Adicciones y auténtico horror story, «Checking in» (AHS Hotel, 5×01)
Todos los fanáticos de la antología del horror creada por Ryan Murphy y Brad Falchuck con el título de American Horror Story estábamos impacientes ante el estreno de la nueva entrega de la serie, Hotel. Las expectativas eran muchas, no solo por ver qué tipo de historia enfermiza nos presentaban los dos showrunners sino también porque se producía un relevo importante en el casting, el de Jessica Lange por Lady Gaga. Lo cierto es que, después de ver el piloto de la nueva temporada, Checking in, las dudas se han disipado y la sensación de impaciencia se transforma en un constante estado de aceleración cardíaca. El piloto -ya calificado por muchos de los seguidores de la serie como el mejor piloto de todas las temporadas- es altamente provocador de emociones diversas y entremezcladas: claustrofobia, angustia, casi casi trauma ante determinadas imágenes… pero sobre todas ellas, la fascinación por una más que presumible obra maestra del inefable Ryan Murphy.
Pero vayamos por partes. El episodio nos plantea dos grandes líneas argumentales: la historia del detective John Powell (Wes Bentley) que está investigando los casos de un más que cruel y perverso asesino serial cuyas actividades están relacionadas con episodios anteriores de la vida del policía y que afectará directamente a su familia, especialmente a su esposa Alex (Chloë Sevigny) ; y los luctuosos y sórdidos acontecimientos que suceden en el Hotel Cortez en el que habitan enigmáticos e inquietantes personajes encabezados por Elizabeth/The Countess (Lady Gaga), su amante Donovan (Matt Bomer), Iris la responsable de la recepción (Katy Bates), el transexual Liz Taylor (Dennis O’Hare) y la drogadicta/camella Hypodermic Sally (Sarah Paulson).
De manera similar a lo que sucede en otras entregas de la antología, el piloto presenta a los personajes que habitarán en este espacio cerrado que es el hotel -sin ninguna salida exterior en sus dependencias, comenzando a plantear las turbulentas relaciones entre ellos en el sentido más amplio del término que tendrán como principal punto de unión una de las habitaciones del establecimiento, la número 64, en la que se confundirán el sueño con la realidad tanto para los personajes como para el espectador. También de manera similar a las anteriores entregas, Murphy desplegará una gran cantidad de referentes cinematográficos perfectamente integrados en la narración, marcando hipotéticamente el tono de la serie. Y decimos hipotéticamente porque uno nunca sabe cómo continuarán las historias del tándem Murphy-Falchuck.
El Hotel Cortez es, esencialmente, de color rojo. Por sus enormes pasillos extraordinariamente deformados y ampliados por la planificación de la serie pululan no solo los personajes mencionados sino también unos niños rubios que aparecen y desaparecen misteriosa y sigilosamente ante los atónitos recién llegados al establecimiento. Una atmósfera pseudo-onírica en la que Stanley Kubrick y David Lynch se darán, desde nuestro punto de vista, la mano. No podemos dejar de pensar, ante tales apariciones, en las famosas y malévolas niñas del Hotel Overlook en The Shining como parte de nuestro imaginario cultural del terror, tampoco podemos dejar de comparar los dibujos geométricos de ambos edificios y, por supuesto, no podemos obviar la referencia a los sueños del detective Dale Cooper (Kyle MacLachlan) ante el enano bailarín vestido de rojo de la Logia Negra en Twin Peaks.
Y es que, además, la estética y la configuración del personaje de John Powell se asemeja a muchos de los detectives de lo paranormal o, al menos, de lo extraño y lo fantástico. Dale Cooper con su grabadora Diane o Fox Mulder y sus investigaciones extraterrestres son una buena muestra de ello. Y es que la historia de un detective atormentado por la desaparición de su hijo Holden en un parque de atracciones en el más puro estilo Heavy Rain (como le sucede a Ethan Mars en el videojuego) a manos de un misterioso asesino serial (está por ver en la serie) va a tener una clara repercusión en su vida familiar ya que su esposa no deja de recordar a su hijo perdido , pero también personal, porque el bueno de Powell va a trasladar su residencia a la habitación 64 del Hotel Cortez.
Mientras Lynch y Kubrick marcan la atmósfera de la historia detectivesca, algunos de los momentos más espeluznantes y violentos del capítulo en una especie de guiño salvaje a los objetos sexuales ortopédicos usados por los drugos de A Clockwork Orange (hasta aquí podemos contar) , y la configuración del magnifico personaje de Hypodermic Sally encarnado por la siempre estupenda Sarah Paulson en un Mulholland Drive-style, la trama encabezada por The Countess va a jugar con algunos tópicos del terror sofisticados convenientemente por Murphy. Si Murder House va a centrarse en la familia como generadora del horror con la maternidad como centro y desarrollada en una casa encantada, Asylum utilizará la posesión demoníaca para poner en entredicho a la religión , Coven hablará de la sororidad entre jóvenes brujas y Freak Show marcará la diferencia física para intentar criticar a una sociedad hipócrita, Hotel hablará de las adicciones en su sentido más amplio.
Así, mientras la drogadicción marcará los destinos de algunos de los personajes, la adicción a la sangre presentará el tema del vampirismo en American Horror Story. Con una más que posible referencia a la película The Hunger de Tony Scott, el piloto nos va a mostrar a una sofisticada Condesa y su amante en busca de alimento para subsistir, para ser inmortal o para conservar la juventud. Un tema que ya encontramos esbozado en la tercera entrega de la serie, Coven, a través de los personajes de Fiona Goode y de Delphine Lalaurie y que va a ocupar la centralidad en Hotel en el que sangre y sexo van a ir de la mano. La indudable sofisticación y hedonismo de los personajes de The Countess y su amante (una Lady Gaga que es una mezcla de Gloria Swanson en Sunset Boulevard y Morticia Adams en la memorable escena de caza y captura de víctimas en una sesión de cine al aire libre) nos ofrecen en el piloto una línea argumental fascinante que, sin duda, tendrá momentos espectaculares en la serie. Tendremos que esperar a los siguientes episodios.
En cualquier caso y sea cual sea la deriva argumental que tome la serie, Hotel hace honor a la primera parte de su título, es una auténtica y genuina «Horror Story».
Lo mejor: que el piloto ha superado cualquier expectativa creada, Murphy y Falchuck han propuesto una historia enfermiza que supera, solo en un episodio, a todas las demás entregas.
Lo peor: es pronto para saberlo pero si sigue así no creo que se puedan poner muchas frases negativas
Lo más destacable: la habilidad de Ryan Murphy en integrar a Lady Gaga en un casting tan potente como el de la entrega evitando cualquier tipo de actuación estelar en la serie. Ya a nivel muy muy personal, me sigue fascinando el poderío de Ryan Murphy en el medio televisivo con dos producciones tan diferentes en emisión y preparando una tercera, increíble!!!!
Doctora en Filología Hispánica por la Universitat de les Illes Balears. Ha sido investigadora principal del grupo RIRCA y ha dirigido tres proyectos de investigación nacionales competitivos financiados por el gobierno español. Actualmente forma parte del proyecto «Ludomitologías» liderado por el Tecnocampus de Mataró (UPF). Trabaja en ficción audiovisual en plataformas diversas, especialmente en temas de arquitecturas narrativas. Tiene una especial debilidad por el posthumanismo y ha publicado distintos trabajos en revistas indizadas y editoriales de prestigio internacional.
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