The Big Bang Theory: reseña del episodio 15 de la temporada 12
Y después de quejarnos en las dos últimas entradas de que el tema de Leonard y la paternidad se hubiese quedado en suspense… He aquí todo un episodio girando en torno a ello: «La oscilación de la donación». Parece ser que se daba por hecho que el que Penny entregara el tarrito para la muestra a Leonard implicaba que él llevaría a cabo el encargo de Zack. Así que, este decimoquinto episodio comienza con las dos parejas ultimando los detalles, a pesar de que Penny no deja de señalar lo peculiar de la iniciativa, recordándonos que ella no está ilusionada con la idea. Este encuentro, como casi todas las escenas en las que aparece el ex de Penny, no tiene desperdicio, poniendo en evidencia la poca inteligencia del personaje. En esta ocasión la risa es propiciada por el momento en que éste dice a Leonard que se sentirá orgulloso de ver cómo el futuro hijo se parecerá a él y añade, que será así en el caso de que sea chico y que, si no, se parecerá a Penny. Hasta la propia Penny desiste de explicarle que eso no es posible, rindiéndose a la evidencia de las pocas luces de su interlocutor. Resulta muy gracioso también el intento de Sheldon por demostrar que él sería un donante mucho mejor que Leonard, entrando al piso de Lenny para dejarlo caer con varias indirectas bastante directas. Penny también contribuye a los momentos de humor del episodio cuando, tratando de seducir a su esposo, que debía no mantener relaciones hasta llevar a cabo su donación, recurriendo no sólo a lencería sexi, sino también poniéndose a leer cómics, poniendo así las dos acciones al mismo nivel de sex-appeal.
Resulta, por otra parte, realmente curioso, que sean, precisamente los personajes menos empáticos de la serie los escogidos como orientadores de Leonard en la toma de la decisión respecto a su donación: son Shamy (los más asociales de la serie) y el padre de Penny, Wyatt (representado por Keith Carradine; y a quien teme incluso su propia hija por su fuerte carácter e ideas fijas) quienes mejor saben hacer recapacitar a Leonard sobre la influencia negativa de su decisión sobre la relación con su esposa y sobre los verdaderos motivos y consecuencias de la misma.
La escapada de Leonard huyendo de las tentaciones carnales propiciadas por su esposa al apartamento de Shamy (se ve que todos estos amigos se dejan las llaves unos a otros o dejan las puertas con acceso libre) propicia uno de los escasísimos momentos de toda la serie en que hay escenas en silencio. Aquí tiene lugar mientras Sheldon se prepara unos cereales y descubrimos con él la presencia de Leonard en su sofá. Me han resultado súper raros esos segundos de imagen muda. Pero me ha gustado. No es de extrañar, teniendo en cuenta que el personaje de Sheldon (que lo protagoniza), aunque no hable, de alguna manera, se expresa continuamente con todo su cuerpo. Es lo que tienen los buenos actores. Je, je, soy fan, sí.
Por otra parte, Howard se queja a su amigo Raj por los 3.000 dólares que ha desperdiciado en el vuelo no reembolsable a la India para su boda cancelada. Le informa también del plan de despedida de solteros tan especial (necesitó sus contactos con la NASA para conseguirlo) que tenía planeado y que deciden aprovechar en cualquier caso: nada menos que vivir la experiencia de ingravidez de la aeronave popularmente conocida como «vomit comet», usada por quienes se preparan para ser astronautas. Tras comprobar que sus otros dos colegas (Leonard y Sheldon) e incluso Stuart y Bert no podrán acompañarles, Howard da por hecho que a Bernadette no solo no le va a hacer ilusión experimentar la falta de gravedad a miles de metros de altura, sino que le aterrará, así que sigue haciendo planes con Raj sin tenerla en cuenta. Conociendo el carácter de la joven, no es de extrañar que, al darse cuenta de ello, se muestre totalmente dispuesta a vivir la «peligrosa» experiencia con tal de demostrarle así a su marido que estaba equivocado en cuanto a sus expectativas sobre su esposa. Tanto es así que, al final, tras varios momentos en que parece estar a punto de abandonar la hazaña, la vemos flotar junto a Raj y Anu (pero no Howard, pues, da la razón a su esposa sobre la necesidad de que uno de los dos siga vivo para acabar de criar a sus hijos; con lo que quería quedarse ella en tierra)- dentro de una aeronave, muerta de miedo, pero, eso sí, satisfecha por haber conseguido quedar, una vez más, por encima de su marido.
Hay espectadores que se quejan de que estos últimos episodios de la serie dan vueltas alrededor de diversos temas sin ir tejiendo realmente un hilo argumental que vaya contribuyendo a su cierre definitivo. Yo no digo que no lleven razón, pero me pregunto qué proponen que ocurra. Es una comedia. Usa distintas situaciones para hacernos reír y disfrutar con sus personajes y lo que les va ocurriendo. No creo que haya que buscar una profundidad mayor en su desarrollo narrativo, que, por otra parte, no veo tan inconexo. Ojalá la serie fuera peor para así evitar que nos cueste tanto despedirnos de ella para siempre. Aunque, siempre nos quedará su hermana menor: El joven Sheldon. ¡Yuju!