Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

¿Y qué pasa con la General Leia?

Mucho hemos escuchado estas últimas semanas sobre la campaña en positivo por la revalorización de Rey, uno de los primeros personajes de acción en un blockbuster americano con alcance global como Star Wars: El despertar de la Fuerza, y la ausencia en todo tipo de merchandising y figuras de acción sacándole los colores a más de una multinacional. Si bien este debate es totalmente legítimo y necesario, ¿dónde está la princesa Leia? Quiero, decir, la General Leia. Quizás este lapsus da respuesta a esta pregunta. La visualización del personaje de Leia en la saga original como el de una “dama en apuros”, clásico cliché explotado por medios de comunicación, posiblemente ha desvirtuado a uno de los personajes más carismáticos de la franquicia – todos recordamos la polémica escena del bikini metálico con Jabba The Hutt en la que es humillada por razones de género –. Este el único razonamiento que se me ocurre para justificar que si bien la General Leia encuentra su sitio en esta última entrega producida por la factoría Disney, público, crítica y académicos no hemos prestado la suficiente atención al personaje encarnado por Carrie Fisher. Y es que la maquinaria de Hollywood y los medios de comunicación encuentran en Fisher a una actriz incómoda, que siempre dice lo que piensa y no suele comprometer sus opiniones a ningún interés que no sea el de su propia convicción.

No obstante no debemos olvidar que Leia es en realidad el único personaje competente que se ha unido a la resistencia nada más comenzar la primera película de la saga. Con un carácter, que para la época, era definido como fiero, áspero, con todo tipo de connotaciones negativas quizás por su inteligencia muy superior a la de su hermano y su pretendiente, Leia era el arquetipo de mujer de mal carácter que expresaba su opinión incluso cuando nadie le preguntaba. Un poco como Carrie Fisher en la vida real. Pero el fuerte carácter de su personaje le permite embarcarse en solitario en una misión para salvar la galaxia, e incluso soportar todo tipo de torturas a manos de su padre Vader cuando es capturada por el Imperio. Por otro lado, si quizás la química entre Ford y Fisher se hace patente a lo largo de toda la saga, es el resultado de una Leia que trata a un misógino Han Solo de igual a igual, siguiendo sus mismos códigos de conducta social, o incluso superándolos y poniéndolo en ridículo. Recordemos también que Leia no es el único personaje que tiene que ser salvado de las garras de Jabba, Han Solo ciertamente se convierte en una “dama en apuros” al final de El Imperio Contraataca cuando es criogenizado en carbonita, y en ningún momento es cuestionado por ello.

Lo único que podemos realmente achacarle a la General Leia es su papel secundario en la sagas originales, que ha sido reducido incluso aún más en esta nueva entrega en detrimento del personaje principal de Rey, debido en parte a que los productores de Hollywood ven en la edad de Rey al casting ideal para las escenas de acción. No olvidemos tampoco, que ya desde el inicio de la última película de la saga clásica, Leia desarrolla habilidades Jedi que podrían empoderar a su personaje en las siguientes entregas de la saga. O eso esperamos, ya que la fuerza de la General Leia debería ser clave para el desarrollo fílmico narrativo de los próximos episodios, si los productores no quieren perder una oportunidad de oro. ¿Qué hay más poderoso que un personaje que ha perdido a sus padres adoptivos, a todo su planeta, a su padre biológico, líder de la dictadura imperial, y ahora pierde a su marido, y a su hijo a manos del lado oscuro, siempre manteniendo su espíritu luchador y combativo?

 

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