Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

Twin Peaks

Nuestro colaborador de hoy es Iván Bort Gual. Doctor Europeo en Ciencias de la Comunicación y especialista en Narrativa Audiovisual, Análisis Fílmico y Teoría e Historia del Cine. Profesor del Centro de Enseñanza Superior Alberta Giménez de Palma de Mallorca, adscrita a la Universidad Pontificia de Comillas, ha analizado de manera muy minuciosa los títulos de crédito cinematográficos y los openings televisivos. Y es fanático de Twin Peaks.

1. El lugar donde empezó todo. La serie de adelantó veinte años a la televisión de su tiempo. En un contexto catódico trufado de series aplantilladas y formulaicas, además de, sobre todo, centralizar sus tramas en rutinas profesionales (series de médicos, de policías, de abogados…) Twin Peaks reivindicó siempre que en su tejido significante el cómo siempre estuvo por encima del qué, una cuestión para lo cual los espectadores de la época no estaban preparados para digerir. A nivel de audiencia, el maltrato que sufrió por parte de la ABC, los continuos cambios de horario y la débil confianza que la industria cristalizó por ella, la convirtieron en un gran pluff  que acabó cancelándose, pero aún así series emblemáticas de nuestro tiempo como Lost, Mad Men o True Detective no hubieran existido sin ella,

2. ¿Quién mató a Laura Palmer?. La pregunta televisiva por excelencia de la década de los noventa se acabó convirtiendo en un pantagruélico MacGuffin hitchcockiano que supuso a la postre un lastre del que la serie nunca supo recuperarse. Nunca fue objetivo de sus creadores Mark Frost y David Lynch dar una respuesta clara (ni medianamente) a esa incógnita.  A Lynch siempre le interesó explorar qué se esconde tras las limpias fachadas y los visillos de las casas. Y es algo que la serie construye magistralmente desde su narrativa, cada habitante de Twin Peaks mató a Laura Palmer. De hecho, cada uno de nosotros matamos a Laura Palmer.

3.Art-TV, La serie se erigió en el primer constructo de carácter televisivo que llamó la atención planetariamente a teóricos, analistas e investigadores académicos. Antes de ella, el medio televisivo careció siempre del foco de interés  con textos merecedores de incontables interpretaciones y reinterpretaciones, misterios ocultos y preguntas sin resolver. La estética del show, la hipnótica atmósfera edificada en gran parte sobre las eternas y melancólicas composiciones de Angelo Badalamenti, la poderosa puesta en escena, la construcción de carismáticos personajes caleidoscópicos… todo ello apuntaba a que se podía confiar en la televisión para hacer arte y poética más allá de las historias tradicionales.

4.  Cine en 625 líneas. David Lynch siempre dijo que no había diferencias entre los procesos de fabricación entre el cine y la televisión. Esto, hoy en día, con series mastodónticas como Game of Thrones, parece no ser noticioso, pero en los noventa era algo impensable. No solo eso, la serie era cine por el modo en cómo convocaba al cine clásico de Hollywood: desde Alfred Hitchcock a Billy Wilder pasando por Otto Preminger. Pero no acaba ahí, en 1992, Lynch presentó en el Festival de Cannes una película plena de osadía, valentía y talento que mostraba la secuencia que mató a Laura Palmer, asignándole al cine el espacio donde clausurar (por entonces) el universo Twin Peaks.

5. I’ll See You Again in 25 Years. Al margen de los méritos que ya vienen en la serie, Twin Peaks está ahora de oportuna actualidad. Como ya avanzara el agente Dale Cooper en una proyección onírica de la última secuencia de la serie, el show regresaría 25 años después  de su final. Y, como a veces los sueños se cumplen, los fans de la serie celebraron hace unos meses la confirmación por parte del canal televisivo Showtime, esa vuelta de Twin Peaks, coincidiendo demás con la reciente e imprescindible edición en Blu-ray que nos permite verla (o revisitarla por enésima vez) como nunca se vio. Ahora bien, nadie nos asegura que ese sueño que se ha hecho realidad con su vuelta no se vaya a convertir en una sugestiva y fascinante pesadilla lynchiana.

 

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