Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Ragnar está de vuelta

El pasado jueves 19 de febrero regresaba Vikings, la gran producción de The History Channel, tras el apoteósico cierre de la segunda temporada en el que uno de los grandes atractivos fue presenciar la ascensión jerárquica de su protagonista. Y es que en la tercera temporada ya no nos encontramos con el conde, sino con el rey Ragnar Lodbrok, que tras salir airoso de sus varias disputas tanto en tierras propias como extrañas, y habiendo lidiado con éxito con múltiples conflictos y traiciones se erigía en líder único, y, todo parece presagiar, incontestable.

A este renovado Ragnar (renovado en apariencia, aunque no por ello menos fiel a sus principios de hombre de orígenes humildes) no va a haber nadie que le haga sombra entre los suyos. De aquí nace precisamente el gran atractivo de esta tercera temporada, porque si bien durante las anteriores ya éramos testigos de las primeras razias o incursiones vikingas en tierras occidentales, en esta ocasión el grueso de la trama parece trasladarse a las mismas de forma prácticamente definitiva. El conde Haraldson y Jarl Borg, así como el rey Horik, son ya historia.

En este primer episodio Ragnar, junto con su primera esposa, la condesa y guerrera Lagertha, el hijo de ambos, Björn, y su hermano Rollo (amén de muchos otros, no nos olvidemos del gran Floki) reclaman las tierras que les fueron prometidas por el rey Ecbert de Wessex tras el desenlace de la segunda temporada. Sin embargo, antes de hacer honor al pacto el rey Ecbert solicita a la comitiva vikinga que luche en favor de la princesa Kwenthrith de Mercia, que se encuentra en disputa con su propio tío así como con su hermano, quienes supuestamente habrían usurpado el trono del reino. Ragnar cede ante esta petición, convencido de que las fértiles tierras anglosajonas son el más preciado de los bienes, más que cualquier reliquia cristiana forjada en metales preciosos, y de aquí la necesidad de asegurarlas a cualquier precio. Así de paso se nos brinda el primer baño de sangre con el que finaliza este primer episodio.

Esta temporada promete mucho, precisamente porque es el del choque intercultural uno de los grandes temas de la serie, y en esta ocasión parece que vamos a ser testigos del mismo en todo su esplendor. Nos encontramos con un grupo de vikingos en tierras ya no tan extrañas, que se adentrarán de lleno en el seno de una heptarquía en la cual la fragmentación y los conflictos internos están a la orden del día, y el asentamiento de Ragnar y los suyos no hará sino acrecentar estas tensiones.

Captura de la segunda temporada
Athelstan enseñando a Ragnar a rezar en una captura de la segunda temporada

El monje Athelstan, cuya lealtad se encuentra dividida entre su Dios cristiano, y el colectivo de temerarios guerreros paganos quienes en su momento lo raptaran en su monasterio, aniquilando a todo otro ser viviente que allí se encontraba, volverá a ser un personaje clave en el proceso de mediación entre los reyes Ragnar y Ecbert. De él dependerá en gran medida el devenir de muchas de las aspiraciones de Ragnar en esta nueva aventura, y el hecho de que ambos reyes sean seres ávidos de conocimiento por la cultura ajena a bien seguro facilitará la plasmación del proceso de hibridación cultural, religioso e incluso lingüístico que esta serie nos acerca de modo tan fascinante y, de acuerdo con la opinión de historiadores reputados, también fidedigno.

A los amantes de lo vikingo sólo nos queda proclamar en alta voz ¡Larga vida al rey Ragnar! Y recordad que en este caso los spoilers más atroces los encontraréis en los libros de historia.

 

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