Nombres propios: Shigeru Miyamoto
Cuando hablamos de Nintendo hay un nombre que inevitablemente se nos viene a la cabeza: Shigeru Miyamoto. Y es que, si bien es cierto que hay otras grandes figuras en el organigrama del gigante nipón, también lo es que sin Miyamoto muchas de las sagas más importantes que asociamos con esta compañía simplemente no existirían. Nacido en 1952 en Kioto, ha diseñado y producido auténticos pesos pesados de la industria como Donkey Kong, Super Mario Bros, Starfox, F-Zero, Pikmin o la saga que ha marcado la infancia, e incluso la vida de muchos: The Legend of Zelda.
Hiroshi Yamauchi contrató a Miyamoto en 1977 para encargarse del departamento de planificación. En este primer cargo, su rol consistía en probar videojuegos y tratar de comprender que era lo que atraía a los jugadores. Pero pronto saldría a la luz una de sus facetas más potentes: su afán de diseñar experiencias jugables. Su primera experiencia en este campo la tuvo con Donkey Kong (1981) para Radar Scope, un videojuego cuya narrativa se inspiraba en el triángulo amoroso entre Popeye, Olivia y Brutus; Donkey Kong en el papel de Brutus, Lady (más tarde la Princesa Peach) en el de Olivia y Jumpman en el de Popeye. Así es, Mario no siempre fue Mario. De hecho, su primer apodo fue Jumpman, un nombre que describía un elemento básico e innovador del diseño del juego, ya que este personaje podía saltar. Esta fue una de las primeras novedades introducidas por Miyamoto en el diseño de un videojuego de Nintendo.
Jumpman pasaría a llamarse definitivamente Mario más tarde, en referencia al propietario italoamericano de un almacén de Seattle que amenazó con desalojar a Nintendo del lugar. A raíz de este incidente nació la mascota por excelencia de Nintendo, y comenzó la carrera como diseñador de videojuegos del gran Miyamoto. El suyo ha sido un camino plagado de éxitos, y del que un gran número de fans destacarían las cuidadas narrativas con las que Miyamoto ha dotado a la mayoría de sus creaciones. El propio creador achaca esta fijación al interés que siempre le ha despertado el mundo de los cómics.
Pero lo cierto es que Miyamoto siempre ha puesto su principal foco de atención en el diseño de experiencias. Además, no se ha limitado al desarrollo de software, sino que también se ha implicado siempre en las decisiones concernientes al hardware producido por Nintendo. Esto tiene su lógica si tenemos en cuenta que su formación universitaria es en diseño industrial. Pese a que en sus inicios en la compañía requería supervisión para comprender aquello de lo que una videoconsola era capaz, bien pronto se convertiría en una de las cabezas pensantes tras el diseño de gadgets cruciales, como por ejemplo los mandos o controladores. De hecho, Miyamoto se implicaría por primera vez en el diseño del mando de la aclamada Nintendo NES (8 bits), y seguiría influyendo en este aspecto a través de las subsiguientes generaciones (Super Nintendo, Nintendo 64, Game Cube, la innovadora Nintendo Wii, Wii U, y la actual Nintendo Switch, sin contar los múltiples sistemas portátiles Game Boy).
Otra de sus grandes contribuciones fue la instalación de una pequeña batería en el cartucho de The Legend of Zelda (1986). Esto permitió por primera vez en una videoconsola guardar el progreso realizado, con lo que la aventura de este videojuego podía ser más duradera, y, por consiguiente, también ofrecer un mayor nivel de inmersión. La exploración libre en el reino de Hyrule, los retos al jugador o una trabajada narrativa que se basaba, nuevamente, en un triángulo de personajes (el elfo Link, la princesa Zelda y el malvado Ganon) se convertirían en las señas de identidad de la saga fetiche de muchos.
La implicación de Miyamoto en el desarrollo del hardware de la compañía fue crucial sobre todo a partir del lanzamiento de Wii. En aquel momento, Nintendo y su genio dieron prioridad al diseño de artilugios que ofreciesen innovadoras maneras de jugar por encima de la producción de máquinas más potentes que las de sus competidoras (Sony y Microsoft). Así pues, la generación de gráficos hiperrealistas no está en absoluto en su lista de prioridades. La última muestra de esta convicción la tenemos en Nintendo Switch; una videoconsola que es de sobremesa y portátil a la vez, y que permite utilizar diferentes tipos de controladores; algunos con detección de movimientos, otros más clásicos.
A Shigeru Miyamoto le han llovido las muestras de reconocimiento a lo largo de su extensa carrera de más de cuatro décadas. El Libro Guinness de los récords otorgó a Super Mario Kart (1992) el galardón al videojuego más influyente de todos los tiempos. Además, la prestigiosa revista Time incluyó a Miyamoto en su lista de las cien personas más influyentes de 2007, y en 2008 fue elegido el número uno de esa lista por los lectores. Por si esto fuera poco, en 2012 recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. En definitiva, Shigeru Miyamoto es uno de los genios visionarios de la industria del videojuego, un auténtico peso pesado que ha contribuido durante largos años a dar forma a la imaginación y los sueños de niños y adultos a través de experiencias lúdicas únicas.