Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

TV-Documental: «Children of the paranormal» (A&E, 2008)

Dentro de la ficción-documental en la que se indagan sucesos paranormales se encuentra el programa Children of the Paranormal (A&E, 2008) en el que se toman como protagonistas testimonios infantiles con capacidades psíquicas. Los episodios de las tres temporadas adoptan, en términos generales, un formato similar en el que se exponen y analizan los diferentes casos paranormales en EEUU a partir de las experiencias infantiles: la Dra. Lisa Miller, psicóloga clínica y profesora de la Columbia University junto con el médium Chip Coffey son los responsables de ayudar y ofrecer recursos para gestionar dichas habilidades a los niños y sus familias además de dotarles de una (cierta) validez  –juzguen ustedes mismos  – después de ser comprobada su estado de salud mental. En las temporadas se alternan grabaciones en las que los profesionales tienen entrevistas grupales y también personales con el niño implicado así como con sus padres o incluso con otros niños que hayan podido experimentar sucesos semejantes habitualmente en lugares apartados.

Este programa-documental no solamente nos ofrece la posibilidad de concebir  –independientemente de que creamos en ello o no– la identidad infantil como depositaria de miedos o dialécticas más propias de la esfera de los adultos sino también visibiliza la vivencia a veces compleja de los niños y sus respectivas familias que deben saber (o aprender) cómo manejar y enfrentarse a ese tipo de experiencias o sucesos paranormales.

A modo de ejemplo ilustrativo resulta interesante detenernos en el segundo episodio de la primera temporada (Fear Management) ya que en él se plantea los niños con capacidades psíquicas, clarividentes, médiums (Joel), nexos de conexión entre la vida y la muerte (Brad) – tal y como dedicamos en nuestro ciclo de cine “Life-and-death children” –  y niños con premoniciones o sueños proféticos (Morgan), como se verá de forma recurrente en el resto de las temporadas. En él se cuestiona si estas habilidades extraordinarias pueden ser entendidas como un “don sobrenatural” o bien como una “carga” la cual abarca y afecta a muchas facetas para el desarrollo de los niños y adolescentes en tanto que testimonios de dichos sucesos.

En el caso de Joel, Morgan y Brad todos son conscientes de sus habilidades aunque su actitud hacia los mismos es distinta: a pesar de que sienten un cierto miedo, en el caso de Brad provoca que éste le paralice e incluso desee rechazarlo e imposibilite el desarrollo de sus capacidades mientras que Jason y Morgan intentan poner en común sus circunstancias para aprender el uno del otro a cómo enfrentarse a estas experiencias cuando están solos. Por tanto, todos comparten como características la de ser niños/adolescentes extremadamente sensibles, con habilidades para oír, ver y sentir cosas que otros no pueden oír, ver ni sentir por lo cual sienten miedo por no saber cómo actuar ante estos sucesos y también comparten una de las cargas que ello acarrea: principalmente pasan de la soledad a un cierto aislamiento pero, ante todo, una regla subliminal no escrita que es la de silenciar sus capacidades como parte de su identidad por no ser rechazados socialmente por el hecho de no “encajar” y, simplemente, ser diferente.

Si bien, después del diagnóstico de la Dra. Miller queda ratificada una sana salud mental en el caso de Joel (14 años) cuyas voces no se deben a rasgos esquizofrénicos (o a imaginaciones tildadas como “fantasías infantiles” que, en ocasiones, pueden llegar a ser obviadas o consideradas como nimiedades propias de la edad) sino que responden a una experiencia donde la razón parece no encajar completamente, éste y el resto de niños y adolescentes (en este episodio, Morgan y Brad) se someten a un experimento en el rancho Sierra Sky, equipados con dispositivos (sensores electromagnéticos) que detectan fuentes de calor mediante el cual se podría llegar a identificar presencias o fantasmas (y que utilizan los miembros y cazafantasmas del Central California Paranormal Investigators). En él experimentan sentimientos compartidos entre Brad, Joel, Morgan y el médium Chip que son puestos en común y evidencian que, sin conocerse previamente, llegan a vivir las mismas sensaciones negativas en lugares concretos (como la cocina, por ejemplo) del rancho e incluso a sentir la presencia de un fantasma de un hombre que vivió en esa casa y que detesta que ocupen su lugar (todos ellos estudiados por el CCPI con anterioridad).

Algunos de estos niños aseguran cumplir con la misión de ser transmisores de mensajes de los que ya no están “en este mundo” y éste es el caso de Brad, el niño que se posiciona con una actitud ciertamente reticente al principio aunque ello solamente pueda interpretarse como una máscara que oculta una verdadera vulnerabilidad y un miedo a no poder controlar la situación (o no haber aprendido, todavía) ya que, según su testimonio, él solamente desea ser un niño normal pero le pasan cosas extrañas que otorgan a su vida una dimensión que hay que afrontar. Brad es capaz de llegar a experimentar los sentimientos de otra persona (ya sea su propio padre cuando está enfermo o incluso el miedo que experimenta un espíritu), en una conexión (que, más allá de la empatía) puede acarrearle consecuencias negativas de no aprender a gestionarlo adecuadamente.

Sin duda, un programa-documental recomendable para los fans o amantes de lo paranormal y que incorpora una visión quizá menos común e interesante por el hecho de basarse en testimonios infantiles.

 

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