The Big Bang Theory: Reseña del episodio 17 de la temporada 12
Este episodio, titulado «La evaluación de la conferencia», pone de manifiesto que Amy no sólo sabe estudiar bien el comportamiento de los primates, sino que sabe aplicarlo de maravilla a los seres humanos. Como ella misma explicará a Raj, no sólo ha conseguido ennoviarse y casarse con Sheldon, sino que ahora ha visto la forma de instigar en él el deseo de ser padre. Esto pone en alerta las expectativas de los espectadores que comparten su afición por The Big Bang Theory con la de El joven Sheldon, ya que, como ya señalé en una reseña a esta última serie, ahí el Sheldon narrador explica que ha tenido siempre la costumbre de hacer contratos con todo el mundo, incluyendo a sus hijos. De ahí que, este episodio resulte especialmente interesante. Primero, porque destaca las ya mencionadas habilidades de Amy y, segundo, porque resulta realmente innovador ver a Sheldon interesado por los niños (no hay más que ver cómo se refiere a los niños de Howard peyorativamente; y recordemos, por ejemplo, su poca destreza con ellos en el episodio anterior, en el que fue invitado a un programa infantil). Todo ello nos lleva a ilusionarnos con una nueva faceta del protagonista de la serie, ofreciendo un soplo de aire fresco a la serie, a la que queda poco aliento de vida (solo nos quedan 7 episodios para despedirnos de sus 12 años de divertida compañía).
¿Cómo se consigue el milagro? o, mejor dicho, ¿cómo lo consigue Amy? Pues, por el camino más adecuado para acercarse al genio: el de la investigación. Me explico: Howard queda a cargo de sus dos hijos (Michael y Halley) dado que Bernadette y Penny van a una convención de medicamentos durante el fin de semana en San Diego. Howard, con la excusa de jugar en su casa, invita a sus amigos a ayudarle con el cuidado de sus retoños. Ellos, aunque con reticencias iniciales, acceden, al final, a su petición. El motor de Sheldon es un libro, que, por cierto, existe realmente, titulado Experimenting with Babies: 50 Amazing Science Projects You Can Perform on Your Kid (de Shaun Gallagher, 2013: por si Amy despierta también vuestra curiosidad). De nuevo, todos se muestran reacios a realizar experimentos con los hijos de su amigo, y Howard también, pero, de nuevo Amy usa su astucia para animarles a interactuar con los niños usando términos que resultan menos chocantes (como yo estoy haciendo ahora mismo) que «experimentar». Esto da lugar a una situación realmente divertida y novedosa (al ver a estos genios interesados por los bebés), que nos saca, además, de los apartamentos de siempre para ofrecer como setting la casa de Howard y, finalmente el dormitorio de Shamy, donde, un Sheldon entusiasmado por la paternidad confiesa a Amy que quiere realizar experimentos con sus propios hijos, que deben ser o 3 quintillizos o 5 trillizos: «en cualquier caso, que estén bien y sean divisibles por 3». Amy: creo que el experimento se te ha ido de las manos y ha ido más lejos de lo que esperabas, ¡ja, ja!
Por otra parte, la situación no es tan divertida para Leonard, a quien esta experiencia le resulta extrañamente familiar y le lleva a darse cuenta de que su madre había estado realizando esos experimentos con él no sólo en su infancia, sino aún en el momento presente, como ella misma le explica en respuesta a su consulta. No obstante, la frialdad de esta confesión viene más que compensada por la declaración de amor de ésta hacia su hijo, hecho que tanto necesita el pobre Leonard.
Mientras todo esto ocurre, la pareja de chicas asistentes a la convención de San Diego, viven también una nueva experiencia. Penny destaca tanto en su trabajo como líder del equipo de ventas del Inflaminex de su jefa, que Danny, un miembro de la competencia le echa el ojo para contratarla. Ya podéis imaginar la reacción de la pequeña pero vigorosa Bernadette, que aparece luchando por su fichaje a muerte hasta que consigue recuperarlo. De este modo, el personaje de Penny va adquiriendo cada vez más peso en la serie y ganándose el respeto de su entorno. Ya veremos cómo sigue evolucionando en los episodios restantes, así como los proyectos procreadores de Shamy. Me encantaría llegar a conocer a los retoños de esta singular pareja, aunque solo sea de espaldas o cubiertos, como ocurre con los otros bebés de la serie; el caso es ver a sus padres actuar como tales, en lugar de como meros científicos brillantes (aunque si siguen experimentando con los niños, lo que veremos será más bien una simbiosis de esos dos roles… Pues eso también me ilusiona, y seguro que a vosotros/as también.