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«¿Por qué me hiciste llevar máscara?»: Watchmen (HBO) Capítulo final

El capítulo final de Watchmen ha llegado finalmente a nuestras pantallas, por fin pudimos disfrutar de la conclusión de una serie que ha dejado fascinada a la mayoría de sus espectadores. Ahora que ha terminado (eso si se deciden finalmente por no hacer una segunda temporada) es hora de analizar tanto este último episodio como la serie en su conjunto, y destacar sus replanteamientos, sus fallos y sus grandes aciertos.

El episodio noveno, See how they fly (Mira como vuelan), comenzará mostrándonos el origen de Lady Trieu, hija ilegítima de Adrian Veidt y fecundada a sus espaldas (ya que éste nunca se entregó a ninguna mujer, pero sí conservó en la cámara fuerte de su despacho un alijo de probetas con su semen -una de ellas robada por la madre de Trieu cuando trabajaba como sirvienta de Veidt-).

Tras cerrar este misterio, volveremos con Adrian Veidt, encarcelado aún en una luna de Júpiter, pero no por poco tiempo, pues irrumpe una nave espacial en el paraíso para rescatarle. Un glorioso Ozymandias -tras cavar un túnel con la herradura que vimos que se le entregó en la escena poscréditos del octavo episodio- avanza hacia la nave y la libertad, no sin antes enfrentarse al guardián de Europa en una pelea en la que , gracias a una increíble dote que el viejo héroe ya nos mostró en la novela de Moore (atrapar una bala con la mano), sale victorioso y huye del satélite no sin antes ser despedido por sus clones sirvientes. Preparado para su vuelta a casa en la nave que le manda su hija (acordémonos del satélite que capta el mensaje «SALVAME» de Veidt hecho con cuerpos congelados) y sin poder apenas reaccionar, es criogenizado en oro; un hecho que, además de recordarnos a lo que le sucedió a Han Solo en Star Wars, nos hace volver al momento en el que Laurie Blake y Angela Abar visitaron La torre del milenio y presenciaron una escultura de un Ozymandias envejecido, por lo tanto, comprendemos que las escenas alternadas que veíamos en cada capítulo en la Tierra y en la luna Europa, no transcurrían de manera simultánea.

Antes de abandonar el paraíso, Adrian Veidt es coronado por unos clones sirvientes, que pese a todo lo que les ha hecho, le siguen venerando.

Aclarados así estos dos temas, volveremos al presente de la serie, en el que el Dr. Manhattan será el centro y objetivo de tres grupos: por un lado los miembros de la Kaballería (quienes esperan con ansia que el senador Keene obtenga los poderes de Manhattan, además de aún mantener presa a Laurie Blake); Lady Trieu -acompañada de Adrian Veidt, su hija y sus ayudantes- que busca conseguir los poderes del superhéroe azul para acabar con toda arma nuclear del planeta; y una solitaria Angela Abar que tratará de salvar a su amado con todas sus fuerzas. Al final se desatará un final lleno de giros, sorpresas y momentos de tensión protagonizados por casi todos los personajes, y que terminará con la muerte de algunos protagonistas y antagonistas de la serie.

Este último capítulo, más allá de dejar casi todo bien atado, da la sensación de no haber estado a la altura de los anteriores. Después de tres grandes capítulos, este último, personalmente, no ha sabido darles a diversos personajes una oportunidad para lucirse. La aparición sorpresa de Looking Glass disfrazado de un miembro de la Kaballería no va más allá de eso, Laurie Blake no tiene ningún momento de reencuentro con uno de los amores de su vida: el Dr. Manhattan, este le concede a Adrian Veidt ser el héroe del día mientras que Angela Abar, uno de los personajes de más importancia de la serie se convierte en una mera espectadora de lo que sucede a su alrededor. No obstante, el capítulo tiene sus grandes aciertos y una escena final digna de la serie.

Lady Trieu se prepara para obtener los poderes del Dr. Manhattan

El trabajo actoral es uno de los conceptos más perfectos de toda la serie. De los nuevos personajes creados para la serie destaca Sister Night/Agela Abar (el personaje con la evolución más interesante de la serie y mejor construido) interpretada por Regina King, quien es sin duda una de las mejores de la serie. Tim Blake Nelson borda su interpretación del héroe paranóico Looking Glass, que nos recuerda en diferentes ocasiones al Rorschach de los cómics. En cuanto a viejos personajes que venían del propio cómic y que aportan a la serie una muy interesante visión de cómo, envejecidos, conviven y sobreviven en un mundo muy diferente al que veían a través del antifaz de sus trajes con los que combatían el crimen; destaca Jean Smart en su interpretación de la veterana Laurie Blake y, por supuesto, Jeremy Irons, en su papel de excéntrico Adrian Veidt, consigue que su trama sea de las más interesantes de la serie.

Angela Abar y William Reeves, su abuelo, acaban reconciliándose y aceptando sus fallos y sus miedos

Cada capítulo consigue funcionar a la perfección manteniendo al espectador en vilo, siempre pendiente de cada detalle y cada una de las múltiples tramas que nos presentan. Para rematar, en cuanto a aspectos técnicos la serie se luce mediante planos, efectos especiales, sonido, fotografía y montaje; y con una banda sonora perfectamente compuesta por Trent Reznor y Atticus Ross, y acompañada de grandes clásicos musicales. Esta obra de Damon Linderlof puede ser clasificada, en su conjunto, como todo un éxito. La incorporación de nuevos personajes al universo Watchmen lo dota de nuevos temas a replantearse, además de rescatar situaciones y dilemas ya planteados en la obra de Moore y Gibbons que siguen presentes en nuestro día a día: el racismo, la justicia, la personalidad, las máscaras y cómo se utilizan para ocultar temores y cómo pueden acabar despertando el verdadero ser de uno mismo, el dolor, la gran losa que es el pasado, el luchar contra lo que has sido, el hecho de aceptar la muerte y que la vida pasa, los conceptos de utopía y paraíso… Porque aunque vayamos evolucionando, en nuestra sociedad siempre encontraremos estos dilemas, esperando que, quizás llegue algún héroe azul que nos salve de todo ello, pero claro… «nada termina en realidad».

 

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