La “plaga” del “poder” estadounidense y los campos de concentración: la distopía adolescente de Ruby en «Mentes poderosas» (2018)
Mentes poderosas/The Darkest Minds (Jennifer Yuh Nelson, 2018), basada en la novela adolescente (young adult) de Alexandra Bracken, nos sitúa en un mundo distópico adolescente en el que la estructura subyacente de la sociedad resulta una distinción de clases a partir de un criterio fundamental: los poderes mentales de cada uno de los integrantes de la comunidad. La distopía nos sitúa a los protagonistas adolescentes en un escenario en el que solamente el 2% de niños y adolescentes menores de 20 años han sido capaces de sobrevivir a una plaga en Estados Unidos y éstos son los que, precisamente, han sido capaces de desarrollar capacidades mentales que escapan de su propio control.
Estas capacidades serán aquellas que situarán a los niños y adolescentes en su propia estigmatización social en tanto que, debido a la imposibilidad adulta de ejercer control sobre sus acciones (que pueden ser violentas o beligerantes), suponen desde el enfoque adulto, un “peligro” para el Estado con lo cual resulta “necesario” para éstos, apartarlos de la sociedad e invisibilizarlos. Resulta, cuanto menos, familiar el hecho de estigmatizar o apartar de la sociedad aquello que sale de la norma o de las convenciones establecidas sobre las que se sustenta el statu quo pues aquellas conductas que se alejan de lo que se considera normativo son relegadas a un sitio apartado de la sociedad en sí misma. Léanse aquí y en corte histórico-político, los psiquiátricos o centros habilitados para personas con ciertas conductas que se alejan de la norma. Resulta también, cuanto menos, curioso que se hagan esfuerzos a nivel social y estructural para ocultar, invisibilizar o, en cierto modo, reprimir estas conductas y relegar a los sujetos que las tienen a una posición de “el otro”, la alteridad o incluso a la naturaleza etimológica de la propia palabra “monstruo” como aquel que no presenta anomalías o desviaciones notables respecto a su especie y que, por ende, no encaja en la sociedad.
El concepto de “Comunidad” resulta evidente en toda la película en tanto que existe una estructuración jerárquica y piramidal de la misma: si bien podemos apreciar una distinción entre los adultos y los niños/adolescentes de forma muy marcada por los poderes que habitan en cada uno de ellos, podemos también identificar una clasificación de “clases” de niños precisamente por su poder. Éstos se dividen en colores distintos a los cuales se corresponde un grado mayor o menor de poder (mental) específico. La película no puede dejar de conectarnos con la acción opresiva de un estado según el cual estos niños y adolescentes son encerrados en Thurmond, es decir, un ejemplo de un campo de concentración con trabajos forzados que nos hace volver la mirada a épocas fascistas desde una perspectiva distópica contemporánea representada por adolescentes como los supuestos supervivientes (el 2% de la población) que difícilmente puedan aspirar a tener un futuro adulto, pues están condenados posiblemente a desaparecer por su condición. En una escala ascendente, los verdes son aquellos con una inteligencia sobrenatural, inofensivos y no peligrosos; los de color oro son aquellos que pueden controlar la electricidad y son algo peligrosos; los azules son jóvenes con telequinesis y ya representan una amenaza mientras que los naranjas y, en el grado más alto, los rojos, son los individuos más peligrosos.
En ese penúltimo escalón se sitúa nuestra protagonista, Ruby Daly (interpretrada por la actriz Amanda Stenberg) quien es capaz de escapar de su cautiverio gracias a la ayuda de la doctora Cate Connor en cuanto ésta descubre que su verdadera naturaleza es naranja (muy peligrosa) en lugar de verde (inofensiva). El mundo de la película está fundamentado en distintas fuerzas: desde el Gobierno con sus medidas represivas y los rastreadores que pretenden ir en busca de aquellos niños y/o adolescentes que desean escaparse del campo de concentración junto a “La Liga” la cual representaría la oposición del Gobierno que intenta ofrecer una alternativa a los adolescentes para intentar desarrollar sus fortalezas en lugar de reprimirlas.
Nuestra protagonista nos demostrará que es no solamente capaz de esconder su verdadera identidad en naranja sino también de escaparse del campo de concentración junto con un grupo de jóvenes desconocidos que también han escapado del control del estado. En este grupo de protagonistas estarán representados los diferentes colores de los distintos grados de “peligrosidad” según el Gobierno: el verde (el inofensivo Chubs y supuestamente representado por Ruby); el azul Liam; la amarilla y más joven Zu y, en el último grado más peligroso, la verdadera identidad de Ruby.
Las aventuras de este grupo de jóvenes nos conducirán al descubrimiento de la verdadera identidad de Ruby, de sus dudas sobre cómo construir su propio presente y futuro a partir del desarrollo tanto de las relaciones internas y externas del grupo; su idea nostálgica de familia y la amistad y el amor que se generen. Y en ese último aspecto también se intenta construir una de las líneas narrativas de la película: el amor adolescente y la imposibilidad de este amor por las circunstancias en las que se insertan (evitamos spoilers) y que nos conducen a un constructo de clichés propios del género que nos sitúan en una película en la que se desdibuja el trasfondo social de la plaga a la que están sometidos los personajes para centrarse en el conflicto de Ruby y en su grupo como la resistencia del Gobierno.
Doctora en Filología por la Universitat de les Illes Balears (2022) y, anteriormente, becaria predoctoral con una tesis centrada en personajes infantiles creepies, discursos de maternidad contemporánea, New Horror y narrativa transmedia. Máster en Lenguas y Literaturas Modernas (especialización en estudios literarios y culturales, UIB); Máster en Formación del Profesorado (Lengua y literatura, UIB) y Posgrado en el uso del cine como recurso educativo (UNED). Interesada en las representaciones audiovisuales infantiles y las maternidades contemporáneas, además de la aplicación del audiovisual y la narrativa transmedia como recurso educativo.