Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

El Marginal, la serie argentina para ver en Netflix

El estreno de la segunda temporada de El Marginal en territorio argentino ha sido un espectáculo. La audiencia ha seguido como nunca un producto emitido por la televisión pública del país con unas cifras de audiencia alucinantes. La historia de los hermanos Borges, Mario y Diosito, han cautivado a todos por igual, con cuotas de pantalla que se ponen a la par que las generadas por el fútbol. Las tramas que circundan la marginalidad y lo extremo parece que no paran de llamar la atención en la pantalla chica, siguiendo la estela de la recomendable Un gallo para Esculapio, El puntero de Julio Cháves o la mítica Okupas.

En el catálogo de Netflix podemos encontrar, desde hace algún tiempo, la primera temporada de la serie, producida por Sebastián Ortega, escrita por Adrián Caetano y dirigida por Luis Ortega. Los primeros 13 episodios narran la vida en la cárcel de un expolicía infiltrado, Miguel Palacios/Pastor, que ha sellado un trato para rescatar a la hija de un juez a cambio de su libertad, cautiva en el interior del recinto penitenciario. Los barrotes de San Onofre retienen, entre otros a los Borges, los mandamases del lugar; protagonistas absolutos de la segunda temporada. Y si los motivos para acercarnos a la primera sobraban, la segunda también ya se encuentra disponible en Netflix, desde hace muy poquito. Parece que tenemos El Marginal para rato.

¿Qué podemos esperar de El Marginal? 

Una serie atrapante, dura, reflexiva y con mucha acción. La primera temporada nos presenta situaciones que siguen los esquemas que ya conocemos en este tipo de historias, incoherentes muchas veces desde el apartado narrativo, pero con un empaque final que provoca que su visionado sea una experiencia adictiva. Eso sí, la segunda temporada supera a su predecesora en ritmo, trama, pero, muy especialmente por el  protagonismo estelar que adquiere Diosito, el verdadero personaje de una serie que ya sueña con su tercera parte.

Diosito es el menor de los hermanos Borges, un chico adicto a las drogas, emocionalmente fracturado, violento, pero siempre fiel a los suyos. Una vez que te enfrentas a él como espectador, ya sea en un plano general o en otro más corto, su aspecto no te puede dejar indiferente: un personaje con el pelo rubio teñido, pendientes y desdentado, rematado por un rosario que siempre lleva consigo colgando sobre el cuello. Diosito es el actor uruguayo Nicolás Furtado, un galán reconvertido en preso, que ha sabido ganarse a la audiencia por encima de cualquier tipo de expectativas. Resulta sumamente curioso escuchar las entrevistas donde explica cómo preparó el papel para cautivar a las cabezas pensantes de El Marginal.

En las dos temporadas los personajes viajan al pasado y al presente de la cárcel: Diosito, Mario y Miguel, van de aquí para allá, entremezclando situaciones de antes y de «ahora», en una de las series que mejor prensa ha generado hasta el momento, así como el favor del público. Mención aparte merece la actuación de Gerardo Romano como Gerardo Antín, el director de la prisión, un auténtico mafioso a cargo de San Onofre. El Sapo Quiroga, los chicos de la Sub-21, Pantera…cada personaje sabe dejar su impronta en una serie salvaje.

Veremos quiénes sobreviven a la brutalidad de los Borges y a la ira de Miguel Palacios si la deseada tercera temporada se hace realidad. De momento podemos disfrutar de ambas temporadas en Netflix, mientras en Argentina todavía persisten los ecos y las buenas sensaciones que dejara el final de El Marginal II.

 

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