«Kong: Skull Island»: el hombre contra la bestia (otra vez…)
Dos años y medio han pasado desde que se anunciara en la Comic-Con de 2014 el regreso del rey Kong a la gran pantalla que, por entonces, aún no tenía un título oficial. Por supuesto, muchos fueron los hypes y las reticencias a hacer este “remake/reboot” que, después de la versión de Peter Jackson de 2005, ya no veían ningún futuro al personaje o, por el contrario, querían darle una segunda oportunidad tras el aparente fracaso de Jackson (aunque ese “fracaso” es muy discutible, pero ese es tema de otro post) Así, gracias a Warner Bros., durante este mes de marzo se ha ido estrenando por todo el mundo la octava aparición de este icono del cine que, prácticamente, no necesita introducción alguna: King Kong.
Esta nueva entrega bajo el título de «Kong: Skull Island» es la cuarta representación en Hollywood de este icónico “monstruo del cine”. La cinta, planteada como una especie de remake al principio de la producción del proyecto ambientada en plena Primera Guerra Mundial, no ha podido acabar en un punto más alejado de su planteamiento inicial. Ambientada en 1973, justo después de la retirada de las tropas estadounidenses de Vietnam, un grupo de científicos reclutan a un equipo de expertos de diverso origen y con fines muy distintos para adentrarse en una expedición muy peligrosa en una isla virgen en medio del océano Pacífico. Así, el jefe de la expedición científica, el Dr. William Randa (John Goodman), enrolarán al experto en territorios desconocidos, el ex militar James Conrad (Tom Hiddleston); a la fotógrafa bélica Mason Weaver (Brie Larson) y al escuadrón militar recién llegado desde Vietnam liderado por el Coronel Preston Packard (Samuel L. Jackson) en esta aventura. Todos ellos se aventurarán sin conocimiento alguno de «qué» y «a quién» se encontrarán en este nuevo territorio inexplorado… ¿Qué puede salir mal, verdad? Por supuesto, ni que decir que su llegada a la “isla calavera” no será del todo bien recibida por sus habitantes…
Al igual que pasaría con las anteriores versiones de este personaje mítico, «Kong: Skull Island» aprovechará el poder metafórico y las lecturas históricas, sociales y antropológicas que se le ha atribuido a las diferentes apariciones de la criatura a lo largo de su evolución en el cine: alusiones al Crack del 29 y a la Gran Depresión con alegorías a la Segunda Guerra Mundial incluidas de la cinta de 1933; las interpretaciones que muestran la fascinación sexual del mono hacia la chica en la versión con Jessica Lange de 1976 (con la crisis del petróleo del 73 como telón de fondo); y, finalmente, la representación del amor platónico más evidente al estilo Romeo y Julieta de la película de Peter Jackson en 2005. En esta reinvención de King Kong del 2017 se nos ofrece un cambio de planteamiento que se enmarca dentro de la eterna lucha entre el hombre vs. la naturaleza, en donde Kong será una especie de ser primitivo y protector del ecosistema en el que habita y que se ve corrompido por la huella del hombre. Un cambio de aires para el personaje y su contexto que funciona muy bien a nivel narrativo.
Esta vez, la tarea de capitanear el proyecto ha recaído en las manos del joven cineasta Jordan Vogt-Roberts que con tan solo un largometraje previo, «The Kings of Summer» (2013) de un carácter absolutamente indie, se desenvuelve de maravilla con los blockbusters. Después de seis intensos meses de rodaje repartidos entre Hawái, Australia y, como no podía ser de otra manera, Vietnam, la dirección de Vogt-Roberts es eficiente y espectacular como una película de estas dimensiones demanda: acción, acción y más acción. Además de contar con un impecable estilo visual con claras referencias estéticas a cintas de cine bélico de la década de los 70 en el contexto de la Guerra de Vietnam, en especial (y sin ningún tipo de reparo en hacerlo evidente), la apelaciones directas al film de Francis Ford Coppola del 1979 «Apocalypse Now» a través del uso del montaje, la música y el colorismo artificial y característico de los escenarios. Además de unas influencias estéticas y conceptuales del cómic, de la serie B (digitalizada, por supuesto) y con reminiscencias que recordarán a «The Lost World« a más de uno.
Una lástima que algunos elementos puramente narrativos, sobretodo referidos a la evolución de la pareja protagonista, se olviden para favorecer la espectacularidad y la simplicidad del relato. El desarrollo de los personajes de Conrad (Hiddleston), un rastreador ex militar del ejército británico del que se entrevé un pasado turbulento, y de Weaver (Larson), una fotógrafa bélica pacifista, están completamente desaprovechados. A pesar del fantástico reflejo de la postguerra de Vietnam y de la época, el planteamiento podría haber dado muchísimo más de sí siendo más políticamente incorrecto y, así, acabar de reforzar la tesis que se plantea desde un principio. Aunque ambos actores dan la talla como héroes de acción, es una configuración de personajes que comienza siendo interesante, pero que se disipa poco a poco.
En definitiva, y a pesar de alguna que otra carencia a nivel argumental o narrativo para mi gusto, «Kong: Skull Island» es una perfecta película de acción y aventuras con una impecable dirección y que cumple las expectativas de cualquier espectador ¿O no sale King Kong? ¿O no promete acción sin parar? ¿O no hay un acercamiento entre el mono y la chica? Además de concluir con una sugerente escena postcréditos al más puro estilo MCU que abrirá la posibilidad de expandir las producciones en una saga ¿Quizá un gran crossover King Kong/Godzilla para un futuro? A lo mejor, esta respuesta esté más cerca de desvelarse en la nueva versión del icónico monstruo japonés, «Godzilla: King of Monsters», que llegará a las salas en 2019 con Millie Bobby Brown, Vera Farmiga y Kyle Chandler como protagonistas. Porque, tal vez esta no sea la última vez que veamos al Rey Kong en la gran pantalla…
Amante del terror y de las series británicas. Ferviente seguidora de Yoko Taro. Graduada en cine y audiovisuales por la Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya (ESCAC-UB). Especializada en dirección artística/diseño de producción. Máster de especialización en Estudios Literarios y Culturales (Universitat de les Illes Balears). Profesora en el grado de Comunicación Audiovisual en CESAG-Universidad de Comillas. Colaboradora en el proyecto «Ludomitologías» liderado por el Tecnocampus de Mataró (UPF). Interesada en la investigación en game studies y TV studies.