Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Mujeres en Medio(s).

Mujeres en Medio(s). Propuestas ara analizar la comunicación masiva con perspectiva de género.

Asunción Bernárdez Rodal. Madrid: Editorial Fundamentos, 2015.

 

En la introducción de este libro, su autora cuenta que el motivo por el que empezó a escribir de un modo introductorio el valor que tiene interrogar a los medios de comunicación desde una perspectiva feminista, parte de los retos con los que se encuentra, año tras año, cuando imparte la asignatura de Comunicación y Género en los estudios de Periodismo de la UCM. Retos que parten de los prejuicios y desconfianza con la que el alumnado se enfrenta a conceptos como ‘igualdad’ y ‘feminismo’. Prejuicios y desconfianza que nacen, seguramente, del hecho de que se han enfrentado al ejercicio comunicativo como un espacio neutral, un espacio que suponen libre de cargas ideológicas al menos en cuestiones de género. Y es que comprender el paralelismo que se establece entre los procesos de promoción social que implican las lógicas de representación y los procesos de participación y acceso social de hombres y mujeres en sociedad, no es un ejercicio tan sabido ni  como cabría suponer a estas alturas. Por lo tanto, el reto que se plantea desde este libro no es el de meramente referenciar y explicar las múltiples aportaciones que distintas autorías han elaborado alrededor de los discursos comunicativos y el sesgo androcentrista que los ha construido y ‘normalizado’, sino también dar cuenta de que tras cualquier orden narrativo subyace un orden ideológico que nos invita a ver, observar y normalizar todo cuanto consumimos.

Éste es un libro que funciona a la perfección como un manual introductorio al análisis de los audiovisuales desde una perspectiva de género. Y tras su lectura, se añora el no haber dispuesto de él cuando empezamos a estudiar y cuando empezamos difundir la necesaria revisión del hecho comunicativo desde una perspectiva feminista. Es verdad que a veces, como si el ansia del aprendizaje académico nos invadiera, se ha tendido a empezar a entrar en materia a partir de textos especializados, de textos que, a veces, elevan tanto el análisis teórico que al final nos cuesta aterrizar y emprender un análisis práctico. No es que unas lecturas no se puedan compatibilizar con las otras, pero el valor del libro introductorio o manual es más necesario de lo que los prejuicios académicos a veces nos dejan ver. Y es que centran lo importante. Referencian lo importante. Actúan como una suerte de eje vertebrador de lo que después seremos capaces de comprender, desarrollar y discutir. Ejercicios con más o menos gracia crítica, pero que parten siempre de tener claros los conceptos y las perspectivas. Por este motivo, cabe reivindicar y poner en valor Mujeres en Medio(s). Propuestas para analizar la comunicación masiva con perspectiva de género más allá de ser un libro dirigido al alumnado de Comunicación y Género o de cualquier otro ámbito de estudio, sino como un material necesario y capaz de elaborar un trayecto de aprendizaje que, teniendo un carácter introductorio, parte de una consolidada base ideológica.  Pues a pesar de que en la introducción la autora autodefine el libro como modesto, y se disculpa por no poder haber referenciado tanto como hay escrito acerca del binomio comunicación y feminismos en el ámbito español, la dimensión ideológica de la que parte este ejercicio es más que patente. Muestra de ello, el índice que ordena su propósito.

Podríamos dividir el libro en tres partes. La primera, con dos capítulos que centran el discurso y motivación del libro. La segunda, el modo en cómo se aplica dicho discurso en el análisis crítico de prensa, publicidad, televisión, cine, y ciber-realidad. Y la última, con un único capítulo, que funciona como un apéndice crítico en el que desarrolla el concepto de violencia desde una perspectiva de género. Concepto latente a partir del que se desarrollan los ejercicios de dominación que el libro tanto critica.

Por su índice, el libro queda perfectamente enmarcado. En el primer capítulo se introduce la historia del feminismo. En él (re)aprendemos los orígenes del feminismo; vamos de sus genealogías al academicismo; se observan las distintas etapas teóricas en las que el feminismo ha evolucionado como epistemología; y llegamos al contexto legislativo vigente en materia de igualdad. En el segundo capítulo se conecta el valor de la ideología crítica del feminismo con los procesos de construcción de las identidades culturales de hombres y mujeres; se explica la importancia que tienen los medios como plataformas de promoción social y como agentes socializadores; y reflexiona sobre los sesgos ideológicos a partir de los que hemos normalizado y hemos construido conceptos como género, patriarcado, sexismo, heterodesignación…. Conceptos que la autora reconoce que son difíciles de deconstruir  por qué no sólo describen y objetualizan, sino por que también forman parte de un proceso de dominación ideológica y cultural que interviene nuestros procesos de subjetivización.

Abrir el libro con esta propuesta  no solamente es necesaria por la desmemoria que a veces la propias feministas pensamos el feminismo contemporáneo –ahí están explicados los postfeminismos y la Tercera Ola-, sino por que todo lo que vendrá después ya queda argumentado desde el paraguas teórico e ideológico. Entonces, cuando a partir de la lectura del libro nos interroguemos sobre el uso de un lenguaje no sexista en periodismo; o cuando nos enfrentemos a la feminización de los estudios de televisión; o cuando nos dispongamos entender el valor político de los festivales de cine; no solamente estaremos leyendo lo que a priori nos podría parecer una compilación de posturas críticas de distintas autorías desde una perspectiva descriptiva, sino que nos será fácil detectar la pulsión política de la que nacen todas estas posturas y ejercicios críticos.

Se trata de un libro ameno, de una gran voluntad pedagógica, muy bien escrito y con ejemplos actualizados que desarrolla sus contenidos desde un ejercicio de responsabilidad social. En el fondo, el objetivo principal de éste legitimar el espacio que merecen los estudios de género en el ámbito académico y universitario. Lo que elabora es el intento de normalizar un discurso que no debe formar parte de una sola asignatura (por lo general optativa), sino de la sensibilidad de cualquier persona que analice críticamente los discursos comunicativos.

 

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