Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Skyler White: un test de Rorschach sobre el género

Skyler White ha sido uno de los personajes más odiados de la televisión reciente. La actriz que la interpretó brillantemente, Anna Gunn, ha reconocido que la gente la insultaba por la calle al tiempo que era «despellejada» en las redes sociales (miles de personas pulsaron el botón “Me gusta” en la página de Facebook “I Hate Skyler White”, por mencionar una entre otras muchas). La audiencia ha aborrecido a Skyler, la esposa del criminal Walter White en Breaking Bad (AMC, Vince Gilligan, 2008-2013) del que hablamos hace poco en RIRCA, mientras sí apoyaba a su marido. Como ha ocurrido con otras consortes de series populares, como Carmela Soprano o Betty Draper, la mujer del antihéroe es mal querida por el público.

El personaje interpretado por Gunn era ciertamente irritante en muchos momentos y contradictorio en otros, pero no dejaba de ser «la buena» en una historia en la que el «malo» era el hombre con quien se había casado. Interesada y corrupta como su marido en algunos momentos de la serie, la mayor parte del tiempo intenta proteger a su hijo (y luego a su hija recién nacida), a su hogar y a ella misma, del horror que más que conocer intuye. Pero ser la antagonista de alguien como Walter White/Heisenberg («yo soy el peligro” le dirá en su momento), no es fácil. En primer lugar, porque la conocemos como una esposa, con un embarazo avanzado, que no parece frágil ni desvalida. Todo lo contrario, es una mujer más bien manipuladora, que siempre ha tomado las decisiones en su casa y a la que Walter parece someterse. Cuando éste es diagnosticado de cáncer, en una fase avanzada de la enfermedad, no parece comprender la gravedad de esa situación y no será hasta muchos capítulos después cuando un comentario de su hermana le haga pensar, quizá por primera vez, que enfrentarse a la muerte cambia a las personas.

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Dado que así nos la presenta el guion, y dado que la construcción del personaje de Walter logra una identificación con la audiencia casi unánime, la reacción mayoritaria será apoyar al personaje que, angustiado por las deudas que puede dejar el tratamiento médico a su familia, decide trasgredir la ley y traficar con droga. En este contexto,  Skyler no es más que un estorbo que pone en peligro la empresa en la que se embarca el sufridor Walter, porque ella es la voz de la moral, la que se opone a sus actividades y la que, en su intento de saber y/o controlar lo que él está haciendo, se convierte en una molestia y un riesgo. Para el público, Walter hace «lo que debe» (desesperado por su situación, hay que perdonarle no seguir el camino recto) mientras que ella solo parece poner piedras en ese camino, sin entender cuánto les va en ello.

Con todo, el odio de la audiencia hacia Skyler quizá se deba esencialmente a su propia actitud ambivalente. No se divorcia de él, aunque podría haberlo hecho; le ayuda a «blanquear» su dinero, aunque rechaza su origen y, sobre todo, le dice a su abogada, con toda claridad, que en realidad está esperando que el cáncer haga su trabajo. Si la muerte va a terminar con él próximamente ¿para qué forzar la situación y hacer sufrir a su hijo adolescente con un divorcio? Esta afirmación es probablemente la que más desconcierto produce pues nos deja para siempre con la duda sobre su afecto y lealtad. Y, recordemos que, aunque Heisenberg era un criminal, desde el principio el público había decidido jugar desde su posición. Una de las genialidades de la serie de Gilligan es su capacidad para que amemos al «malo» y odiemos a la «buena», incondicionalmente en ambos casos.

(RNS1-oct4) Skyler White (Anna Gunn) in a scene from Breaking Bad's final episode, which aired last Sunday (Sept.29). For use with RNS-BREAK-BAD, transmitted on October 4, 2013, Photo courtesy Ursula Coyote/AMC.

Para terminar de romper los lazos empáticos que hubiéramos poder sentir por el personaje, el guion decide situarla en una relación de adulterio mientras mantiene a Walter apartado de cualquier escenario sexual con otra mujer. Esta evasión de una Skyler infeliz y quizá desesperada redundará en la idea anterior, en que es una mujer que ni entiende ni apoya a su marido y que, para mayor gloria del patriarcado, decide tener un amante con el que, más adelante, hará perder muchísimo dinero a Walter.

Este tipo de personaje femenino, fuerte y autónomo a pesar de todo lo que ocurre, no es fácilmente admirado debido a la socialización de género: sus acciones la convierten automáticamente en mala persona, aunque el delincuente sea él. Para Anna Gunn, el odio hacia Skyler se explica por la dificultad de la mayoría de la gente en aceptar esposas no arquetípicas y, en su opinión, es un ejemplo para evaluar las actitudes sexistas a modo de test de Rorschach aplicado al género (puedes leer las opiniones de la actriz aquí: http://goo.gl/XrNjNj).

 

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