Saquen sus paraguas; llueven superhéroes
Confirmando la idea de que el género de superhéroes es inagotable en sus posibilidades creativas y comerciales, y tras un intento fracasado de hacer una película, Netflix puso en circulación en febrero de este año una temporada de diez episodios de The Umbrella Academy. Se trata de una serie creada por Steve Blackman y Jeremy Slater a partir de los cómics homónimos de Gerard Way y Gabriel Bá. Los libros publicados hasta la fecha se organizan en tres miniseries: Apocalypse Suite (2007), Dallas (2008) y Hotel Oblivion (2018), y la entrega comercializada por Netflix adapta el primer título, articulado alrededor de la amenaza de la destrucción del mundo.
La historia de la Academia surge del nacimiento, en 1989, de 43 bebés paridos por mujeres que no estaban embarazadas. Todas son criaturas especiales, y un millonario llamado Reginald Hargreeves de dedica a buscarlas y adoptarlas. Consigue reunir a siete, y las cría en su mansión junto con una madre-niñera robot y un chimpancé parlante que actúa como su fiel mayordomo. Cuando arranca la serie de Netflix los siete Hargreeves han vivido por su cuenta durante un tiempo, y se ven forzados a reunirse por la muerte de su padre. Una vez juntos, se dan cuenta de que hay una razón para que vuelvan a estar bajo el mismo techo: son los únicos que pueden salvar el planeta del apocalipsis que se acerca.
El excéntrico Hargreeves numera a sus hijos/as, y no usa sus nombres durante la particular educación que les proporciona. Alimenta sus poderes y les prepara para luchar contra el crimen común primero y contra cosas mucho más peligrosas y sobrenaturales después. Lo hace con frialdad y sin amor, y poco a poco cada uno de sus pequeños superhéroes se va alejando de él, con una excepción: Número Uno. Este es Luther (Tom Hopper), también conocido como Spaceboy, una especie de cruce entre un hombre y un gorila a quien su padre manda a vivir a la luna sin que él sepa muy bien la razón. Luther es el más apegado a Hargreeves, el único que parece sentir su muerte y el que se empeña en mantener unida a la familia.
El resto del elenco está formado por Diego/The Kraken (David Castañeda), un policía sin miramientos por las normas que acaba siendo perseguido como asesino; Allison/The Rumor (Emmy Raver-Lampman), una actriz de éxito con una complicada vida personal; Klaus/The Séance (Robert Sheehan), un adicto que intenta no tomarse nada en serio; Número Cinco/The Boy (Aidan Gallagher), un hombre maduro atrapado en el cuerpo de un niño; Ben/The Horror (Justin Min), que murió de joven pero está más que presente gracias a su hermano Klaus; y Vanya/The White Violin (Ellen Page), la única que creció pensando que no tenía superpoder alguno. Luther tiene una fuerza sobrehumana, Diego puede manejar la trayectoria de cuchillos y otros objetos lanzados al aire, Allison convence a cualquiera de que sus rumores son verdad y les hace actuar en consecuencia, Klaus puede comunicarse con los muertos e incluso devolverles la solidez cuando ya son solo espíritus, Número Cinco viaja en el tiempo y el espacio, y Ben contiene monstruos que puede hacer salir de su cuerpo cuando quiera. Vanya, sin embargo, vive hasta su edad adulta pensando que es diferente a sus hermanos, hasta que una serie de circunstancias relacionadas con la amenaza del apocalipsis que domina la historia le demuestra que no es así. De hecho, la tímida violinista Número Siete es posiblemente la más poderosa y letal de la familia Hargreeves, y su transformación es lo más interesante de la versión de Netflix.
Como producción televisiva, la oferta de esta plataforma de streaming para The Umbrella Academy deja bastante que desear. Posiblemente satisfaga a los/as fans de los cómics, ya que refleja su esencia con fidelidad y hace añadidos que no desentonan con los libros. Sin embargo, para quienes no conozcan a los personajes en papel, su trasunto en la pantalla no tiene la fuerza que estos siete superhéroes demandan. Son creaciones interesantes, pero su interacción a lo largo de los diez episodios de Blackman y Slater es repetitiva, entrando en bucles narrativos donde el esfuerzo por insistir en la disfuncionalidad de la familia Hargreeves desdibuja los matices de sus miembros. Vanya termina siendo la más atractiva, pasando de anodina música de segunda a mujer poderosa más allá de lo concebible. Junto a ella, tal vez sean las secundarias Grace (la madre-niñera robot, interpretada por Jordan Claire Robbins) y Pogo (el criado-chimpancé al que da vida Adam Godley) las figuras más llamativas del elenco. Aparecen con poca frecuencia, pero puntúan las escenas en las que están con mucha elegancia.
El ritmo de la historia en Netflix no es el que podríamos esperar para una serie de superhéroes, y algunas de las escenas à la Tarantino se hacen largas. El uso irónico de la música es de agradecer, pero todo lo que rodea a los personajes de Hazel y Cha-chá (Cameron Britton y Mary Blige) acaba por parecer innecesario. Se trata de una pareja que yo llamaría de ‘funcionarios’ al estilo Ministerio del Tiempo, que persiguen a Número Cinco para vigilar que sus viajes no causen alteraciones. Su rol de antagonistas está claro, pero sus misiones no lo están tanto. Empiezan pareciendo una amenaza peligrosa y terminan por convertirse en caricaturas de sí mismos; un extraño cruce entre Asesinos natos y Men in Black.
Parece ser que la recepción de The Umbrella Academy ha sido suficientemente positiva para que Netflix anunciara ya una segunda temporada. Es de imaginar que continuará adaptándose la sucesión de libros de Way y Bá, por lo que tocaría esperar una historia alrededor de su título Dallas el año que viene. Como corresponde, la primera entrega terminó con un cliffhanger que debería haber dejado a su público a la espera de más. No ha sido el caso conmigo, que no creo que vuelva a visitar la academia del paraguas, pero si los/as fans de los Hargreeves están satisfechos, le deseo a la serie larga vida.