consciente de ella al caerse con la bici y evitar daños en sus partes.
Dale queda impresionado por la peculiaridad del exnovio de su actual novia, y se lo hace saber en una cena en la que se burla del profesor en su conversación con Connie. A la vez, el entrenador da muestras de sentirse superior al hacerle declaraciones como: “Debes sentir que estás saliendo con un modelo ahora, no?» Aunque Connie al principio le hace saber a su nueva pareja que no le gusta que se meta con John Sturgis, ya que es su amigo, confieso que me resulta sorprendente la aparente sumisión con que, finalmente acepta la actitud tan reprochable de su nuevo pretendiente. Especialmente, porque Connie suele representarse en la serie como una mujer muy fuerte y nada fácil de llevar a ningún terreno en el que ella realmente no esté de acuerdo en estar. Sinceramente, espero que rompa con este hombre prepotente y vuelva con el entrañable profesor Sturgis, quien, para conmovernos aún más, en este episodio, reconociendo que se había pasado en su intromisión en la incipiente relación de -su ahora amiga- Connie, manda una galleta gigante a cada uno de los implicados con un mensaje escrito disculpándose. Además, como suele referir, el pequeño Sheldon no podría alegrarse más de que su admirado profesor y amigo volviera a alistarse en las filas de su familia. Y el pequeño Sheldon, también me cae bien. No soy objetiva, pero lo reconozco. A ver si me salgo con la mía en futuros episodios y me llevo una satisfacción.