Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Otra(s) identidad(es) infantil(es): «Lost and Othered Children in Contemporary Cinema» (Olson y Scahill, 2014)

Hoy en grupo RIRCA vamos a dedicar nuestro post a un libro editado por los investigadores Debbie Olson y Andrew Scahill (2014) centrado en la figura de los niños en el cine contemporáneo cuyo estudio había sido relegado históricamente y socioculturalmente a nociones románticas de inocencia y pureza. Sin embargo, desde mediados del s. XX el cine se ha encargado de desvelar retratos infantiles que ahondan en su (particular) lado oscuro y explorar, desde una óptica amplia e interdisciplinaria, en las múltiples condiciones de marginalidad infantil concebidas a través del cine en contextos políticos, geográficos, sociales y culturales distintos.

Una colección de hasta catorce artículos forma esta colección que explora los márgenes y los límites de representación de la identidad infantil y pone en tela de juicio su estado que consideramos “no normativo” o que desafía las representaciones asentadas de una infancia normativa. La inquietante narrativa de  niños “perdidos” o de “otros” niños tiene raíces profundas en los mitos y en el folklore, en narrativas de carácter oral, poemas de la Edad Media e incluso obras de Shakespeare, William Blake, Charles Dickens o los Hermanos Grimm.

Ejemplos de cuentos clasificados como “de advertencia” pretenden persuadir para que los niños sigan el camino adecuado (Caperucita Roja, El mago de Oz), para que no confíen en desconocidos (Pinocho) o incluso que no confíen en miembros de su propia familia (Blancanieves o Hansel y Gretel). En el origen de algunos de ellos se esconden lecturas oscuras, secretas y, en ocasiones, crueles y desconcertantes más allá del final feliz para todos que ponen de relieve otras imágenes aparentemente distorsionadas de la representación cultural “normativa” y que también constituyen espacios de la infancia.

Sería necesario, en ese sentido, cuestionarse si estas imágenes que desafían el canon cultural establecido, son realmente identidades alteradas y creadas en contra de las identidades configuradas por parte de los adultos al “idealizar” la noción de infancia y que, por ello, estas otras imágenes se conviertan en marginadas y fuera de esa idealización de lo que la infancia es (o debería ser según sus ideas preconcebidas). Los niños como sujetos analizados en las diferentes películas que forman parte de la colección de artículos son “problemáticos” y no solamente en sus acciones (las cuales podrían entenderse como algo violentas, un tanto contrarias a la familia como institución) sino también problemas en torno a los establecidos límites de la infancia en sí misma.

Sintéticamente y a modo oposición binaria con una amplia gama de grises, frente a la defensa de la figura del niño inocente, vulnerable (en una visión idealizada) y víctima potencial, se encuentra el niño monstruoso que, tal y como sugiere Karen Lury (2014: xi):

“Is their very marginality, their troublesomeness, and their demonization that makes these children so cinematically appealing”.

Estructuralmente dividido en catorce capítulos señalamos el primero que recurre al análisis de Cole Sear, protagonista de The Sixth Sense por parte de Leslie-McCarthy que enfatiza en la figura de los niños que tienen la capacidad de ver fantasmas en el cine de terror contemporáneo los cuales no pueden ser entendido como víctimas sumisas sin poder sino, al contrario, poseen las claves para reestablecer la comunicación, los lazos interpersonales entre adultos y restaurar el diálogo entre pasado y presente además de mediatizar nuestra percepción adulta del “otro” a partir de su aceptación y empatía que pasan, en primera instancia, por el reconocimiento de esos fantasmas como otras versiones de nosotros mismos.

Subrayamos, también el capítulo de Jayne Steel dedicado al análisis de los protagonistas infantiles de Tideland de Terry Gilliam cuya supuesta inocencia sentimentalizada por una cierta indiferencia, opresión y autoridad adulta se encuentra, juega y negocia con el “lado oscuro” de la humanidad que se presenta como inesperada, grotesca e incluso, malvada y loca que tiene como intertextos ineludibles Psycho (Hitchcock) o Alicia en el País de las Maravillas (Carroll).

Relacionado con el capítulo “Childhood, ghost images, and heterotopian spaces” de Christian Stewen, se retoma la lógica dicotómica entre los unos y los otros, lo bueno y lo malo, la realidad y la fantasía, la vida y la muerte asociado a los espacios interiores y exteriores que ocupan los niños en tanto que sujetos y tratados como objetos (un espejo o incluso una pantalla), en ocasiones concretas dentro del escenario y de las expectativas que generan en la audiencia por su presentación ante la cámara. En cualquier caso, tal y como señala Stewen (2014: 271): “The adult needs the figure of the child in order to identify and question him/herself” y, además, los adultos necesitan de su figura como canalizador de las dudas y de los miedos de la sociedad contemporánea.

En definitiva, el análisis de las construcciones de la infancia a través del cine de terror permite ofrecer un punto de vista que estudia las (re)significaciones y la creación de otra(s) posibles identidades de los niños que cuestionen la propia estructuración social, las relaciones entre los adultos y niños, los miedos que sobrepasan los límites individuales para dar respuesta a las preocupaciones y los miedos colectivos. Un provocador volumen que permite observar producciones fílmicas, productos culturales e identidades individuales y sociales con un punto de mira cuanto menos, más crítico.

Referencia bibliográfica:

OLSON, D. y SCAHILL, A. Lost and Othered Children in Contemporary Cinema. Maryland: Lexington Books, 2014.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *