Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Michael Fassbender hace las veces de detective en “El muñeco de nieve”

Basada en la novela homónima de Jo Nesbø ganadora del Norwegian Booksellers’ Prize en 2007, llega una década más tarde la adaptación cinematográfica dirigida por Tomas Alfredson, con la gran baza de contar con un elenco de nombres prestigiosos como los de Charlotte Gainsbourg, Val Kilmer, J. K. Simmons, o su mayor peso pesado e indiscutible imagen promocional de la película: Michael Fassbender. Nos encontramos ante un filme que adapta de forma correcta las premisas de la novela policíaca escandinava, y que sin embargo parece quedarse en la superficie en muchos aspectos, completando una cinta correcta pero más discreta de lo que cabría esperar a tenor del talento de los miembros del reparto.

La trama echa a rodar cuando una madre de familia desaparece del hogar, con la única pista de una bufanda anudada al cuello de un muñeco de nieve. Es entonces cuando entra en escena el prestigioso detective Harry Hole (Michael Fassbender), actualmente en horas bajas, víctima de su alcoholismo y apartado de los casos de mayor trascendencia. Katrine Bratt (Rebecca Ferguson) es la joven detective a la que se le asigna este caso, mientras que Hole, quien parece padecer además de una cierta adicción a su trabajo, entabla una relación cordial con ella para conseguir información clasificada que, finalmente, terminarán compartiendo en un mismo equipo de trabajo.

Michael Fassbender y Rebecca Ferguson encarnan a la pareja de detectives encargada de desenmascarar al asesino.
Michael Fassbender y Rebecca Ferguson encarnan a la pareja de detectives encargada de desenmascarar al asesino.

Entre tanto, el asesino escribe asépticas notas dirigidas a Hole, retando al detective y dejando patente que está familiarizado con su identidad, lo cual no es de extrañar, pues su fama le precede. Se intenta reproducir aquí el clásico juego del gato y el ratón, tan propio del género, pero de algún modo esta estrategia no resulta efectiva, y no llega a calar en el espectador la sensación de que se esté produciendo una persecución, ya que gran parte de la acción se centra en aspectos de la vida personal de Hole, restándole protagonismo a la figura del asesino. Los crímenes encontrarían su origen en un trauma infantil relacionado con la estructura familiar, en concreto con la incertidumbre en lo que respecta a la identidad de la figura paterna. En cuanto al modus operandi, el asesino siempre actúa coincidiendo con la llegada de las nevadas (momento claramente relacionado con el de la incepción del trauma), buscando a mujeres de supuesta baja moralidad cuyo tren de vida relacionaría con el de su madre, y arrancándoles la cabeza con una sofisticada herramienta en un procedimiento casi quirúrgico.

En lo referente a la cronología, se ponen en pantalla dos líneas de investigación distintas en dos arcos temporales diferentes, lo que se traduce, además, en el desplazamiento entre dos ciudades noruegas: la capital, Oslo, y Bergen. Mientras que Hole y Bratt operan en la primera, donde se producen los asesinatos en la actualidad, la otra trama nos conduce a Bergen años atrás, ciudad en la que se produjeron otros tantos homicidios todavía no resueltos, investigados, en su momento, por otro detective, interpretado por Val Kilmer, que guarda no pocas similitudes con el personaje protagonista; en concreto su alcoholismo y su malograda carrera. El personaje interpretado por Kilmer acabo muriendo en extrañas circunstancias, siendo el suicidio la causa oficial. El camino de este personaje parece trazar la línea del devenir de Hole, y se hace necesario esperar hasta el final para dilucidar si Hole será capaz de abandonar ese tren.

Al tiempo que la investigación avanza, descubrimos aspectos de la vida personal del detective Hole, como que mantiene una estrecha relación de amistad con su ex novia Rakel (Charlotte Gainsbourg), cuyo hijo demuestra admiración por la ex pareja de su madre, viendo quizás en él a la figura paterna anhelada. A esto se le une un punto de crítica social, focalizada en la figura del Arve Støp (J. K. Simmons), político de éxito, y cara visible de la candidatura de la ciudad de Oslo a los Juegos de Invierno, una aparentemente impoluta fachada tras la que se esconde una turbia relación con las mujeres, en la que interviene un inquietante cirujano plástico que además parece estar sospechosamente conectado con las víctimas. Esto pone sobre la mesa la cuestión de la cosificación de la mujer, que unida los asesinatos de mujeres, saca a relucir temas como el de la violencia de género y el peligro de las estructuras ideológicas que conforman el patriarcado.

El muñeco de nieve es el icono escogido por el asesino para representarle.
El muñeco de nieve es el icono escogido por el asesino para representarle.

Este elemento de juicio de ciertas sinergias sociales que es una constante en el género, es un aspecto que el director trata de poner de relieve pero que termina por rayar en lo anecdótico. Esta es, tal vez, una oportunidad perdida por Alfredson, que opta por pasar de refilón por este tema, no haciendo especial hincapié en los abusos asociados al poder ostentado por aquellos que habitan en las altas esfera de la sociedad, un tema que, por otra parte, quizás esté ya muy manido. En cualquier caso, da la sensación de que este aspecto no se explota lo suficiente, y que podría habérsele sacado más jugo.

A modo de conclusión, podría decirse que El muñeco de nieve es una película entretenida, pero previsible en exceso a nivel argumental, y en la que se desaprovecha el talento de un actor de la talla de Michael Fassbender, algo que tal vez debamos achacarle a un guion algo renqueante. El detective Harry Hole se erige como una figura enigmática; no es, ciertamente, un detective hard-boiled a la vieja usanza, pero tampoco todo lo opuesto, y parece, en términos generales, poco definido. Quizás uno de los mayores puntos fuertes de la cinta sea la ambientación, con escenas rodadas a caballo entre las ciudades de Oslo y Bergen, y con el motivo invernal como protagonista. Esto sin duda atraerá a los amantes del norte, el frio y la noche, que se sentirán acogidos por la atmosfera proyectada en pantalla, pero desafortunadamente el nivel de misterio no acompaña, y la poca profundidad de los personajes puede provocar una desconexión entre estos y el espectador.

 

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