Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

«The Good Doctor»: drama médico y representación del Síndrome del Sabio en Shaun Murphy

The Good Doctor representa una de las series televisivas contemporáneas que ponen de relieve el autismo mediante la construcción de su personaje protagonista, dentro de una estela de, por ejemplo series como Atypical (Netflix, 2017) que permiten visibilizar el síndrome de savant dentro del espectro autista en un formato de drama médico (que bien nos puede recordar a House, Anatomía de Grey o Urgencias, en el panorama nacional). Constituye la versión americana de la serie original coreana. Shaun Murphy (Freddie Highmore) encaja dentro de las características propias del Síndrome de Savant o Síndrome del Sabio, es decir, posee una habilidad muy profunda del campo de la medicina, en su capacidad de memorización prodigiosa de fechas, de días específicos, de realizar cálculos complejos, de medir distancias exactas sin necesidad de utilizar ningún tipo de instrumental (es decir, parece ser que tiene rayos X en los ojos) y los cuales, concretamente, le permiten tener conocimientos y habilidades extraordinariamente útiles para el campo y el ejercicio de la (neuro)cirujía, las cuales resultan muy superiores a los índices que podrían encontrarse dentro de la normalidad.

Capacidad de medir distancias sin tocarlas de forma prodigiosa

Debe demostrar a los demás que es capaz de tener la oportunidad de ocupar el puesto de cirujano joven pese a tener síndrome de Savant en tanto que sus características son aquellas que lo sitúan en una posición de diferencia y/o de alteridad con respecto al resto de médicos. Su mentor es el doctor Aaron Glassman (Richard Schiff) quien apuesta por él desde el primer momento pues se conocen desde hace años, conoce su estado de orfandad y su traumática experiencia tras perder a su hermano en Casper, en el estado rural de Wyoming y sabe, también, cómo ha sido todo su desarrollo personal y profesional, tras sus estudios y traslado a California. Llegar a optar al puesto de trabajo en el Hospital San José St. Bonaventure no fue una tarea fácil puesto que él tuvo que convencer al resto de miembros de la junta directiva de que Shaun era igual de capaz que el resto de candidatos, más bien su capacidad para analizar datos lo posicionan en un médico con poderes superiores para el diagnóstico de pacientes. Algunos de las hándicap o puntos débiles que se le señalaban que Shaun son, entre otros, el de la idea de que él sería un médico limitado por su carencia de empatía y por su falta de socialización.

No obstante, la serie permite sorprendernos para entender que las estigmatizaciones sociales a las que está supuestamente enfrentado Shaun no son barreras que limitan sino puentes que son capaces de construir un personaje capaz de sobreponerse, capaz de actuar de manera correcta y profesional y, ante todo, de forma sincera pese a que eso suponga mencionar todas las consecuencias médicas a una paciente antes de una intervención quirúrgica y haga tambalear todas sus certezas. Uno de los aciertos de la serie, sin duda, reside en plantearnos cuestiones morales a través de sus personajes, el modo de comportarse ante una situación adversa como en el caso de algunos pacientes en los que deben decidir sobre su vida, es decir, sobre si operarse en el caso de dos siamesas a riesgo de que una pueda perder la vida por ser más débil o si vale la pena seguir viviendo sin un nivel de autonomía e independencia tras la operación aunque eso suponga que una de las dos tenga el riesgo de morir o, en otros episodios, sobre si se acaba decidiendo operar para poder gesticular los músculos del rostro y, por tanto, poder sonreír como el resto pese al riesgo de sufrir un fallo que deje a la paciente en un estado parapléjico.

Dilema moral en la operación de pacientes siamesas

Cuestiones éticas y morales son las que se plantean en The Good Doctor, además de un halo de esperanza en el tratamiento de pacientes cuyas patologías no hubiesen recibido un diagnóstico tan inmediato de no haber sido por la intervención de Shaun quien asiste, a su vez, a un proceso de desarrollo interno de su propia identidad. En el capítulo 6 de la primera temporada se rebela contra su mentor, pues considera que intenta involucrarse demasiado en su vida tras comentarle que necesita ayuda en el piso donde vive solo. No obstante, se da cuenta de que necesita de la ayuda de otras personas, pero no porque no sea autosuficiente, autónomo o independiente sino por el simple hecho de que, como el resto, necesita ayuda en momentos más difíciles o ante las adversidades que la vida plantea. En ese momento, sus carencias en cuanto a la socialización y a la gestión de sus emociones, empieza a tomar un nuevo rumbo en el que el trato con sus compañeros médicos mejora, también con su mentor y, especialmente, cuando experimenta por primera vez el amor hacia su vecina a quien también le gusta y que no le juzga en una primera instancia por ser autista, sino que lo valora precisamente por lo que es. La sensación de no sentirse juzgado, raro o inferior o “especial” en un sentido peyorativo es precisamente la que lo motivan a seguir adelante, a seguir haciendo frente a las adversidades, pero con el entrenamiento de ciertas habilidades sociales y con el sentimiento como motor narrativo en el transcurso de la primera temporada y que previsiblemente continuarán en la emisión de una segunda temporada.

María Isabel Escalas Ruiz

 

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