¿Estamos entrando en un bucle innecesario?: «h4ndshake.me» (recap 7)
Aunque la semana pasada expresáramos nuestra admiración por el magnífico comienzo del capítulo de Mr. Robot en el que veíamos a la familia Alderson protagonizando una sitcom canónica de los años 80, no es menos cierto que también comentábamos el temor de que la segunda temporada estuviera agotando sus recursos y se dirigiera hacia una especie de bucle argumental: pues bien, hemos entrado de lleno en una repetición, en un bucle innecesario que puede ser síntoma de un agotamiento de la historia -de Elliot principalmente aunque también extensible a otros personajes- y del desaprovechamiento de elementos que la propia historia ha ido generando en esta temporada o, por el contrario, nos sorprenderemos la semana que viene cuando veamos el capítulo octavo de la misma. Veamos mínimamente qué está sucediendo en Mr. Robot aún a riesgo de hacer algún spoiler completamente justificado.
Con un magnífico inicio de la segunda temporada como consecuencia del cliffhanger de la anterior en la que descubríamos cuál era la verdadera relación entre Elliot y su padre así como la personalidad del perturbador personaje interpretado por Rami Malek (en una relación idéntica a la existente entre el narrador y Tyler Durden en Fight Club de David Fincher) al que no era ajena la especulación acerca de la verdadera identidad de Tyrell Wellick que hicimos todos los seguidores de la serie, Mr. Robot basó sus premisas en cinco líneas básicas que, por ahora, van cada una por su lado y que relatamos como si de un macro recap se tratara:
1.La historia de Darlene y su reducidísimo ejército de hackers de la Fsociety quienes van a castrar al toro de Wall Street como símbolo del poder económico y del capitalismo que ha llevado a la población al colapso (que, dicho sea de paso, no observamos en ningún momento salvo en los sonidos de manifestaciones absolutamente minoritarias que los poderosos ven desde sus torres de cristal) y cuyos miembros -nos referimos a los del toro, claro está- van a ser lanzados literalmente en el centro del poder legislativo, el Congreso de los Estados Unidos. Los preparativos de las posibles acciones ocupan buena parte de los episodios vistos hasta ahora sin ninguna trascendencia argumental hasta el momento y con un considerable grado de estancamiento.
2.La ascensión de Angela en E-Corp quien piensa que lo mejor es combatir al enemigo desde el interior y que mantiene un pulso con el todopoderoso Philip Price. Si bien el personaje de Angela ha ido evolucionando considerablemente a lo largo de los episodios mostrando su lado más oscuro-corporativo, todavía nos queda ver de qué es capaz en lo que queda de temporada y, presumiblemente, en la tercera entrega cuya renovación acaba de ser confirmada hace poco. El valor del personaje de Angela reside, sin ninguna duda, en la incorporación del despiadado mundo oculto corporativo aunque, sinceramente, y tal como hemos comentado anteriormente, no llegue a la crítica feroz que podemos observar en la serie de 2003 K Street de Steven Soderberg para HBO o en películas como Margin Call de J.C. Chandor.
3. Entre ambas historias se sitúa la trama policial encabezada por Dom Dipierro quien, tras un magnífico comienzo y diseño de personaje y tras su viaje a China donde se enfrentó a la Dark Army, se ha limitado a estar ahí y a ser la constante amenaza de Angela y, por extensión, de Darlene. Esperemos que se vuelva a aprovechar el primer diseño de este personaje que resultaba de lo más interesante.
4. El desaparecido en combate Tyrell Wellick se nos recuerda constantemente a través de la presencia de su mujer Joanna quien casi en cada episodio recibe un obsequio (que suponemos de Tyrell quien, también suponemos, desea regresar a casa) y quien en este episodio va a ofrecer a su amante un regalo de cumpleaños especial: la petición de divorcio de su fantasmagórico esposo. A ver qué sucederá y a ver si se recupera la faceta más maquiavélica y controladora de un personaje que comenzó muchos peldaños más abajo que Claire Underwood, a quien suponíamos que seguiría pero que se ha quedado en una mera comparsa en la serie, prácticamente innecesaria por ahora.
5. La «pelea» entre Elliot y su padre-alter ego que ocupa todos y cada uno de los episodios en los que la muerte del padre-dios como entidad absoluta será desarrollada ampliamente e irá ligada a la toma de conciencia de Elliot sobre su situación personal. Las constantes alucinaciones que va sufriendo a lo largo de la temporada van a reforzar la extremadamente frágil mente de nuestro protagonista (la sitcom es una buena muestra de ello) pero también vamos a asistir a lo largo de los episodios emitidos hasta el momento a la terapia de Elliot: su relación con Leon, la convivencia con una madre a la que nunca vemos, las visitas de Angela y Darlene, la participación en la terapia de un grupo religioso, su encuentro con Ray y la Deep Web y los ataques de unos matones… todo ello con rejas y patios de por medio. Un detalle que pasa desapercibido (a mí me sucedió) hasta que se nos muestra la situación ¿real? de Elliot quien está en la cárcel y quien suponemos que ha sublimado y/o transformado sus vivencias huyendo de una realidad que le es adversa. La sorpresa del espectador es mayúscula pero también lo es el hecho de que el giro argumental que nos propone Mr. Robot suponga un excesivo uso de la transformación de cualquier cosa que le pase a Elliot en una fantasía del personaje, en una alucinación en muchos casos no justificada y que incluso podría considerarse reiterativa, al menos en este punto de la serie.
Y es que el giro que nos ofrece la serie a cuatro episodios del final de la temporada o será magistral o nos sumirá en el caos mental más absoluto, o tendrá una continuación lógica dentro de la lógica (valga la redundancia) de los personajes y de la serie o será una flipada destinada a la intelectualidad más snob. Esperaremos a ver si en el/los próximo/s episodio/s regresa ese malabarismo con el que fuimos sorprendidos en la primera temporada y que nos hizo fans incondicionales de Mr. Robot.
Doctora en Filología Hispánica por la Universitat de les Illes Balears. Ha sido investigadora principal del grupo RIRCA y ha dirigido tres proyectos de investigación nacionales competitivos financiados por el gobierno español. Actualmente forma parte del proyecto «Ludomitologías» liderado por el Tecnocampus de Mataró (UPF). Trabaja en ficción audiovisual en plataformas diversas, especialmente en temas de arquitecturas narrativas. Tiene una especial debilidad por el posthumanismo y ha publicado distintos trabajos en revistas indizadas y editoriales de prestigio internacional.