Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

«The Big Bang Theory»: Reseña del episodio 18 de la temporada 12

Como «forshadowing» en toda regla, ya el propio título –«La acumulación de laureados»– nos anuncia que el episodio va a estar cuajado de cameos relevantes, y no sólo del mundo de la ciencia, sino también de la propia industria televisiva, con la cómica y presentadora Ellen DeGeneres. En este último caso, recordemos que los doctores Pemberton y Campbell, los competidores de Shamy por el Nobel, en un episodio anterior, mostraron casi más interés por ver en persona uno de sus programas que por su gran descubrimiento (aunque, como sabemos, accidental e incluso incomprensible para ellos mismos).

Pues en este nuevo episodio, su sueño se hace realidad siendo los entrevistados por su admirada estrella de las pantallas, siendo esta unas de las actividades incluidas en su gira de difusión de la «súper-asimetría». Sheldon y Amy, que están viendo el programa en casa de sus amigos, esperan que Ellen desvele que son unos farsantes, en el sentido de que los verdaderos descubridores de la citada teoría son Sheldon y Amy, pero, para su sorpresa, lo que en realidad consiguen es el respaldo no sólo de la presentadora, sino también del público, a quienes caen realmente bien. A estas alturas de la serie, no hace falta señalar que esto último es precisamente lo que peor se le da a Shamy, de forma que, para tratar de conseguir apoyo, el presidente de Cal Tech, Siebert, organiza una recepción a la que pide a Sheldon que invite a grandes genios que le sirvan de empuje en su carrera al Nobel para competir contra la campaña de los otros dos doctores.

A estas alturas, tampoco nos sorprender comprobar cómo, a pesar de lo sustanciosa que es la agenda de contactos de Sheldon (por su cantidad y relevancia en el mundo científico), ninguno de ellos titubea en rechazar su invitación nada más empezar a oírla. Todos habían sido insultados por Sheldon en un momento u otro del pasado. El Sheldon de siempre, no hubiese reconocido su error por ningún motivo, pero, como venimos señalando en las reseñas de la serie, este personaje ha ido evolucionando a mejor, dando cabida a sentimientos que antes no hubiésemos podido asociar con él. De ahí que, en esta ocasión, vemos cómo Sheldon se arrepiente de su anterior comportamiento, reconociendo que, ahora, no sólo sufre él las consecuencias, sino también su esposa, Amy. De ahí que intente poner remedio a sus errores del pasado, admitiendo, incluso, que Leonard le diga una palabra clave (que no podía ser más apropiada ni evidente: «cállate») cada vez que la falta de sociabilidad del genio le estuviera llevando más allá de lo socialmente aceptable.

En este contexto, Sheldon, tras comprobar que el envío de regalos a los ganadores de premios Nobel que había ofendido no funciona, recurre a la intercesión de Leonard y Penny ante Kip Thorne (Premio Nobel de Física en 2017). Esto da lugar a una escena muy graciosa, en la que casi llegamos a creer con el señor Thorne que Penny conoce realmente sus logros científicos, hasta que la vemos guiándose a hurtadillas por la información que su móvil recoge de internet. El caso es que, de un modo u otro, Lenny -mostrando que, a pesar de sus diferencias, toda esta peña se porta como verdaderos amigos- consigue que vaya a la recepción no sólo Kip Thorne, sino también otros colegas laureados como George Smoot (Premio Nobel de Física en 2006) y Frances Arnold (Premio Nobel de Química en 2018 , que es, además, el primer cameo de la serie encarnado por una física que se representa a sí misma.

El «problemilla» es que también aparecen en esta reunión los doctores Pemberton y Campbell. Tras un primer sobresalto por la contrariedad, Sheldon, en su nueva etapa de moderación por el escarmiento antes mencionado, piensa que en las conversaciones con los genios congregados, se pondrá de manifiesto la impostura de estos doctores. Pero, para su sorpresa, con su don de gentes, consiguen salir airosos de la situación; y, para sorpresa de todos, esta es la gota que colma el vaso de la paciencia no de Sheldon, sino de Amy, que, voz en grito, explota explicando que quienes merecen realmente el reconocimiento y mérito por el descubrimiento de la teoría de la súper-asimetría son Sheldon y ella. La escena deja boquiabiertos a los presentes y a los testigos desde fuera de las pantallas… que estamos deseando ver cómo acaba en el episodio siguiente.

Paralelamente, los Wolowitz tratan de resolver otro problema aunque más casero y familiar: el miedo de Halley a la oscuridad. Resulta enternecedor ver cómo Howard cuenta un cuento a su retoño sobre un astronauta que también tenía miedo a la oscuridad pero logra superarlo. Ello sirve de inspiración a Bernadette -que parece que a veces tiene momentos, aunque sean breves, de ternura- para escribir un cuento ilustrado. Dado que sus dibujos son confundidos por Stuart con los que hubiera podido realizar el propio bebé, éste se ofrece a hacer unas ilustraciones «en condiciones». El resultado es precioso, pero a Howard no le parece nada atractivo que lo titulen «El pequeño astronauta asustado», especialmente porque lleva su nombre propio, lo cual le convertiría -de nuevo- en el hazmerreír entre sus colegas. No obstante, al final, se resigna. Aunque podemos verle adaptando a su manera el cuento a su hija, de forma que, al menos para ella, resulte casi un superhéroe.

En resumidas cuentas, ambas «secciones» del episodio muestran, una vez más, que cada uno de estos personajes es o intenta ser una buena persona, intercalando así un mensaje positivo, lo cual es de agradecer. Además, a la vez, nos hacen pasar un buen rato y echar unas risas. Da pena pensar que lo seguirá haciendo por poco tiempo…  

 

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