Representación, Ideología y Recepción en la Cultura Audiovisual

5 razones para ver «Big Little Lies» (HBO, 2017)

Big Little Lies ha sido, sin duda, una de las (mini)series de lo que llevamos de temporada. Por supuesto, la enorme expectación que supuso en el momento de su estreno el pasado mes de enero fue dado, en su mayor medida, por los nombres de las tres actrices protagonistas: Reese Witherspoon, Nicole Kidman y Shailene Woodley. Tres intérpretes de gran renombre dentro de la industria estrictamente cinematográfica y que, como estamos viendo frecuentemente, se han pasado «al lado oscuro de la televisión«. Pues bien, después de varios meses de gran revuelo por su temática y por su reconocimiento entre público y crítica, finalmente me decidí a ponerme al día con las series que tenía pendientes. Y, definitivamente, puedo concluir que Big Little Lies «sí es para tanto» (y mucho más). Aquí los porqués:

1. Jean-Marc Vallée. HBO nos tiene acostrumbrados a realizar proyectos con grandes nombres del celuloide detrás de las cámaras: Robert Altman, Todd Haynes, Paolo Sorrentino, Lisa Chodolenko, Paul Haggis, Tom Hooper, Mike Nichols, etc. Al fin y al cabo, «It’s not TV. It’s HBO»… El último en sumarse a la lista de directores que se aventuran en el complejo y seductor mundo de la televisión es Jean-Marc Vallée, cineasta quebequense que, gracias a Big Little Lies, se asienta definitivamente en la industria de Hollywood. Director, guionista y editor, Vallée es uno de los cineastas canadienses más prometedores del momento junto a otros nombres como Xavier Dolan o Denis Villeneuve. Su primer éxito en su tierra natal le vendría de la mano de C.R.A.Z.Y. en 2005 permitiéndole realizar el biopic británico The Young Victoria en 2007 con Emily Blunt. Aunque daría el salto al reconocimiento internacional gracias al éxito de su película independiente Café de Flore en 2011. A partir de ahí, sus trabajos en la industria hollywoodense han tenido una recepción muy positiva con largometrajes como Demolition (2015); Dallas Buyers Club (2013), que les valió a Matthew McCoughnahey y a Jared Leto un Oscar; y Wild (2014), extraordinaria película con Reese Witherspoon y Laura Dern (con quienes colabora de nuevo en la serie que nos concierne) HBO se ha vuelto una máquina en producir series de autor y Big Little Lies no iba a ser una excepción.

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Woodley, Witherspoon y Kidman en el episodio piloto de la serie

2. Mujeres protagonistas. Pocas son las producciones en las que encontremos uns trama centrada íntegramente en protagonistas femeninas (y eso que en televisión encontramos muchísimos más casos que en el cine…) Por suerte, este año hemos tenido dos extraordinarias miniseries que cumplen ese requisito: Feud (que ya recomendamos en su momento) y, por supuesto, Big Little Lies. Así, e intentando no hacer spoilers, tenemos a Madeline Mackenzie (Reese Witherspoon), madre-alfa con una fuerte crisis materno-filial con su hija adolescente; Celeste Wright (Nicole Kidman), esposa perfecta envuelta en un matrimonio abusivo; Jane Chapman (Shailene Woodley), joven madre y nueva en el vecindario que tendrá un pasado traumático; Renata Klein (Laura Dern), otra madre-alfa que entablará enemistades muy rápidamente; y Bonnie Carlson (Zoë Kravitz), esposa del exmarido de Madeline que también se verán envuelta en las neuras de esta última. La serie contruye un sólido retrato sobre las mujeres y las relaciones que se establecen entre ellas con temáticas como las crisis matrimoniales, la crisis de mediana edad, la sororidad entre mujeres, la sobreprotección parental y, el más controvertido y escabroso: el abuso doméstico y la naturaleza transgeneracional de la violencia de género. En definitiva, Big Little Liesy en consecuencia Feud (y se me ocurren las series Mom, Orange is the New Black, Vis a Vis u Orphan Black) – son unas de las razones que demuestra que son necesarios más producciones con la mujer (y los problemas de la mujer) en el centro de la historia.

3. Realmente, engancha. Basada en la novela homónima de Lione Moriarty editada en 2014 y con el guión íntegro escrito por David E. Kelleyshowrunner de series como Ally McBeal, The Practice y Boston Legal – Big Little Lies se estructura como un thriller con saltos temporales en el que los interrogatorios a los testigos de un (supuesto) asesinato en el presente se intercala con la vida de las personas más propensas a comenterlo por deviersas razones que, obviamente, no desvelaremos. En una burda y facilona comparación con propuestas como La Chica del Tren o Perdida (más esta última que la primera). Así, entramos de lleno en las vidas privadas de estas mujeres y sus familias que, sinceramente, llegan a intersar muchísimo más que quién es la víctima y quién el asesino. Por supuesto, el misterio original se resolverá al final y será clave para la conclusión de la serie; aunque, no es lo más importante. Citando el tweet de la columnista de The New Yorker, Emily Nussbaum: «»Big Little Lies» va exactamente de los mismos temas que «True Detective» (abuso sexual, matrimonio, asesinato y paisajes), pero es cien veces mejor» (otra vez más, reivindicando el papel de la mujer protagonista frente a otra producción de la misma cadena con personajes principales masculinos como muestra de que la mujer protagonista también es de interés y puede cosechar éxitos)

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El mar adquiere una fuerta carga simbólica en la serie

4. La importancia de los detalles. Además de tener una puesta en escena característica de Vallée en algún aspecto, la que es su cuarta colaboración con el director de fotografía Yves Bélanger – con el que trabajó en Dallas Buyers Club, Wild y Demolition –  apuesta por la introspección y la fragmentación. Por un lado, un montaje sugerente siguiendo los saltos temporales de la trama junto con imágenes que entrelazan las emociones de las mujeres protagonistas; y, por otro lado, la brillante utilización del paisaje como un personaje más de la historia. Así, serán recurrentes los insertos de olas que rompen en la orilla, panorámicas de acantilados y de la costa californiana y planos en que los personajes femeninos se pierden mirando al inmenso oceano Pacífico, el que tomará una fuerte carga simbólica. La elección del tracklist musical también tendrá un papel primoridial a la hora de retratar el estado anímico de las protagonistas, muchas de ellas con letras que hablan sobre el dolor, la melancolía y la soledad. Dos detalles importantes – que podemos apreciar desde los títulos iniciales – para narrar sin palabras que terminan de rematar la propuesta narrativa y el desarrollo emocional de las protagonistas.

5. Un recital interpretativo. Y, por supuesto, no podía faltar destacar el apartado actoral en el que todos realizan un trabajo estupendo. Empezando por el trío protagonista con unas Reese Witherspoon y Nicole Kidman en, lo que me atrevería a decir, unos de los mejores papeles de sus carreras (aprovecho un apunte personal para reivindicar a Witherspoon que no solo es una actriz de comedia romántica). También destacar el trabajo de Shailene Woodley de la que poco queda ya de esa «hija adolescente de Clooney en Los Descendientes» y de la heroína de la saga Divergente, y de Alexander Skargård en un papel que seguro no ha sido nada sencillo de interpretar. Además de contar con una apoteósica Laura Dern, una de la veteranas del grupo que nunca defrauda. Un motivo breve que es mejor disfrutar uno mismo.

Hoy nos permitiremos el lujo de adjuntar un pequeño bonus: la lista entera de la serie que algún fan muy generoso/a a puesto a disposición de todos vía Spotify. Tanto aquellos que ya conozcan la serie, como los que solo sean amantes de la música. Aquí la tenéis:

 

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