Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Nombres propios: Emilio Aragón, la factoría televisiva y el showrunner

¿Cómo están ustedeeeeeees?

De este modo empezaba uno de los programas emblemáticos de la televisión española y de nuestro imaginario cultural, Los payasos de la tele. Los inigualables Gaby, Fofó, Miliki y Fofito incorporaron en 1977 a un nuevo miembro que ayudaría a hacer las delicias de las audiencias, un payaso que quería ser un remedo de Harpo Marx: Milikito.

Milikito desapareció años más tarde como nombre para dar paso a la figura de Emilio Aragón. Hombre del circo, de la música, del cine y del teatro, pero especialmente un hombre y un nombre esencial para el desarrollo de la ficción televisiva en España. Emilio Aragón, el showrunner.

Si, sí, el showrunner, porque, a pesar de que normalmente se asimile la figura del productor ejecutivo-creador-autor a la ficción estadounidense, la ficción española también tiene nombres esenciales que responden a la tarea básica de esta figura de más o menos reciente invención: el arte de llevar a puerto, de conducir, un programa/serie de televisión. Pero no solamente eso, un showrunner es una persona que suele mantener en sus trabajos una línea temática conductora y una estética reconocida como tal por el espectador. ¿Acaso no asimilamos a Jerry Bruckheimer con la ficción criminal?, ¿no ligamos el nombre de Ryan Murphy con la grandilocuencia estética o los personajes desmesurados? o, solo por poner un ejemplo más, ¿no conocemos a J.J.Abrams por la creación de narrativas complejas y mitologías contemporáneas?. Eso mismo sucede con Emilio Aragón.

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La historia del joven doctor viudo Nacho Martín que intenta rehacer su vida con sus tres hijos y la cotidianeidad de la familia en Médico de Familia (1995-1999) va a verse completada con la de Javier, un cuarentón soltero que ve invadida su casa y su intimidad con la llegada de sus sobrinas y su mejor amigo en Javier ya no vive solo (2002-2003) y, finalizará con los embrollos en que se ve sumergida la aparente vida perfecta en una urbanización perfecta de la pareja formada por Andrés y Elena gracias a la extravagante familia de éste en Casi perfectos (2004-2005).

Historias cotidianas con personajes reconocibles por las audiencias que protagonizan situaciones verosímiles con las que los espectadores se pueden identificar: los personajes o son como los espectadores o son como personas que cada uno de nosotros conocemos. Justamente estos son los valores introducidos por Emilio Aragón a finales de los años 90 en la ficción española: la plasmación de historias contemporáneas protagonizadas por baby boomers en las que se plantean conflictos, bien generacionales bien personales con un claro valor sociológico siguiendo la estela de producciones más o menos coetáneas como Thirtysomething (ABC, 1987-1991) y que se habían emitido en España.

Una temática constante, la de las relaciones interpersonales,  en un formato de dramedy novedoso en aquellos momentos en la ficción nacional y también entre las audiencias que se debatían o se habían visto inmersos en las constantes refriegas sentimentales y económicas de las familias Channing y Ewing en las super soaps Dallas y Falcon Crest o los interminables culebrones sudamericanos como Los ricos también lloran o Cristal. En cierto modo y tal como sucederá posteriormente con series como Aida o 7 Vidas suponen un acercamiento a la idea de identidad nacional o cultural en una cronología personal, social o histórica concreta. Una estructura y un concepto que, de manera diferente, se repetirá en series de gran calado en la ficción contemporánea como es el caso de Cuéntame cómo pasó, uno de los grandes hitos de la televisión en España.

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Si bien la carrera de Emilio Aragón como actor y creador de producciones propias es corta, no cabe duda de que, desde que en 1993,  creara la productora Globomedia junto a Daniel Écija, una gran parte de la ficción televisiva española va a ligarse a su figura de un modo u otroCompañeros, 7 Vidas, Aida, Los hombres de Paco, Un paso adelante, El internado, Los Serrano, Águila Roja, Gominolas, El barco, Más que amigos o Periodistas son algunas de las producciones  de muy distinta factura y contenidos que, con mayor o o menor suerte, con mayor o menor repercusión en los índices de audiencia, han surgido de la productora o de su evolución en el panorama audiovisual español de los últimos veinte años, caracterizado por la entrada de canales privados, de fusiones entre ellos y de pugnas por la consecución de las audiencias, no solo entre ellos sino especialmente con la televisión pública. Un panorama muy amplio y en ocasiones convulso que ha conducido, en los últimos tiempos, a  una especie de especialización de los productos ficcionales en  cada una de las cadenas que operan actualmente en el país.

Una factoría de ficción que empieza a ser potente y reconocida tanto nacional como internacionalmente y  que, sin duda,  no sería la misma sin la figura de nuestro showrunner particular, un nombre propio digno de reconocimiento, sin ningún género de dudas.

 

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