Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Reseña: «Cruel Children in Popular Texts and Cultures» (Palgrave, 2018)

En la misma línea de pensamiento que algunos libros anteriormente reseñados en RIRCA como el de “Evil child in cultural imagination” (Renner, 2016), hoy presentamos el volumen «Cruel Children in Popular Texts and Cultures”, editado por Flegel y Parker (Palgrave, 2018). Este volumen se centra especialmente en la figura de los personajes infantiles cuyo comportamiento podría tipificarse como crueles y en el que se cuestionan qué representa la crueldad infantil, cómo se representa y qué papel representa el niño cruel dentro de las estructuras sociales de poder.

La figura infantil resulta útil para la definición de monstruosidad en tanto que éstos suponen un emblema de nuestras aspiraciones, miedos, sueños y pesadillas como humanos y, en este sentido, nos ayudan a posicionar la figura infantil como indicadora, también, de la naturaleza de la perversidad (si se presupone su existencia). Así pues, según Flegel y Parker (2018: 3): “For Renner, Bohlmann, and Moreland, and the essayists in their collections, the figure of the child and its centrality to debates of nature and nurture plays a crucial role in defining the nature of evil”.

En ese sentido, si bien el gótico fue un gran caldo de cultivo para la explosión de identidades infantiles no normativas con niños problemáticos, marginales o patológicos, el gran precedente cinematográfico lo asienta el personaje de Rhoda Penmark en la película “The Bad Seed” (1956), adaptada de lo novela de William March y a partir de ella la aparición de distintos y variopintas representaciones infantiles prolíficas en el cine de terror especialmente estadounidense. En ella podemos ver cómo los padres acaban siendo víctimas pasivas de sus propios hijos los cuales, a su vez, sienten la necesidad imperiosa de protegerlos y alimentarlos. No obstante, el volumen pretende indicar que existen diferencias en el tratamiento de la perversidad y la crueldad, dependiendo de quién es quién lo ejecuta. Es decir, no toda violencia o agresión es igualmente tolerada por unos o por otros y en esta interpretación influyen cuestiones de clase, de estructura social y de vínculos de poder, pues en posiciones sociales más vulnerables, el acceso a la defensa puede ser más reducido y el estigma social de conductas no normativas puede verse recluida, por tanto, a la exclusión social.

A lo largo del estudio podemos incidir en que los niños que son capaces de ser agresivos son aquellos que adquieren un cierto grado de poder y capacidad de agencia y en todos los casos la crueldad implica la subordinación del uno frente al otro que está, jerárquicamente, en una posición superior. La crueldad es ejecutada cuando el niño adopta la posición de agresor y deja de tener la función más prototípica socialmente y culturalmente de víctima. De acuerdo con Flegel y Parker (2018: 10): “Cruelty plays a crucial role in determining who has power, and who has not, who is a member of the group that receives benefits and privileges, and who shall remain outside that circle”.

Es por ello que la idea de la “inocencia” de la crueldad reside en la concepción de la infancia en sí misma. Si entendemos que la infancia es un constructo de sujetos en proceso de desarrollo parece disminuirse el nivel de crueldad que moralmente se le puede atribuir como sujetos infantiles-juveniles que lo ejercen.  De ahí se depositan las nociones de la responsabilidad del acto cruel, la culpa o conciencia moral, así como las penas judiciales o sociales para quienes lo ejecutan. Es necesario hacer balance entre la vulnerabilidad y el nivel de crueldad de los niños para que ellos no se conviertan, al menos necesariamente, en víctimas o en perpetradores, tal y como plantean Flegel y Parker (2018: 12): “Too much inoncence and the child becomes the vulnerable victim of society; too much cruelty and it is society that becomes the vulnerable victim of the child”.

La estructuración del volumen se disecciona en cuatro partes distintas. En la primera parte (Early Examplars of the Cruel Child) se hace mención a los precedentes literarios de personajes infantiles crueles, por ejemplo, en la literatura británica de entre 1750 a 1800 o en los cuentos de Oscar Wilde; en la segunda parte (Bullying and Its Uses) se hacen análisis del bullying en el violento mundo mágico del sello de J.K. Rowling; en la tercera parte (Child Killers and Child Victims) se exploran las identidades infantiles peligrosas en la ciencia ficción o los psicópatas infantiles en el cine de la década de los ochenta y los noventa y en la última y cuarta parte (Cruelty and Child Agency) se analizan las identidades no-heteronormativas en la ficción juvenil contemporáneas así como el humor queer en adaptaciones de “The Bad Seed”.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *