“Nine perfect strangers” (Amazon Prime, 2021): Benvenidos a Tranquillum House
Con tres nominaciones incluyendo mejor actriz serie drama en los Satellite Awards para la actriz Nicole Kidman, quien interpreta a la enigmática Masha, la fundadora de Tranquillum House, esta miniserie apuesta por ofrecernos una propuesta interesante: la creación de un centro de bienestar donde las emociones tienen un valor principal. La miniserie se basa en la novela de Liane Moriarty, la misma autora de Big Little Lies.
La premisa narrativa es sencilla: nueve desconocidos acuden a este retiro de bienestar con la intención de conseguir transformar su vida, de sanar ciertos traumas o de encontrar un nuevo sentido a la misma. La variedad de estilos de vida tendrá como punto en común la pérdida de un rumbo o sentido a la vida que llevan, el estrés como ritmo de vida cohesionador y el hecho de pertenecer a una clase media-alta, además de la atracción hacia la enigmática Masha, la directora del complejo que, a lo largo de diez días de retiro, velará por ayudar a sanar a cada uno de ellos los cuales están encabezados por un buen elenco de actores formados por Melissa McCarthy (Francis, que destaca por ser una brillante escritora que aporta una dosis de comedia a este drama junto con Tony, Bobby Cannavale), Tiffany Boone (Delilah, una de las ayudantes de enfermería), Luke Evans (Lars, un periodista de investigación), Michael Shannon (Napoleon, el padre de la familia Marconi), Regina Hall (Carmel, una mujer divorciada marcada por la infidelidad de su marido), Asher Keddie (Heather, la madre de la familia Marconi), Manny Jacinto (Yao, el otro ayudante de Mash), Melvin Gregg (Ben, novio de Jessica a quien le tocó la lotería y dejó de trabajar) y Samara Weaving (Jessica, la influencer con problemas de autoimagen).
La atmósfera sobre la que se basa refleja, también, una tendencia neohippy contemporánea de la “gente de bien” y su alabanza a los nuevos “gurús” del bienestar, el wellness, el coaching y los supuestos pseudoterapeutas de la salud mental, donde estos están el punto de mira por sus prácticas y las creencias que defienden y difunden, las cuales, en ocasiones son no fundamentadas y no empíricas. Asimismo, se pone de relieve también temas contemporáneos como la influencia de las redes sociales en nuestra forma de vida, la hiperconectividad y dolencias derivadas de la misma; así como la creciente tolerancia al consumo de drogas o estupefacientes (principalmente en el mundo occidental).
Resulta interesante remarcar la construcción del personaje de Masha ya que vacila entre una convencida coach de desarrollo personal que actúa con firmeza y seguridad y, a su vez, parece que su figura está envuelta en una atmósfera etérea y casi divina. Esta vacilación resulta enigmática en la construcción del personaje y es, sin duda, uno de los puntos claves para la atracción tanto de las personas que asisten a su complejo como a los espectadoras en tanto que estamos ante la incertidumbre de si es una gran timadora profesional, una mujer bondadosa con algunas prácticas poco éticas o una psicópata que esconde un pasado traumático. Al inicio de la serie estas podrían ser hipótesis válidas aunque a medida que avanza la miniserie y hacia el sexto capítulo, podemos ir conociendo algunos detalles del pasado de Masha, tales como que su vida no fue fácil y que perdió a su hija en un accidente. Ese será el motivo principal por el cual autojustifica su método ante los huéspedes.
En la sociedad impera la importancia de la apariencia y la superficialidad y esta idea estará presente también en el lujo en la construcción del complejo de bienestar. Bajo esta idea, se le ofrece a cada huésped un smoothie “instagrameable” que está totalmente personalizado en tanto que, en su llegada, les practicaron una analítica de sangre para conocer los valores y parámetros de su salud. Es por ello que, cada una de las bebidas diarias se les suministra una dosis distinta de estupefacientes y/o alucinógenos con la intencionalidad de conseguir que todos ellos compartan sus problemas y, de ese modo, Masha les pueda “sanar” con drogas, smoothies, sesiones de spa y de masajes y otras prácticas poco éticas como el aislamiento o la contención.
Cabe tener en cuenta que uno de los personajes, Jessica (Samara Weaving), sufre de un trastorno mental, la dismorfia corporal, la cual se basa en un trastorno obsesivo que se centra en una preocupación extrema y excesiva por uno o varios defectos de la apariencia que puede ser incluso, imaginado. Este personaje refleja cómo Jessica es una influencer en redes sociales que aparenta un ritmo de vida saludable y fitness, cuya autoestima y autoimagen radica en el número de “likes” y comentarios, tanto positivos como negativos. Detrás de esa imagen de aparente influencer se sitúa la vulnerabilidad y la enfermedad mental de Jessica, la cara a veces oculta de este tipo de personalidades públicas.
Doctora en Filología por la Universitat de les Illes Balears (2022) y, anteriormente, becaria predoctoral con una tesis centrada en personajes infantiles creepies, discursos de maternidad contemporánea, New Horror y narrativa transmedia. Máster en Lenguas y Literaturas Modernas (especialización en estudios literarios y culturales, UIB); Máster en Formación del Profesorado (Lengua y literatura, UIB) y Posgrado en el uso del cine como recurso educativo (UNED). Interesada en las representaciones audiovisuales infantiles y las maternidades contemporáneas, además de la aplicación del audiovisual y la narrativa transmedia como recurso educativo.