Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Once Upon a Time in Quentin’s Mind (4): «KILL BILL VOL.2» (2004)

Como no podría ser de otro modo, nuestro colaborador José Isaac Pellicer, después de analizar Kill Bill Vol.1, vuelve para reseñar el segundo volumen de esta historia de venganza y violencia.

 Después del éxito que supuso tanto de público como de crítica Kill Bill Vol.1 sólo hubo que esperar un año para poder disfrutar de la segunda parte de la historia de la venganza de La Novia contra el malvado Bill. Empezando justo donde acabó la anterior en esta película Tarantino quiso darle un toque distinto, con un ritmo diferente y más centrada en los personajes en vez de en la acción. Para muchos esta película fue peor que la anterior al verla menos espectacular; para otros, mucho mejor al cerrar la historia dando descanso a la acción y enfocándose en la historia y las motivaciones de Bill, no sólo las de La Novia.

Al igual que la anterior está dividida en capítulos (siguiendo la numeración donde lo dejó la anterior película para que así el espectador tenga aún más conciencia de que no son dos películas sino una partida en dos partes) aquí tenemos una historia más calmada en lo referente a la acción. De hecho, posiblemente la escena cumbre (además del final, aunque ésta no sea opinión popular) es una escena jugando más con el terror y el agobio que con la acción. La película empieza con un prólogo parecido al de la anterior película con la explicación de la matanza en la boda, pero, en este caso, centrada en Bill (al que por fin vemos con el rostro de David Carradine, tocando una flauta al más puro estilo de su personaje Caine en Kung-Fu) donde se le muestra con cariño hacia La Novia, incluso amor diría, momentos antes de enviar al Escuadrón Víbora Letal hacia la masacre. De ahí volvemos al presente siguiendo el orden de la lista de La Novia con Budd, hermano de Bill y bala perdida del grupo, a quien sólo le mueve el dinero y parece estar de vuelta de lo que hace su hermano, y Elle (a quien ya vimos brevemente en la anterior película) con quien mantendrá una de las pocas peleas en este segundo volumen.

Paremos un momento para comentar que el tono de esta película es radicalmente distinto, en forma y contenido. En este caso al poco de empezar la película conocemos el nombre de La Novia (Beatrix Kiddo) que tan celosamente guardó Tarantino en el anterior volumen. ¿La razón? Que en esta película ella ya no es la protagonista, su historia de venganza es la excusa para ofrecernos la historia del verdadero protagonista en este caso: Bill. Desde el inicio, pasando por el flashback del entrenamiento con PaiMei, cierta escena eliminada disponible en el formato doméstico con una lucha entre Bill y un contrincante hasta el capítulo final, Bill es el personaje que Tarantino quiere que conozcamos y nos presenta: un hombre cuyas intenciones hacia Beatrix son siempre desde el amor y el celo de no querer perderla, hasta las últimas consecuencias. No pretende que empaticemos con él, pero le da el contexto necesario para entender la influencia que produce sobre Beatrix, mezcla de amor y odio. En lo formal Tarantino huye de su clásico desorden temporal para ofrecer una historia más lineal (exceptuando un flashback) para encarar la recta final de la historia. Y aunque parezca que lo peor ya pasó al matar a O-Ren Ishii, a Beatrix le queda aún un calvario que pasar.

Como un Fénix, Beatrix Kiddo renace más fuerte y poderosa.

El capítulo donde se la entierra viva es una de las escenas más agobiantes en la filmografía de Tarantino y jugando muy convenientemente con el encuadre y el cambio de formato (donde pasa del panorámico al formato 4:3 encerrando así al espectador junto a Beatrix). Es además en dicha escena donde aparece otro de los homenajes al cine oriental: la escena del entrenamiento de la heroína al más puro estilo Karate kid (John G. Avildsen, 1984) donde aprendiz y maestro establecen un vínculo que en cierta manera mueve a Beatrix a culpar a Bill de la muerte de su maestro, aunque en realidad fuera Elle. Sin llegar a los extremos que años después lograría Rodrigo Cortés en Buried (2010) esa escena del enterramiento es una de las más recordadas por los fans (con guiño incluido a Carrie (Brian de Palma,1976) al sacar la mano de la tierra).

Pero todo llega a su fin y el fin es Bill. Tras ya eliminar a todo el Escuadrón, en el último capítulo Tarantino sorprende a propios y extraños dando una secuencia basada en la sorpresa y el diálogo en lugar de la lucha más física que uno esperaría. La sorpresa viene al mostrar a Beatrix que no sólo su hija vive, sino que Bill la ha cuidado como un padrazo y la niña le tiene absoluta adoración (el verdadero poder de Bill sobre las mujeres es precisamente esa adoración/temor que provoca). En ese momento Bill y Beatrix comparten un momento íntimo familiar y a modo de ver de Bill es lo que él quiso y culpa a Beatrix de ello: de arrebatarle el poder tener una familia junto a ella con una vida feliz. Si hay un instante a recordar “marca Tarantino” es el excelente monólogo que hace Bill mientras corta un sandwich sobre el mensaje que se oculta en la figura de Superman, con una calma aterradora y dándole a Beatrix la lección de que todos tenemos debilidades que nos definen (en el caso de ella su hija y en el de él la propia Beatrix). Y al final, cuando ya viene el enfrentamiento mortal, éste se resuelve de una manera tan elegante que uno no puede sino aplaudir: sin una gota de sangre, de una forma tan épica como contenida, con un ataque especial que provoca a Bill una muerte anunciada y a la que él se abraza a modo de redención de sus actos, cuando él por fin ve que su alumna favorita a la que tanto daño le ha hecho, le ha aventajado muchos tiempo atrás y que su misión ya puede darse por finalizada.

Rodando la última (y decisiva) escena de la película. En orden de aparición de izquierda a derecha: David Carradine, Robert Richardson (cámara, director de fotografía) y Quentin Tarantino.

Para cualquier fan de Tarantino, Kill Bill es de obligado visionado pero también para cualquier fan del cine en general. No dejarse llevar por creer que es una película de artes marciales (aunque las haya), es una película sobre la venganza y la importancia de la familia, sobre lo que nos hace fuertes y débiles y sobre los caminos que elegimos.

 

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