Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Figuras ocultas (Hidden Figures)

La película estrenada en 2016, y dirigida por Theodore Melfi con guion de Allison Schroeder, está basada en hechos reales y es una adaptación (bastante libre) del ensayo del mismo título (Hidden Figures: The Untold Story of the Black Women Who Helped Win the Space Race) de la investigadora Margot Lee Shetterly (publicado en español por la editorial Harper Collins). Fue nominada a tres premios Oscar y a un Bafta, entre otros galardones.

Figuras ocultas cuenta la historia de tres matemáticas afroamericanas, Katherine Johnson, Dorothy Vaughan y Mary Jackson, quienes participaron en los años sesenta en la carrera espacial de la NASA. Los cálculos de Johnson permitieron, por ejemplo, que John Glenn realizara con éxito la órbita alrededor de la tierra. Sin embargo, como ocurre a menudo con la historia de las mujeres, estos logros han pasado inadvertidos, conjugando a un tiempo tanto el sexismo como el racismo. El título de la película juega con el doble significado de figura en inglés (figure: cifra y silueta). Según explica su autora, con él quería referirse tanto a las mujeres que hacían un trabajo que no se veía (frente a la gran visibilidad de los astronautas o los pilotos de pruebas) como a los números y cálculos imprescindibles para la aeronáutica. Shetterly quería contar la historia de mujeres con aportaciones notables, por eso buscó a aquellas que desarrollaron toda su carrera en la base de la fuerza aérea de Langley en Hampton (Virginia).

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Katherine Johnson, como ya se ha señalado, calcularía las trayectorias de vuelo del proyecto Mercury y del vuelo a la Luna del Apolo 11 en 1969, lo que le valió una Medalla Presidencial. En 2016 le dedicaron las nuevas instalaciones de investigación en informática Katherine G. Johnson en el Centro de Investigaciones de Langley, en conmemoración del 55 aniversario del lanzamiento de Alan Shepard, que fue posible gracias a ella. Tras el estreno de la película, acudió a sus 99 años, a la ceremonia de los premios Oscar a los que estaba nominada la cinta. Mary Jackson, por su parte, sería la primera mujer negra que llegó a ingeniera aeroespacial en la NASA, cuando ni siquiera las blancas lo tenían muy fácil para acceder a ese puesto. Dorothy Vaughan, finalmente, sería la primera supervisora negra tras su dominio del lenguaje de programación FORTRAN, que era el que utilizaban las entonces novedosas computadoras IBM. Todas ellas fueron destacadas activistas para el empoderamiento de las niñas negras.

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Según algunas críticas, Figuras ocultas forma parte de películas como El color púrpura (Steven Spielberg, 1985) o Criadas y señoras (Tate Taylor, 2011), que adaptan al cine best-sellers autobiográficos y feministas que pretenden denunciar las injusticias que vivieron sus protagonistas, proponiendo así una crítica social tanto al sexismo como al racismo. El hecho es que Melfi descubre historias ocultas, sobre mujeres pioneras y luchadoras, en este caso las “calculadoras humanas” que permitieron el desarrollo de la carrera espacial. Aunque hay bastantes concesiones, sobre todo por la invención de muchas situaciones ficticias en un relato basado en personas y hechos reales, el retrato sobre la hipocresía de la época, así como el coraje de las personas luchadoras, es suficiente para poner en pie la película.

Un tanto almibarado y predecible, el filme probablemente simplifica la auténtica lucha que llevaron a cabo unas mujeres que tuvieron que convivir con un mundo segregado, especialmente duro para ellas, pero tiene la virtud de saber trasladar estas historias de superación de forma amena, sin dejar por ello de revelar las dificultades. En este sentido, es un excelente documento para utilizar en las aulas, pues descubre un mundo invisible para los libros de texto, especialmente en el ámbito de la ciencia, donde las mujeres, y más aún las afroamericanas, siguen siendo discriminadas de forma flagrante. A pesar de las concesiones, se trata de cine social, crítico con la desigualdad y, por ello, altamente recomendable. Y es, sobre todo, un poderoso alegato para animar a las niñas a estudiar y a querer ser inteligentes por encima de otras cualidades.

 

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