Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

La perversidad moral de Gemma Foster

La fama que precede a Doctor Foster como serie de culto es bien conocida dentro de la ficción británica. Escrita íntegramente por Mike Bartlett, la serie fue un rotundo éxito que mantuvo pegados a la pantalla hasta a 7 millones de espectadores durante sus 10 episodios. Un éxito que derivaría en el lanzamiento de la carrera de su protagonista, Suranne Jones, y que acabaría de consagrar a Jodie Comer (flamante ganadora del Emmy hace apenas unos días por su espectacular asesina Villanelle en Killing Eve) como una de las actrices jóvenes con más recorrido del panorama actual. La serie se centrará en Gemma Foster (Jones), una de las doctoras jefe del centro de salud del pueblo ficticio de Parminster, quien tras encontrar un pelo rubio en la bufanda de su marido Simon (Bertie Carvel) comenzará a sospechar de la posible infidelidad de éste.

Tras un episodio piloto lleno de dudas y paranoia, se confirmarán las temibles sospechas de Gemma acerca de su marido. Así, la primera temporada (2015) se centrará en las investigaciones de la doctora Foster, en los impactantes secretos que descubrirá acerca de su esposo y, sobre todo, en el hostil comportamiento de su entorno más cercano. Si bien la premisa puede sonar prototípica como parte del género del melodrama, la serie irá mucho más allá de los estereotipos de estas producciones donde la mujer sufre y el hombre engaña. Doctor Foster no será una simple soap opera donde una mujer resentida hará todo lo posible para vengarse de su marido. Mike Bartlett no planteará un “complejo de Medea” más. La serie reflejará la complejidad de las relaciones interpersonales e intrapersonales después del trauma, de la mentira y de la decepción. La supuesta “bondad” de los seres humanos se pondrá constantemente en cuestión en Doctor Foster donde la perversidad moral de los personajes se manifestará ante los hechos a los que se enfrentarán. Tal vez sea cierto que la fascinación por los personajes “malvados” se deba a que, en el fondo, todos sabemos que la bondad congénita no existe.

El apoteósico cierre de la T1 tendrá una de las cenas más tensas de la ficción televisiva británica

En este sentido, la trama no se va a desarrollar en torno al descubrimiento de la infidelidad en sí misma, sino en la desconfianza y el desdén que se creará en el círculo familiar y personal de Gemma. Así, los secretos sobre el pasado de Simon y su comportamiento no serán una sorpresa para sus amistades más cercanas perfectamente conocedoras de sus indiscreciones. La red de mentiras y hostilidades hacia Gemma irán creciendo al darse cuenta de que nunca habrá sido bien recibida por la comunidad y, mucho menos, por el pueblo natal de su marido (la “fidelidad” del personaje de Ros hacia Simon será un perfecto ejemplo de ello). La serie se construirá a través de la tensión y de los giros dramáticos que se irán aconteciendo a un ritmo vertiginoso donde las respuestas de Gemma frente a los desprecios de los demás rozarán el límite de su comportamiento ético y moral. Por tanto, lo interesante no solo va a ser qué sucederá a continuación, sino cómo ésta va a reaccionar y qué va a hacer al respecto.

El universo de Doctor Foster será un mundo de contradicciones donde la conducta de los personajes estará a merced de la balanza de su propia moralidad. ¿Acaso en la realidad no tomamos decisiones erróneas, aunque en ese momento pensemos que es lo correcto? Así, la gran mayoría de los personajes serán víctimas y verdugos de sus propias acciones y tendrán que enfrentarse a sus consecuencias; algunos serán conscientes de ellas, como la turbulenta relación entre Neil Baker (Adam James) y su esposa Anna (Victoria Hamilton), mientras otros ni se lo plantearán. Principalmente, la perversa moralidad de la protagonista derivará la situación en una auténtica “olla a presión” que reventará en un climático y apoteósico último episodio, una cena catártica para Gemma donde se desenmascararán las intenciones de Simon, pero con consecuencias devastadoras para el futuro de los personajes. Sin embargo, la valoración de la honestidad – y lo que ésta conlleva – será uno de los motores que dirigirán a nuestra protagonista. Lo único que exigirá Gemma será oír la verdad en palabras de las personas que la han traicionado y no enterarse por terceros. Una falta de confianza y lealtad que ella misma contemplará como una “traición” y que será la razón de los conflictos y malentendidos dentro de la pareja y, en definitiva, de cualquier relación interpersonal.

El primer encuentro entre Gemma y Kate (1×02) será una de las escenas clave de la serie donde dos de las mejores actrices de la televisión actual, Suranne Jones y Jodie Comer, nos deleitarán con un maravilloso duelo interpretativo

De esta manera, la relación entre Gemma y Kate Parks (Jodie Comer), la joven amante de Simon, será clave para entender dicho planteamiento. En su primer encuentro en un examen médico, la doctora le hará un evaluación exhaustiva a la joven – una forma de violar su intimidad en una claro abuso de poder – y a quien acabará confirmándole su embarazo. Gemma considerará contárselo a su marido para que él y Kate puedan ejercer su derecho a decidir sobre su futuro. Este acto será de extrema relevancia para definir la psicología del personaje siendo correspondido por Kate en el último episodio al anunciarle su partida del pueblo con su hija y con Simon. Unos valores sobre la honestidad que tendrán una estructura de espejo en la T2, de la que hablaremos a continuación.

La segunda entrega (2017) nos situará dos años después del divorcio del matrimonio Foster donde Gemma mantiene una vida tranquila alejada del pensamiento de su ex marido. Sin embargo, el conflicto se reavivará cuando Simon y Kate regresen a Parminster rodeados de lujo y de una felicidad desorbitada. Un hecho sin aparente importancia, pero que revolverá los recuerdos traumáticos de Gemma y el espantoso final que tuvo su separación. Entonces, si la T1 se focalizará en la infidelidad, la segunda entrega profundizará en las consecuencias del divorcio y cómo afectará a todas la partes involucradas; y, en especial, a Tom (Tom Taylor), el hijo adolescente de los Foster. Ante la llegada de Simon, Gemma se replanteará los motivos de su regreso comenzando una batalla encarnizada por el afecto de Tom y, como consecuencia, la destrucción de las nuevas vidas de ambos ¿Qué sucede cuando los recuerdos de un antiguo matrimonio no se van? ¿Y si esos recuerdos se convierten en obsesión? ¿Y si terminan en venganza?

En la T2, Gemma se enfrentará a las consecuencias que sus acciones tendrán sobre su hijo Tom

Siguiendo con su estructura de thriller, la T2 de Doctor Foster mostrará el lado más sórdido de los personajes donde el realismo de las complejas situaciones emocionales se combinará con la “inverosimilitud” del melodrama, apostando por un ritmo de acontecimientos trepidante y un acercamiento más descarnado. Gemma y Simon comenzarán una lucha donde el orgullo y el egoísmo tendrá terribles efectos sus respectivos entornos donde Tom y Kate serán los “daños colaterales”. En este sentido, reforzará la tesis inicial de la serie donde los valores sobre la honestidad y la verdad prevalecerán sobre le resto. Por su lado, Tom se negará a compartir sus sentimientos hacia su madre convirtiéndolo en un chico violento y reservado; y, por su parte, Kate comenzará a sospechar acerca de las intenciones de Simon (en el maravilloso 2×04 donde seguiremos la perspectiva del personaje de Comer) que derivará en una estructura de espejo muy interesante con la T1 y que será necesario para ver la historia desde una mirada externa al conflicto principal. Una decisión narrativa que pondrá en valor la sororidad femenina frente a los abusos emocionales de los personajes masculinos. Ambas serán capaces de poner sus diferencias a un lado para responder a sus instintos como mujeres y como madres. Al final, los personajes comprenden que no se trata de ganar o perder, sino en ser honesto con uno mismo para evitar hacer daño a los demás.

Como Amy Elliott Dunne en Gone Girl, Gemma Foster ha dicho basta. Anna y Kate, también han dicho basta. Basta de ser perfectas, complacientes y, solamente, con la capacidad de tomar buenas decisiones. Ya lo hemos apreciado en producciones como Fleabag, Killing Eve, GLOW, Euphoria, AHS, Jessica Jones, Big Little Lies o como Daenerys en la última temporada de Game of Thrones donde los personajes femeninos son paradójicos, egoístas y comenten errores sin la necesidad de convertirse en personajes odiosos, sino más humanos. En definitiva, la serie no solo construye un maravilloso retrato de un personaje lleno de matices, sino que – como también lo harán ficciones británicas del género como Broadchurch o Happy ValleyDoctor Foster actúa como reflejo de nuestra sociedad repleta de contradicciones, impulsividad y violencia.

 

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