Hacia una cultura transmedia
Podríamos considerar que las narrativa(s) transmedia se han consolidado ya como una disciplina académica (transmedia studies) y ello tiene como punto de inflexión la publicación del libro Convergence Culture de Henry Jenkins en 2006 en la que se ponían de relieve la aparente colisión entre los “viejos” y los “nuevos” medios que sirvieron de caldo de cultivo para la investigación en diferentes campos y estableciendo lazos también con la industria. En esta convergencia mediática que altera la lógica con la que operan las industrias mediáticas y en la que se (re)significan y (re)valorizan los contenidos la participación de los fans en comunidades virtuales, en redes sociales (y en plataformas colaborativas así como también podríamos considerar los fanworks y los contenidos generados por los usuarios).
Además emergen formatos textuales innovadores creados por los usuarios adoptando un rol como productores y convirtiéndose en prosumidores y generando nuevas formas de cultura participativa que transforman el consumo de medios en un proceso colectivo que habría que analizarse con cautela contemplando que en términos generales se trata de un proceso de arriba abajo (top-down) a mano de corporaciones dejando un espacio posible para procesos de abajo a arriba (bottom-up) “dirigido” (o promovido) por consumidores.
Cultura Transmedia revisa y actualiza precisamente los grandes temas de Convergence Culture aportando análisis ilustrativos que pertenecen a la ecología mediática, es decir, se despliega un mapa actualizado donde se revalorizan híbridamente ciertas estrategias corporativas con algunas tácticas y prácticas de los usuarios (prosumidores) y cuya función participativa puede tener efectos susceptibles de alterar o modificar (en menor o mayor grado, dependiendo del caso de análisis que estemos tratando) la industria cultural.
Si las “viejas” corporaciones proponían contenidos (aparentemente) seductores (o efectivos, teniendo en cuenta las coordenadas temporales) creando experiencias unificadas para atraer a las audiencias (quietas y atentas frente a la pantalla), asistimos a una crisis del broadcasting y la desestabilización de una de sus características básicas, el stickiness (comúnmente traducido como adhesividad en este sentido). En esta nueva ecología mediática o, si se prefiere, lo que se ha considerado como “nuevo paradigma” emerge un paisaje diferente donde los contenidos se expanden y/o se dispersan (cumpliendo con el principio de spreadability) en muchos medios y plataformas, donde se viven experiencias diversificadas de consumo (hacia un nivel de implicación deseablemente in crescendo).
Podríamos considerar que una de las máximas de este nuevo paradigma es “Expandirse (o morir en el intento)” pues los medios y plataformas deben buscar formas estratégicas para (sobre)vivir en un panorama donde los consumidores y prosumidores son generadores no solamente de contenidos sino que tienen una cierta capacidad de subir el valor de, por ejemplo, la marca Harry Potter (recordemos el conflicto por derechos de autor entre abogados y jóvenes fans de la franquicia) y por ello es muy relevante conocer quién es la audiencia, qué espera, qué desea y cómo. Otro ejemplo de ello sería el incremento de las acciones del mundo narrativo de Star Wars ante la propagación de videos paródicos en Youtube o bien el éxito analizado de la cantante británica Susan Boyle gracias a las redes de fans.
No obstante, esta participación de los fans que no puede limitarse a una mirada en clave “resistente” o de DIY (Do It Yourself) subyacen dos concepciones: la corporativa-empresarial y la político-participativa. Los límites entre la industria cultural y la producción de los fans es difusa pues, en ocasiones, es inevitable que los diferentes agentes implicados entren en conflicto aunque puedan existir, en efecto, acuerdos (temporales) de cooperación. En cierto modo podría plantearse una democratización del valor cultural de los contenidos atendiendo a ciertas estrategias explícitas de “dominación” del mercado o, por otra parte, la “complicidad con el poder”.
Referencia:
Jenkins, H, Ford. S. y Green, J. Cultura transmedia: La creación de contenido y valor en una cultura en red. Coordinado por R. Aparicio y prólogo de C. A. Scolari. Barcelona: Gedisa, 2015.
Doctora en Filología por la Universitat de les Illes Balears (2022) y, anteriormente, becaria predoctoral con una tesis centrada en personajes infantiles creepies, discursos de maternidad contemporánea, New Horror y narrativa transmedia. Máster en Lenguas y Literaturas Modernas (especialización en estudios literarios y culturales, UIB); Máster en Formación del Profesorado (Lengua y literatura, UIB) y Posgrado en el uso del cine como recurso educativo (UNED). Interesada en las representaciones audiovisuales infantiles y las maternidades contemporáneas, además de la aplicación del audiovisual y la narrativa transmedia como recurso educativo.