Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Ciclo indie (1): mujeres en la nieve, «Winter’s Bone» y «Frozen River»

Hoy en nuestra sección de cine de RIRCA estrenamos un nuevo apartado dedicado a las producciones minoritarias y de bajo (y a veces, muy bajo) coste: el cine independiente. Esa especie de «cine invisible» que – a pesar de que cada vez gozan de una mayor exhibición gracias a las salas pequeñas de arte y ensayo – no es capaz de competir en taquilla, en distribución y, lo que es más importante, en reconocimento de la gran mayoría del público con las películas de las productoras majors de Hollywood (así como con sus equivalentes europeos) Por este motivo, comenzamos esta sucesión de posts sobre cine indie para dar a conocer ciertas producciones que pasan completamente desapercibidas por las carteleras españolas o cuyos DVDs se dejan olvidados en las estanterías de las tiendas especializadas. Y eso, si consiguen llegar a nuestro país…

En este caso, empezaremos nuestra recomendación hablando de dos películas que sí tuvieron cierta repercusión en el momento de su estreno y también consiguieron hacerse un hueco en las salas españolas: Winter’s Bone (Debra Granik, 2010) y Frozen River (Courtney Hunt, 2008). Sin tener ningún tipo de relación entre ellas, parecen películas «gemelas separadas al nacer». La primera, Winter’s Bone basada en la novel homónima de Daniel Woodrell, narrará la historia de Ree Dolly (Jennifer Lawrence) una joven de diecisiete años que buscará desesperadamente a su padre entre una red de crimen local para impedir el embargo de su casa y la reubicación de sus hermanos pequeños en familias de acogida; mientras que en Frozen River seguiremos a Ray Eddy (Melissa Leo), una mujer de mediana edad que para afrontar sus problemas económicos se verá envuelta en un «negocio» de transporte ilegal de inmigrantes a través de un río helado entre las fronteras de Estados Unidos y Canadá.

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Imagen de Winter’s Bone con Jennifer Lawrence

Como se aprecia a simple vista, los paralelismos y comparaciones entre ambos films son más que inevitables compartiendo unas más que parecidas premisas argumentales, temáticas e, incluso, formales. Comenzando por la ineludible equiparación entre Ree y Ray, unas protagonistas con una personalidad fuerte e independiente resultado de vivir en una sociedad hermética que harán lo indecible para proteger a los suyos. Porque, al fin y al cabo, tanto Ree como Ray son versiones diferentes del mismo personaje. Ambas cintas serán un perfecto reflejo de la desesperación de dos matriarcas de unas familias desestructuradas como consecuencia del abandono literal de la figura masculina de la casa – por un lado, el padre traficante de drogas; y, por otro, el marido alcohólico y ludópata – y enfrentadas a un entorno cerrado y aislado. Mientras en Winter’s Bone Ree irá descubriendo durante su camino para encontrar a su padre la sórdida verdad sobre la comunidad en la que vive y en donde el poder de las habladurías es más efectivo de lo que pensaba; en Frozen River el enfrentamiento entre las fuerzas de la ley y los clanes nativo americanos de la zona supondrán una problema para las «actividades» de Ray, así como un tema de debate dentro de la película.

Con la cadencia pausada y el estilo intimista que caracteriza a la amplia mayoría de producciones indies, lo que comenzarán como unos dramas familiares – que, en gran parte, lo son – Winter’s Bone y Frozen River terminarán conviertiéndose en una especie de thrillers sosegados con una ritmo inquietante y una tensión palpable. Los parajes invernales y fríos de la meseta de Ozark, región montañosa densamente arbolada situada en el medio oeste de EE.UU de Winter’s Bone y el territorio Mohawk ubicado en el Upstate New York en la frontera con Canadá de Frozen River se representarán como una especie de personaje más que, no solo aportarán un elemento estético interesante creando un juego de texturas, sino que formarán una parte esencial de la narración.

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Imagen de Frozen River con Melissa Leo

La primera más reconocida que la segunda (incluso estando nominada como Mejor Película en los Oscar en 2011), tanto Winter’s Bone como Frozen River forman una parte esencial del «cine femenino» que se está proliferando en la última década – aunque aún queda muy alejado de las producciones con protagonistas masculinos. Dirigidos por mujeres cineastas – Debra Granik y Courtney Hunt, respectivamente – ambos films supusieron el relanzamiento de una de las actrices más ninguneadas de la industria hollywoodense, Melissa Leo, y el impulso definitivo para una jovencísma Jennifer Lawrence – sí, años antes de que se conviertiese en la J-Law que todos conocemos. Ambas recibían su primera nominación al Oscar por sus respectivas películas – una a los 49 años y, otra, apenas con 19 – aunque lo ganarían dos años después por papeles diferentes. Las dos cintas también lograron las nominaciones a Mejor Guión Original y Adaptado en sus respectivos años, además de una gran cantidad de galardones en varios premios como los Independent Spirit Awards.

Entonces, en una conclusión un tanto frívola: si os gusta Winter’s Bone, es más que probable que os guste Frozen River (y viceversa). Ambas películas son la muestra del coraje individual y de los viajes emocionales (y físicos) de dos mujeres que no dudarán en hacer lo que sea necesario para sacar a su familia adelante descubriéndose a sí mismas durante el proceso, así como un reflejo de la pobreza y de los conflictos sociales en las desérticas y hostiles zonas rurales de Estados Unidos donde la ley de la supervivencia es la única que vale y donde todo parece estar permitido.

 

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